ÚLTIMA HORA

“LA CONSPIRACIÓN DE LAS ENCUESTAS” (Y DE LOS IDIOTAS)

17.11.2017 17:24

Para mí y tal vez para usted esta elección presidencial es de las más difíciles de nuestra historia cívica post dictadura. La clase política está desprestigiada. La cantidad de candidatos da cuenta de las divisiones, sobre todo en la izquierda, (considerando a Goic y MEO para efectos prácticos) lo cual fractura aún más las posibilidades de Guillier. Y en la derecha, Piñera corre solo. Empero el nivel de los mismos al ser bajo estándar dificulta una votación convencida. Entonces surge el criterio de votar por “el menos malo”. Otros ponen el énfasis en “no a Piñera” lo cual en sí mismo es un error, le da fuerza al mismo candidato. Arme campañas contra Arjona y lo hará ser el cantante que más conciertos da en Chile; La anticampaña ayuda, SIEMPRE, al atacado. Los que quieren a alguien que ha sido valiente pero ingenua, eligen a Goic. Los que buscan “alternativa”, Bea Sánchez. Y un gran porcentaje elegirán al Asado de Domingo y se quedarán en casa tirándose las bolas para luego exigir una mejor democracia y quejarse contra quien salga electo. ¡Ese es el nuevo ciudadan@! La persona ideal para el sistema. Sin opinión, cercano a lo idiota, tecnologizad@, desafecta@ de los procesos sociales, individualista y poco educad@. Ideal para que gane un populista de derecha, corrupto o un masón “en sueño” que no ha sido capaz de convocar totalmente a su propio bloque.

El sistema se nutre de individuos ignorantes, idiotizados con el futbol, consumidos por el consumo, enojados con el gobierno de turno y creyendo noticias teñidas de “posverdad” que los medios bombardean para desinformar a la población apelando a las emociones: Mascotas y noticias de animales que infantilizan a la ciudadanía y la dejan expuesta emocionalmente a la manipulación y a las encuestas. Si el pueblo supiera de política lo que sabe de futbol hace rato tendríamos otro sistema de gobierno y no tendríamos AFPs ni Isapres. No tendríamos Chilen@s endeudados por estudiar ni tendríamos 1.400.000 personas viviendo en la pobreza….

En una semana tendremos un nuevo presidente, con un voto minoritario, pero representativo del Chile del siglo XXI. Los idiotas son más que los votantes. ¿Qué tenemos? A futuras generaciones que serán autoridades que en este mismo momento andan cazando pokemones, enajenándose con play station o escuchando reggaetón. Lo mismo que los votantes. Padres que al quedarse en casa enseñan a sus hij@s a desafectarse de los procesos internos de su país. Por ende, también, son ciudadan@s poco comprometidos con su barrio, con su entorno, su comuna...

(Es cierto que ya no tenemos líderes inspiradores. Pero vaya a votar.

Es cierto que debemos seguir trabajando gobierne quien gobierne pero vaya a votar.

De seguro no cambiará nada en lo inmediato pero vaya  a votar.

Combata la delincuencia, no vote por un delincuente. ¡Vaya a votar!)

Y aunque siempre hubo corruptos, dictadores, cohechadores y candidatos “rascas”, es ahora, con la inmediatez de la conectividad que cae el velo. Y tenemos candidatos “pro bono de lo que sea”, del “paquete de medidas”, de usar frases que satisfagan a es@s votantes que las encuestas determinan. Porque si lo dice una encuesta queda fuera Ricardo Lagos, que aunque no es el más “puro” de la lista es mucho mejor candidato que tod@s los actuales, pero ya ve usted…. ¡Cómo estarán de arrepentidos los que votaron por las encuestas! ¡Habría sido como un viejo clásico de futbol, Lagos/Piñera! Pero no fue y la mejor campaña para Sebastián la hizo “la señora”, la incomprendida, la “mujer de la ONU”. Pero las encuestas operan como la verdad en números. Las encuestas son la estrategia para, desde hace tres años decir que Piñera será Presidente y como somos exitistas, la tendencia es clara, se supone que debemos votar por quien dice la encuesta ganará. ¡Y somos un país Ganador! Léase con ironía el último párrafo.

