ÚLTIMA HORA

CON VOTOS DE SCHILLING Y CASTRO, AMBOS PS, SE CIERRA CAMINO PARA CONOCER IDENTIDAD DE TORTURADORES EN CHILE.

14.10.2016 13:22

Chuecos dentro del Partido Socialista de ChileCon los votos de los diputados socialistas Marcelo Schilling y Juan Luis Castro, y de otros miembros de la Nueva Mayoría, como los de Ceroni, Núñez y Tuma, se rechazó el levantar el secreto impuesto en la Ley 19.992, conocida como ley Valech, para conocer, antes de que se cumplan 50 años, la identidad de los torturadores y criminales de lesa humanidad, que participaron en la violación masiva de los derechos humanos de las y los chilenos durante los oscuros años de la dictadura en Chile.

La conducta de estos parlamentarios parece dar la razón a quienes han denunciado la existencia de un pacto de impunidad para no juzgar ni sancionar a los perpetradores de los graves crímenes en contra de los derechos humanos ocurridos en el país, con esos votos se habría alcanzado el quórum necesario (60 votos) para abrir el secreto y dar con la identidad de los criminales que se ocultan en la impunidad, pero se obstaculiza este propósito con el concurso de, entre otros, militantes de uno de los partidos perseguidos por Pinochet, como lo fue el partido socialista.

Con el resultado de 57 a favor y 46 en contra, toda la derecha en bloque, se pospone al menos un año la posibilidad de volver a poner en tabla esta iniciativa.

Desde distintos sectores se han levantado voces para condenar la votación de Schilling y Castro, quienes con su proceder inexplicable, cuando se tiene en cuenta que en su propio partido hay miles de víctimas de la tiranía entre exiliados, presos políticos, torturados y desaparecidos, no existe explicación para comprender las motivaciones de estos parlamentarios socialistas, que con su votación se cruzan en el anhelo de verdad y justicia que las agrupaciones de víctimas vienen exigiendo hace décadas.

Este triste episodio, que se da en el marco de descrédito generalizado a las instituciones y a los partidos políticos, abre una nueva interrogante sobre la manera en que el PS reaccionará ante el evidente abandono de una las banderas de la colectividad como es la búsqueda de justicia en materia de derechos humanos, protagonizado por dos parlamentarios reconocidos socialistas, que se unen a la previsible actitud de la derecha, buena parte de ella cómplice de la dictadura, para impedir el avance de la justicia para las víctimas de uno de los periodos más negros en la historia de Chile.

EQUIPO SIC Noticias

KPD, EL SUEÑO DE LA VIVIENDA DIGNA DE SALVADOR ALLENDE

13.09.2016 10:37

La política de vivienda de Salvador Allende estuvo centrada en la construcción de viviendas para los sectores de menos ingresos y el mejoramiento de las precarias condiciones habitacionales en las que vivía una gran parte de Chile. Para 1970, el déficit habitacional era cercano a las 600.000 viviendas, producto del crecimiento poblacional del país y de la explosiva migración campo ciudad surgida por la creciente industrialización promovida desde el Estado a partir de una agresiva política de sustitución de importaciones a partir de la crisis financiera del año 29.

Durante décadas, el Estado chileno había ensayado distintos modelos de gestión en el campo de la vivienda, desde iniciativas que iban desde la promulgación a principios de siglo de la ley que creaba el Consejos de la Habitación Popular en 1906 hasta la ley 6.640 de enero de 1941 donde se constituyó el Fondo de la Construcción de la Habitación Popular para organizar desde el aparato público una estrategia más efectiva para la coordinación de distintos estamentos sociales y productivos en lo referido a proyectos habitacionales.

En 1942, se promulgó la Ley 7.600, ante la agudización del problema habitacional, que llevó al Estado a reorganizar la Caja de Crédito de la Habitación Popular que había sido creada en 1936, entregándole un nuevo impulso proporcionándole aportes económicos y una gama mayor de atribuciones como el aporte obligado del 5% de la industria para construir casas para su personal, además de la concesión de una serie de franquicias tributarias para la llamada habitación económica entre otras iniciativas. Luego del nacimiento de las tomas de terreno durante la década de los 50 y de la transformación del movimiento obrero en un movimiento popular donde a las tradicionales demandas laborales se sumaban ahora la de vivienda, salud, urbanización, el Estado había creado organismos como CORVI, CORHABIT y CORMU, había promulgado un primer texto de una Ley de Vivienda y Urbanismo y para 1965 creo finalmente el Ministerio de Vivienda y Urbanismo.

En ese contexto, y luego del terremoto que asoló la zona central de país y de las ambiciosas metas planteadas por el gobierno del presidente Allende para promover justicia social en el campo de la vivienda, la Unión soviética donó al pueblo de Chile una moderna fábrica de construcción de edificios prefabricados que vino a innovar, no solo en el campo de la diplomacia la tradición de la colaboración técnica, sino que vino también a mostrar un modelo de solución habitacional completamente nuevo para las técnicas nacionales y de gran éxito en Europa luego de la segunda Guerra Mundial.

Durante febrero de 1972 el barco “Lunacharsky” trajo el primer envío con el equipamiento para la fábrica y se inició su construcción en terrenos propiedad de CORFO en el sector de El Belloto. La fábrica fue diseñada para construir paneles prefabricados de concreto para el programa de vivienda social del Ministerio de Vivienda. La fábrica fue conocida inmediatamente por la comunidad como KPD sigla del Ruso KMA, que significa “construcción con grandes paneles.

