Memoria y Lucha

LOS "ELENOS" EL FATÍDICO 11 DE SEPTIEMBRE DE 1973

03.02.2018 16:03
Los elenos chilenos

"Los elenos el fatídico 11 de septiembre de 1973."

Creo que es muy importante analizar a fondo el proceso de la Unidad Popular y especialmente dos materias a mi parecer fundamentales, la de la Política Militar y el Poder Popular. Cuestiones que a la vista de la historia, fueron insuficientes para defender el proceso revolucionario de la Unidad Popular.

Pienso que la mayoría de los que participamos en esa gesta, solo buscábamos tener un puesto de combate en esa revolución. Los análisis críticos y autocríticos de lo que realizamos y lo mucho que no fuimos capaces de hacer, debe tener un alto nivel de honestidad y para ser válido, también, una consecuencia a toda prueba, en lo fundamental, el hacer lo que pensábamos y predicábamos.

A Lorenzo González le confieso con orgullo que yo era del ELN y fui de la Dirección del Aparato Militar del Partido Socialista y me ofende el que nos trate de "miliquillos de poca monta e irresponsables".

No se quién es usted, pero tiene todo el derecho de disentir en un foro socialista, lo que no tiene derecho es de ofender a combatientes que dieron su sangre y muchos su vida por el proceso de Allende.

Creo que una revolución al ser verdadera, es un inmenso proceso de acumulación de fuerzas, en lo político, social. popular, de clase, ideológico, militar e internacional y cada uno de los sujetos que lo componen, se integran a esa acumulación, en el lugar y el puesto que la lucha o el Partido le indiquen.

Entiendo que es injusto decir que los "Elenos", eran militaristas, sectarios y que despreciaban la lucha de masas o la organización Obrera, seguramente varios tenían esos pecados, como algunos de otras tendencias o fracciones, tendrían otros.

El Aparato Militar fue absolutamente obediente a las órdenes del Partido y de Allende. Era una unidad secreta y compartimentada, solo actuó para la defensa del local del CC en la primera jornada de las ollas vacías y en el Paro de Octubre. Nunca realizó proselitismo político al interior ni al exterior del Partido ni actuó sin órdenes directas de éste. Estaba creado para la defensa de Allende, el Partido y ser un actor más en la defensa del Proceso.

Se trabajó el concepto del AGP, inspirado en los vietnamitas, confeccionamos manuales para los Regionales, sus bases y la clase Obrera. Pero, muchas de las instancias partidarias tenían sus propios aparatos. (Juventud, Organización y Regional Centro, entre otros). Allí no podíamos entrar para ayudar a crear el AGP. A principios del año 73 y en la imposibilidad que organización permitiera que hombres del Aparato fueran a trabajar la instrucción a los Regionales y Frentes de Masas, decidimos que los hombres de dirección se repartieran en Regionales o frentes "amigos" Manuel, fue al Cordón San Joaquín a trabajar en Sumar, Indumet, Comandari, Madeco y Mademsa. Y Yo fui al Regional Norte. Y otros a Provincias. En esas bases Obreras combatimos el 11.

El Partido no tenía una Política Militar clara, definida y consensuada. La pugna ideológica-política cruzaba todas sus instancias. El Aparato tenía limitado su crecimiento. Había una orden perentoria de Allende y la COPOL, de prohibir el trabajo hacia las Fuerzas Armadas. Solo Allende (a través de la masonería) y la COPOL a través del compañero Sergio Lazo, trabajaban contactos militares. Se temían provocaciones, acumulación de poder o mal trabajo hacia ellas.

El Aparato tenía armamento popular repartido en la zona del Cordón San Joaquín, donde teníamos direcciones partidarias y obreras trabajadas directamente. Teníamos 120 fusiles de guerra, con 120 tiros cada uno (AKA), y 5 lanzacohetes, estos solo servían para un primer combate, urgía conseguir armas con ellos.