Pero lo más detestable es que allí están los idiotas que no irán a votar. Los verdaderos conspiradores. Los que realmente han hecho las encuestas. Esos que, además, encarecen el proceso eleccionario. Porque es caro y con segunda vuelta más oneroso aún para nuestros bolsillos. Somos un universo de 14 millones de votantes y en el mejor de los casos irán 8 a 9 millones a las urnas a ejercer un derecho cívico. Un derecho que costó miles de muertes y divisiones hasta el día de hoy. ¿Se imagina votaran 12 millones de personas….?

Aunque vote nulo, vaya a votar. Vote en blanco. Escriba “Pi….pal que lee”, en su voto, pero vaya a votar. Vote por quien estime, pero vote. Combata la conspiración de los idiotas que se quedarán en casa. Y recuerde que al día siguiente de la elección seguimos siendo chilen@s, trabajadores, seguimos viviendo presos del sistema, le seguirán descontando de su sueldo un porcentaje para su fondo de salud o su vejez, seguiremos pagando la deuda pública que nosotros no creamos pero de nuestros bolsillos la pagamos y así, al despertar del próximo Lunes recordaremos que como ratones fuimos a votar por un Gato a la presidencia….

¿Por cuál gato votará usted, Gato Negro, Gato Blanco, Gato de Espalda, Gato mirando a la Carnicería? ¿Y si un día, por probar, como por jugar, de aburridos, elegimos un Ratón…qué ocurriría…? ¿Hay ratones disponibles?

¡Hasta el próximo Lunes con un nuevo artículo! Le dejo el link de la página para que lea otras columnas. Si le gusta la página apóyela con un “me gusta”.

El Editor, Patricio Palacios

DESFALCO DE LOS FONDOS DE LA DEFENSA NACIONAL

17.11.2017 16:57

8.000 millones de pesos encuentra la PDI en cuentas ocultas del general Fuente-Alba ¿Cuál es la profundidad y gravedad del desfalco de fondos públicos realizado por el Ejército y su impacto sobre la Seguridad Nacional? No se puede saber hasta ahora, debido a que todos los antecedentes están remitidos a una Corte Marcial.

En los hechos, el Código de Justicia Militar vigente se ha transformado en una normativa de fuero que tranca las investigaciones criminales de manera genérica. En 2013, un grupo de parlamentarios presentó una moción para terminar con dicho instrumento jurídico y reemplazarlo por un Código Penal Militar, en el que se propone reorganizar los tribunales castrenses sobre la base de jueces letrados profesionales.

Como muchas otras cosas importantes en materia legislativa, el proyecto duerme el sueño de los justos en la Comisión de Defensa de la Cámara. Existen pruebas fehacientes de que en el Ejército existe un enorme desfalco de fondos públicos destinados a inversiones y gastos de la Defensa Nacional.

Algunos en fondos de la llamada Ley Reservada del Cobre, destinados a la adquisición de sistemas de armas y compras mayores de la rama, y en otros perteneciente a la administración normal de intendencia. Es decir, expresados como un acto habitual que va más de un simple descontrol administrativo y que, lamentablemente, perforó todo el sistema de control de gestión y mando institucional. Cuál es la profundidad y gravedad de esos hechos y su impacto sobre la seguridad nacional, no se puede saber hasta ahora.

Sobre todo por la opacidad que genera la existencia de una justicia militar que remite a una Corte Marcial actuaciones que en cualquier legislación tienen el carácter de delitos comunes, mayormente por el solo hecho de ser cometidos por militares. Ello transforma al Código de Justicia Militar vigente en una normativa de fuero que tranca las investigaciones criminales de manera genérica y, en la práctica, impide la acción eficiente de la justicia en materia de delitos comunes cometidos por militares, como son la apropiación indebida, el enriquecimiento ilícito o la malversación de fondos públicos. Así está ocurriendo en estos momentos con las investigaciones que se llevan adelante por malversación de fondos en el Ejército y que incluyen la investigación del patrimonio del ex comandante en Jefe del Ejército Juan Miguel Fuente-Alba.