El diseño de la planta fue traído por los soviéticos quienes en conjunto con arquitectos e ingenieros chilenos realizaron el proyecto de instalación según la topografía de los terrenos CORFO. Para ello realizaron un plano donde las distintas reparticiones de la empresa estarían ubicadas teniendo para ello un sentido estratégico desde la perspectiva operativa, como de la satisfacción del personal que laboraría en ella. El diseño que sugirieron los ingenieros rusos y que finalmente se constituyó como el proyecto arquitectónico final consideraba las distintas áreas de la producción tales como: Almacenamiento de moldes, almacenamiento de Armaduras, Desencofrado, Subestaciones eléctricas, Depósitos de cemento y agregados, chimenea, calderas, torre de refrigeración, cámaras calentadoras de agua, edificios administrativos, comedores, estacionamientos y otras dependencias.

Para cumplir las metas del programa de la Unidad Popular, los ejecutivos y autoridades habían diseñado un plan que en el sexenio 1970 -1976 se comprometía a edificar treinta y un millones de metros cuadrados edificados entregando quinientos mil soluciones habitacionales. Se pretendía construir un 63% de las viviendas en altura y un 37% en extensión. En lo que dice relación con la política de equipamiento, se programó construir 1m2 edificado en relación con cada vivienda urbana y un 1,5% edificado en cada vivienda rural.

Con esas exigentes metas, los profesionales rusos llegaron durante el proceso de montaje y dirigieron personalmente cada una de las etapas previstas en el proyecto. La gran mayoría manejaba el idioma español pues muchos habían desarrollado un proyecto similar durante 1964 donde una planta similar fue instalada en la isla de Cuba luego de un devastador huracán.

Durante casi todo el periodo de montaje, la situación del país se había polarizado al extremo. El presidente visitó dos veces la zona y las obras en construcción. La prensa de la época casi no destacó las visitas ni menos la significativa obra que allí se levantaba. Un día antes de emprender vuelo en un viaje que lo llevaría a las Naciones Unidas y Moscú, Salvador Allende inauguró las instalaciones de la fábrica soviética de viviendas prefabricadas KPD, un 22 de noviembre de 1972.

Durante su existencia como empresa, KPD llegó a producir cerca de 153 edificios de departamentos en Quilpué Valparaíso, Viña del Mar y Santiago, y estaba diseñada para producir anualmente 140.000.-m2 habitables, estimando en 1.600 departamentos por año la capacidad instalada por los profesionales soviéticos y los trabajadores chilenos capacitados en la producción. Cada  edificio contaba  con 16 departamentos, 6 de tres dormitorios (de 84 m2.) y 10 departamentos de 2 dormitorios (aproximadamente 67.m2). Hasta la fecha ningún otro sistema ha superado esta producción anual, ni la superficie asignada a cada departamento. En la  fábrica del Belloto  300 personas trabajaron en 2 turnos de 12 horas para fabricar los paneles, mientras otros 400 trabajadores fueron empleados  en diferentes localidades levantando los edificios.

La mañana del 11 de septiembre de 1973, las relaciones chileno soviéticas fueron detenidas por la fuerza. La empresa KPD fue tomada por asalto por tropas provenientes de la Base Aeronaval de El Belloto. Los turnos completos de quienes salían y quienes entraban esa mañana fueron detenidos y conducidos al estadio Playa Ancha y luego a los barcos Lebu y Maipo. Una gran cantidad de profesionales soviéticos fueron detenidos, torturados y posteriormente expulsados de Chile. Los cerca de 50 profesionales soviéticos fueron detenidos y sus casas allanadas por parte de efectivos de la Armada. Un grupo de ellos, fue llevado a la Academia de Guerra para ser interrogados para luego ser liberados por una intensa campaña diplomática, y sacados del país cerca del 18 de septiembre.

La misión de la fábrica, que estuvo encabezada por el Ingeniero Viktor Voronets, alcanzó a terminar su misión construyendo la primera gran población en el sector de Belloto Sur en julio de 1973. La planta quedó instalada con una gran capacidad de producción gracias a la moderna tecnología soviética para esa fecha toda una novedad en la producción de viviendas sociales. La Armada la administró durante algunos años cambiándole el nombre a fábrica de Viviendas Económicas Prefabricadas (VEP). El diseño neoliberal que tomó la economía chilena a fines de la década de los 70 hizo que la planta se convirtiera en una contradicción para los fundamentalistas del mercado. Así fue como en 1981 la fábrica fue desmantelada, rematada y olvidada por el Estado de Chile.

Sin embargo, la memoria se niega a olvidar aquello que se convierte en patrimonio social de una comunidad y resignifica sus experiencias traumáticas para convertirlas en mitos que le dan un sentido positivo a las vidas de las personas. Por ello, las obras construidas por la empresa chileno soviéticas se encuentran en pie en barrios emblemáticos de ciudades importantes del país y son las huellas de un gobierno y de un líder indiscutible en nuestra historia. El proyecto KPD, el proyecto de viviendas dignas para hombres y mujeres dignos, es una prueba insoslayable de que el sueño que encarnó Salvador Allende, de dignidad y progreso es posible.

Por Andrés Brignardello Valdivia/Administrador Público y Magister en Historia de Chile y América de la UV

 

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