Cada instancia partidaria o de Frentes de Masas, tenía o quiso tener su aparato militar u órgano de defensa propio, el "Poder" o el sectarismo, no permitía abrir sus estructuras a otros compañeros, para un despliegue centralizado de la dimensión paramilitar o miliciana. Muy pocos estaban conscientes que el Golpe era inevitable. En una revolución de esas características. El Imperialismo y la Burguesía no podían entregar su Poder e influencia sin luchar, con todo el poder que tenían.

Todas las iniciativas para coordinar un trabajo de defensa con la Juventud, el Regional Centro y con Organización fueron estériles. Estos estamentos mandaban a instrucción rápida de 3 meses a la Isla, por su cuenta, los unos, porque querían fortalecer sus aparatos y proyectos y los otros hasta para ganar voluntades políticas. El Frente Interno y el Secretario General no nos entregaron recursos para masificar el armamento popular en todo el Partido y sus frentes, o no creían que el Golpe era inevitable o el juego de poderes tendenciales era tal, que todos se cuidaban de abrir sus parcelas políticas, a quienes pensaban que eran sus adversarios.

El Aparato se movilizó para el Tanquetazo 3 días. La COPOL nos impidió actuar.

El 11 de Septiembre nos acuartelamos en el Estadio Cormu, zona sur de Santiago, Allí sesionó la COPOL, El secretario General decide que el Partido salga a combatir. El aparato le pone un hombre de contrainteligencia a su escolta para su protección. Nos trasladamos a Indumet, nos reunimos con el MIR y el PC y les planteamos unir fuerzas armadas para atacar una unidad militar previamente estudiada. El PC informa que ellos se sumergen en la clandestinidad y el MIR por intermedio de Miguel nos plantea que ellos solo a las 16.00 horas pueden concentrar su fuerza central para combatir juntos. Llega Hernán del Canto con la orden de Altamirano de replegar al Partido y no combatir El Aparato se niega y con él Arnoldo Camú, Exequiel Ponce, Rolando Calderon y Ariel Ulloa, que llegaron con nosotros desde el Estadio Cormu. En ese momento llega Ruiz Moscatelli, que estaba en el GAP, con la petición de Allende que nos trasladáramos a combatir a la Moneda, Camú logra comunicarse con Coco Paredes en la Moneda y éste le da el mismo recado de Allende.

Fuerzas Especiales de carabineros nos cercan en Indumet y se inicia el combate. Tenemos que romper el cerco y perdemos los vehículos. Una camioneta con armas de Tomas Moro, conducida por los compañeros del GAP que combatían allí, las reparte en SUMAR, la lucha se generaliza por las calles de la Población La Legua. No pudimos crear una columna que se dirigiera a la Moneda, el despliegue del enemigo lo impidió. La muerte de Allende nos golpeó en pleno combate. La lucha dividió al Aparato, junto a Obreros y Pobladores, en tres columnas, la mía se concentró en Madeco-Mademsa y en la madrugada del 12, recién se retiró junto a los Trabajadores, cuando ya no había resistencia en ningún lugar de Chile.

En la ruptura de cerco de Indumet, Rolando Calderón y Ariel Ulloa no siguen al Aparato hacia Sumar, le ordenan a una escuadra nuestra acompañarlos hacia una casa de seguridad en las cercanías, el jefe de la escuadra se niega a permanecer en esa casa solo para protegerlos a ellos, y se van a combatir en dirección a Sumar. Rolando y Ariel se quedan allí. El 11 combatieron en Indumet, Sumar y La Legua 2 miembros de la COPOL, Exequiel Ponce y Arnoldo Camú.

Las 3 instancias de la Comisión de Defensa del PS, creada por mandato del Congreso de La Serena y cuyo jefe era Arnoldo Camú, el P-4 (GAP), el P-5 (Contrainteligencia) y el P-6 (GEO), son los únicos estamentos regulares de la Izquierda Chilena que combatieron organizadamente el 11 de Septiembre, en la defensa de Allende y el proceso de la Unidad Popular. Sus hombres en la gran mayoría fueron formados por la "Organa" y el ELN en el Partido Socialista. En Talca, Colchagua, Concepción, Valdivia, Iquique y en otros rincones de Chile, hombres de esa procedencia, lucharon y combatieron en escuadras regionales, con el mismo fin. Los Jefes del P-4, P-5 y P-6 murieron heroicamente en ese negro Septiembre.