En este caso, en que debiera separarse la investigación sobre la eventualidad de delitos comunes de aquellos referidos a la responsabilidad militar del mando y que atingen directamente a aspectos de la Seguridad Nacional por las responsabilidades propias de su jerarquía y profesión, ello no ocurre, debido a la lentitud que muestra la Corte Marcial y que impide la acción práctica y eficiente de los fiscales.

Primera Piedra 752 Análisis Semanal Del 13 de noviembre de 2017 4 En la composición de dicha Corte, fuera de cualquier canon de país democrático de Occidente, participan dos ministros civiles de Cortes de Apelaciones, Hernán Crisosto Greisse, que la preside, y Romy Rutherford Parentti; asimismo, tres oficiales de justicia –militares o carabineros–, en este caso, Juan Hargous Larraín –general de Brigada Aérea–, Juan Gutiérrez Silva –general de Carabineros– y Álex Gluzman Comte – coronel de Ejército–. Los dos relatores de la Corte son también oficiales, uno mayor de Ejército, Gino Alvarado Vargas, y el otro, Juan Avendaño Pérez, capitán de Carabineros.

Sin mayores explicaciones, esta Corte retarda la tramitación de un tema sustancial para la transparencia y probidad del Estado de Chile, que le permite, además, al investigado general (r) Fuente-Alba, el tiempo suficiente para amenazar, a través de la prensa, de querella a la PDI, específicamente a los detectives que arribaron al hallazgo de dos cuentas corrientes no informadas del ex alto oficial castrense, con depósitos ascendentes a casi 8 mil millones de pesos, y sin justificación conocida de acuerdo a sus ingresos como empleado público.

El tema de la jurisdicción penal militar es uno de los aspectos más controvertidos de la justicia chilena, y prácticamente sin parangón en la cultura jurídica occidental, a excepción de la España de Franco. Pero en Chile ella no es el producto de la dictadura sino de un ethos jurídico autoritario y de fuero respecto de los militares que domina el país, lo que no ha sido enfrentado ni modificado sustantivamente por ningún gobierno democrático. El Código de Justicia Militar de Chile entró en vigor en 1927 y sus títulos II, III, IV, VIII, IX y X, del libro tercero, está lleno de tipificaciones que no constituyen delitos militares sino comunes, sancionables de acuerdo con las disposiciones del Código Penal. Todo ello, sin perjuicio de que la posición o mando militar pudiera constituir un agravante de la pena que deba considerarse, tal como puede ocurrir en el caso mencionado de los fondos de la Defensa Nacional.

Todos los delitos comunes cometidos por militares deben ser juzgados por los tribunales ordinarios de justicia. Para ser un delito militar no basta con que lo cometa un uniformado sino que requiere ser infracción de un deber militar cometido por un militar, y que el bien afectado sea un bien castrense. Todo el resto, a la justicia ordinaria. De ahí que lo dispuesto en el artículo segundo de la Ley 20.477, que dispone que en los casos de coautoría y coparticipación de civiles y militares en la comisión de cualquier delito, ya sea militar o común, serán competentes, respecto de los civiles, los Juzgados de Garantía y los Tribunales Orales en lo Penal, y, respecto de los militares, los Tribunales Militares, es una aberración y debe derogarse, pues ello permite que se tranquen los cohechos, las coimas y todo tipo de satrapías financieras a través de licitaciones y sistemas de compra de vituallas y pertrechos militares, hoy bajo la lupa de la justicia. En enero de 2013, un grupo de parlamentarios, encabezado por el diputado Marcelo Schilling, presentó una moción para terminar con el Código de Justicia Militar y reemplazarlo por un Código Penal Militar, en el que se propone reorganizar los Primera Piedra 752 Análisis Semanal Del 13 de noviembre de 2017 5 tribunales castrenses sobre la base de jueces letrados profesionales, inamovibles, plenamente incorporados al Poder Judicial, sin relación administrativa ni funcional con las Fuerzas Armadas y de Orden y otra serie de importantes materias (Boletín 8803-02 de 2013).

Como muchas otras cosas importantes en materia legislativa, el proyecto duerme el sueño de los justos en la Comisión de Defensa de la Cámara. Mientras tanto, el statu quo de la justicia militar permite que se tranquen investigaciones atingentes no solo a la probidad del Estado sino también a su Seguridad Nacional.

Santiago Escobar

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