Disculpen lo largo, pero creo que es bueno conversar nuevamente de nuestra historia, para que compañeros como Lorenzo, puedan analizar con mayor conocimiento y objetividad nuestra historia reciente, el presente y el futuro político del PS.

Los aparatos militares o la llamada fuerza militar propia, no puede, sin estar inserta en las masas trabajadoras organizadas, hacer la revolución. Como tampoco un poder popular desarmado puede lograrla.

El 11 de Septiembre, los obreros estaban organizados y divididos en sus proyectos de poder popular. Las cúpulas de los partidos políticos luchaban por cooptar sus dirigentes y controlar políticamente su poder. El PC a través de la CUT, El MIR con los Comandos Comunales, el PS con la fracción de la CUT que controlaban, o con los Cordones Industriales, de acuerdo a las fracciones políticas u órganos que dirigían esos procesos. Estrategias y tácticas distintas competían por el control de los trabajadores. Y ningún dirigente o muy pocos de ellos tenía clara la dimensión de transformar el Poder Popular en una fuerza con su dimensión militar. Es cierto que los trabajadores se quedaron esperando ese 11 las armas para combatir y los que combatieron, como los de Sumar, Indumet y La Legua, por ejemplo, lo realizaron porque tenían o tuvieron armas ese día. ¿La culpa de que no tuvieran armas fue de un aparato militar que no las consiguió para todo Chile?, o de sus órganos dirigentes políticos o sindicales que no previeron, trabajaron, fabricaron, compraron o capturaron armas para armar a los trabajadores. De nuevo, la dimensión combativa militar de la fuerza revolucionaria, estuvo en cuestión. Una fuerza de masas desarmada no puede hacer la revolución.

En la UP cometimos TODOS, muchos errores, éramos muy jóvenes, 20 a 26 años y los viejos como Arnoldo Camú tenían 30 a 34 años, y tratamos de hacer una revolución de verdad. La culpa, si se puede llamar así, fue la de las profundas transformaciones revolucionarias que intentamos realizar, las que golpeaban en su esencia al Imperialismo, en su despliegue geopolítico y poder mundial, la Burguesía financiera y la oligarquía chilena. Estos no lo podían permitir sin tratar de ahogar a sangre y fuego el novedoso y revolucionario proceso. El problema no era de mayorías o minorías electorales o sociales (que estuvimos el 73 a poco de lograrla), sino de la fuerza ideológica, política, social, obrera y campesina organizada, militar e Internacional, para conquistar y defender esas grandes transformaciones.

Las mayorías sociales o electorales, sin un poder popular organizado, unidad estratégica en lo político e ideológico, consiente y poseedora de una dimensión militar y alianzas internacionales, no pueden hacer la revolución que triunfe, solo puede lograr transformaciones sociales y económicas parciales, solo permitidas por el Imperialismo y los poderes fácticos locales. ¿Eso queremos hoy, solo un neoliberalismo rosado?. Puedo haberme quedado en el pasado, pero sigo soñando con una revolución de verdad para nuestro Chile.

 

* Renato Moreau

 

 

UN EJEMPLO PARA LA JUVENTUD POPULAR CHILENA: CARLOS GODOY ECHEGOYEN

03.02.2018 15:47
Carlos Godoy Echegoyen

"Formado en las grandes ideas y valores de Salvador Allende, Carlos Lorca Tobar, Ricardo Lagos Salinas y Exequiel Ponce y en los ideales de la Revolución Cubana y de José Martí, ofrendó su vida a la causa de los desposeídos, constituyéndose en un ejemplo para la juventud popular chilena."

En espera de ser asignado a una tarea política concreta en Chile, trabajó como oficial regular del Ejército Cubano hasta solicitar su baja para integrarse, de acuerdo a la línea política de ese entonces, al plan de retorno de cuadros partidarios al país.

“Rafael”, Carlos Gabriel Godoy Echegoyen  fue asesinado la madrugada del 22 de febrero de 1985 por el Capitán de Carabineros Héctor Díaz Anderson, miembro de la DICOMCAR e involucrado, posteriormente, en el triple degollamiento de Nattino, Parada y Guerrero.

El día 20 de febrero de 1985 en la Escuela Clandestina “Salvador Allende” del Partido Socialista en el balneario de Quintero, Carlos Godoy Echegoyen hacía su turno de guardia, la concentración de los estudiantes fue interrumpida por dos helicópteros que sobrevolaron la casa-escuela, no pasaron 30 segundos y los helicópteros volvían en dirección a la escuela clandestina… la orden fue, ¡Embarretinar todo!

Mientras trataban de limpiar la sala de clases se escuchan vehículos alrededor de la casa, la puerta fue derribada,  estaban rodeados por carabineros. A  Carlos Godoy, “Rafael” en la clandestinidad, lo ponen contra la pared. Algunos intentan escapar por la cocina y el baño infructuosamente.

“Luego de unas horas en la Comisaría de Quintero y cerca de la media noche, llegó un grupo de civiles, exaltados y felices comenzaron a  vendar la vista, a desnudar y aislar… el aire de triunfo para ellos lo podíamos palpar en nuestra piel, el silencio y el aire de terror se apoderaba poco a poco de cada uno de nosotros…

De ahí en adelante sólo quedaba aferrarse a la dignidad y a las ideas, a gritar y a putear “que es una linda forma de callar” como diría Mario Benedetti… y tal vez, eso fue lo que descolocó a las bestias”

En la noche del 22 se quedarían sólo con Carlos en la sesión de tortura. “La rabia se apoderó de las bestias, ninguna palabra salía de “Rafael”, sólo gritos ensordecedores, tampoco respondió a la pregunta de su nombre, era su último combate y su último aliento se transformó en un grito desgarrador que quedó impregnado en esa murallas.”

 

Su vida y formación

Carlos Gabriel Godoy Echegoyen nació en Santiago de Chile un 1 de noviembre de 1961, en el antiguo barrio Recoleta, en la Clínica Alemana, que se encontraba ubicada en el mismo lugar en que hoy existe la Clínica Dávila.

Miembro de una gran familia de socialistas avecindados en la población Juan Antonio Ríos, actual comuna de Independencia, debió abandonar el país como exiliado, junto a su padre, su madre Berta Echegoyen y su hermana menor Paula, el último día del año 1973 con destino a Cuba, país al que llegó un 1 de enero de 1974, fecha que coincidió con el XV Aniversario del Triunfo de la Revolución Cubana.

A pesar de sus 12 años de edad, el compromiso de su familia con el gobierno del Presidente Allende hizo que Carlos Godoy Echegoyen fuera un adolescente profundamente comprometido con la causa de los más pobres de nuestro país.

Sus primeros años de estudios, hasta el sexto grado, los cursó en la Escuela José Pedro Alessandri, ubicada en su propio barrio, deber que siempre cumplió de manera brillante, característica personal que mantendría por toda la vida.

Al llegar a Cuba Socialista se integró de manera activa a la sociedad cubana y a la tarea de solidaridad con el pueblo de Chile en su calidad de miembro de la Juventud Socialista de Chile en el exilio, destacándose, desde el principio, por su carácter cariñoso, alegre y disciplinado en todas las actividades que debía enfrentar.

Continuando con sus estudios, decidió matricularse, para cursar de séptimo a noveno grado, en la Escuela Al Campo Simón Bolívar ubicada en las proximidades de la capital cubana, experiencia educacional que mezcla el estudio con las labores agrícolas de apoyo a la economía de Cuba.

Finalizado su noveno grado y conforme a la organización institucional de la educación en Cuba, cursó su educación media de décimo a décimo segundo grado, en el Preuniversitario Camilo Cienfuegos, caracterizado por acoger a los estudiantes más ejemplares y comprometidos con la Revolución.

Sin abandonar jamás la labor solidaria con Chile, ingresó a estudiar la carrera de ingeniería en la Universidad de La Habana el año 1978.

Ese mismo año le tocó integrar la delegación de jóvenes socialistas chilenos que asistió al XI Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes organizado por la Federación Mundial de Juventudes Democráticas y que tuvo lugar en Cuba.

Enfrentado al desafío de asumir un compromiso aún mayor con la lucha antidictatorial en Chile, con el beneplácito de la dirección de la Juventud Socialista de Chile en el exilio abandonó sus estudios de ingeniería para integrarse, el año 1980, como cadete del curso regular de oficiales, a la Academia Inter Armas Antonio Maceo de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba.

De este modo, se graduó de dicha Escuela con Medalla de Oro y el grado de Teniente, con la promoción del año 1983, superando incluso a sus colegas cubanos, razón por la que recibió el reconocimiento de la Comisión Política de la Juventud Socialista de Chile y de su Partido.

En espera de ser asignado a una tarea política concreta en nuestro país por parte de la dirección del Partido y de la Juventud, trabajó como oficial regular del Ejército Cubano durante cerca de un año hasta solicitar su baja para integrarse, de acuerdo a la línea política de ese entonces, al plan de retorno de cuadros partidarios al país.

Es así como viaja desde Cuba a terceros países e ingresa a Chile el 5 de mayo de 1984, en pleno período de las jornadas de Protesta Nacional llevadas a cabo por los trabajadores, pobladores y estudiantes chilenos en contra de la Dictadura.

Desde el primer día de su retorno al país Carlos Godoy Echegoyen, quien adoptó el nombre político de Rafael, estuvo al frente de importantes tareas políticas y de movilización popular destacándose, una vez más, por sus capacidades altamente organizativas, eficiencia, disciplina y entrega.

Sin sentirse menoscabado emocionalmente por la caída en prisión de su padre, quien había retornado clandestinamente al país un tiempo antes, enfrentó cada tarea con la entereza propia de los héroes populares, en el anonimato más absoluto que exigían las circunstancias y sin temores de ninguna especie.

Una de sus principales labores fue la capacitación política y de resistencia de masas de los jóvenes socialistas de la época, labor a través de la cual efectuó un aporte importante a la lucha popular hasta el día de su muerte en manos de sus torturadores, miembros de la Dirección de Comunicaciones de Carabineros de Chile, servicio de seguridad y exterminio de dicha institución en aquella época.

Como subjefe de la Escuela de Educación Política y de Trabajo Conspirativo Militar TCM del Partido Socialista que se desarrollaba en la ciudad de Quintero, en la calle Baquedano. En febrero de 1985, debió enfrentar a sus asesinos con la entereza propia de un líder, sin flaquear en ningún momento, al lado de sus demás camaradas que eran igualmente torturados.

Conminado a colaborar por su torturador y asesino material el capitán de Carabineros Héctor Díaz Anderson, quien cumplió una condena de tres años y un día por su crimen en el Penal de Punta Peuco, prefirió la muerte, falleciendo el día 22 de febrero de 1985 en un calabozo de la Comisaría de Carabineros de Quintero.

De ese modo, y conforme a los propios testimonios de sus demás compañeros, salvó la vida de quienes hoy son sobrevivientes asumiendo la total responsabilidad operativa de la escuela.

Formado en las grandes ideas y valores de los socialistas chilenos transmitidos en el seno de su propia familia, en el legado de Salvador Allende, Carlos Lorca Tobar, Ricardo Lagos y Exequiel Ponce y en los ideales de la Revolución Cubana y de José Martí, ofrendó su vida a la causa de los desposeídos de Chile y de América, constituyéndose en un ejemplo para la juventud popular chilena y en un recordatorio de que la actual democracia, que aunque imperfecta, se construyó sobre la sangre de jóvenes que, como él, dieron su vida para que ello fuera posible. 

¡HONOR Y GLORIA PARA CARLOS GODOY ECHEGOYEN, UN EJEMPLO DE ALLENDISTA!

 

<< 3 | 4 | 5 | 6 | 7 >>