Debate e Ideas

COLOMBIA: GANÓ EL URIBISMO, PERO CON RESULTADOS HISTÓRICOS PARA LA IZQUIERDA

28.07.2018 14:59

URIBE PRETENDERÁ QUE DUQUE SEA EL TÍTERE QUE DESMANTELE LOS ACUERDOS DE PAZ CON LAS FARC

Colombia: ganó el uribismo, pero con resultados históricos para la izquierda

Los 8 millones de votos, el 43%, que respaldaron a Gustavo Petro, confirman que está naciendo una nueva identidad política solvente y plural en la izquierda.

Tras una campaña de total polarización, la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Colombia trajeron la victoria del candidato de la derecha, Iván Duque, que obtuvo 10.362.080 votos (54%), contra los 8.028.033 de su rival, Gustavo Petro (43%), candidato de la coalición de izquierdas Colombia Humana. Por primera vez un candidato de izquierdas en Colombia le disputaba el modelo de país a la derecha en segunda vuelta, en la aspiración legítima de disputarle el poder a una élite enquistada y corrupta que gobierna desde siempre Colombia como si fuera su finca, a espaldas de la ciudadanía y con prácticas clientelares, corruptas y a menudo criminales.

Ya desde enero Gustavo Petro, un exguerrillero que fue senador y alcalde de Bogotá, dio un vuelco a las campañas mediáticas tradicionales al iniciar un recorrido en caravana por todo el país, donde tuvieron lugar mítines multitudinarios en las plazas públicas. Su narrativa atacaba un modelo de país corrupto y desigual modelado por las élites y apelaba a la participación del pueblo en la construcción de acuerdos generales con la opinión pública y propuestas orientadas a subvertir los valores del establecimiento. Sus propuestas de país se centraron en la lucha contra esa corrupción que causa indignación al ciudadano, en el combate contra el inacabable narcotráfico, en el apoyo al proceso de paz y en la lucha contra la desigualdad social y por un país con desarrollo social para todos y energías renovables.

Colombia es uno de los países más desiguales del mundo, y de la lucha contra esta realidad hizo Colombia Humana el centro de su campaña, con un proyecto democrático y popular con propuestas para reformar un estado oligárquico, por un país inclusivo, con equidad social y con acceso a los derechos sociales de las personas más necesitadas, tales como la salud, la educación, la vivienda o los servicios públicos. En Colombia estos derechos, son privilegios a los que pocas personas tienen acceso pleno.

Sintiéndose amenazadas como nunca y por primera vez en décadas, las fuerzas del 'establecimiento' tejieron rápidas alianzas tras la candidatura de Iván Duque, que recibió el apoyo de toda la aparente fragmentada derecha: Santos, Uribe, Gaviria o Pastrana como expresidentes; Partido Liberal, Partido Conservador, Partido de la U y Centro Democrático, como eficaces maquinarias políticas. Sin embargo, Colombia Humana no logró el apoyo de Fajardo o de Robledo, dirigentes de centro izquierda que pidieron el voto en blanco (se obtuvieron 800.000), y resultaron estúpidamente funcionales a la derecha en una situación electoral polarizada en extremo. El Partido Comunista colombiano y otras fuerzas de izquierdas sí fueron conscientes del momento histórico y unieron fuerzas con Petro.

Pese a esto, por primera vez se ha roto el tradicional e inteligente bipartidismo de la derecha, que se presentaba siempre bajo diferentes etiquetas, para disputar en segunda vuelta entre ellos, dos fórmulas que en el fondo representaban ambas los intereses del establishment dominante. Lograban así excluir a la izquierda de la disputa electoral decisiva, y si era necesario, recurrían al asesinato político del adversario para resolver las cosas, infundiendo un miedo histórico además, a una parte de las clases populares que acababan absteniéndose de participar en procesos electorales, en un país donde el sufragio no es obligatorio.

Los resultados históricos de Gustavo Petro (43%), insuficientes aún para gobernar, son un paso de gigante en la historia del país y representan sin duda el principio del fin de una época, y el inicio de la construcción de una nueva hegemonía política que acabará desplazando más pronto que tarde a las élites que por siglos han ejercido la dominación en ese país. El primer desafío se encuentra en las elecciones regionales de octubre de 2019 en donde Colombia Humana puede recuperar la alcaldía de Bogotá y de otras grandes ciudades, y acumular fuerzas para preparar las próximas presidenciales de 2022. Allende o Lula ganaron a la tercera, en Chile y Brasil.

Petro logró conectar con un pueblo con ganas de cambio, y los más de 8 millones de votos, representan sobre todo la construcción de un gran bloque popular de izquierdas, que más allá de la concreción política y el desarrollo que establezca en el futuro (coalición, frente amplio), confirma que está naciendo una nueva identidad política solvente y plural en la izquierda, que empezará su trabajo político en la oposición a las políticas neoliberales de Duque con una más favorable correlación de fuerzas, y que tiene un proyecto alternativo democrático y popular. A pesar de eso, ha costado mucho. Como os imagináis, casi sin dinero en campaña, ha sufrido constantes acusaciones mediáticas, entre otras la de "llevar a Colombia al castrochavismo", e incluso Petro sufrió un atentado en Cúcuta en marzo cuando sufrió varios disparos que chocaron contra los cristales blindados de su auto. Es el precio habitual de la lucha en Colombia. Y pese eso, el 43% del voto.

Iván Duque tendrá que demostrar pronto si es mayor de edad o si es simplemente el hijo de un exministro y un ricachón tutelado por Álvaro Uribe. Este, que acumula numerosas denuncias e imputaciones en su contra por crímenes contra la humanidad, 'falsos positivos', y vínculos con el paramilitarismo y el narcotráfico más que evidentes, le insistirá en la necesidad de depurar y domesticar el poder judicial en primer lugar, para no acabar en la cárcel por sus responsabilidades.

De otra parte, Uribe es el principal enemigo de los acuerdos de Paz con las FARC en Colombia, y pretenderá que Duque sea el títere que desmantele esos históricos acuerdos (sobre todo poner fin a la Jurisdicción Especial para la Paz) y que dé por terminadas las negociaciones del gobierno colombiano con la guerrilla marxicristiana del ELN que actualmente se llevan a cabo en La Habana.

A Duque, por otra parte, le ha faltado poco tiempo, tras las elecciones, para visitar EEUU donde ha expresado su pleno compromiso con la agenda de seguridad en América Latina de la extrema derecha fascista que Donald Trump representa con tanto descaro. Reunido con Mike Pompeo, secretario de Estado, con Marcos Rubio, senador anticastrista y antimadurista, y con Luis Almagro, Secretario de la OEA, se comprometió a radicalizar la política exterior contra Venezuela, propuso acabar con UNASUR y reforzar el viejo sistema interamericano centrado en la OEA y al servicio de EEUU. Colombia, con siete bases militares de EEUU en la zona, es hoy la punta de lanza del imperialismo en América Latina. Duque no cambiará la decisión de Santos respecto a que Colombia ingrese en la OTAN.

De otra parte, Duque asumió lacayamente que los cultivos de uso ilícito se han incrementado (más en las cifras de EEUU que en las de la ONU) y que es culpa de Colombia y no del fracaso demostrado de la política antidrogas de la Casa Blanca en Colombia (Plan Colombia), basados en la fumigación con glifosato, a pesar de que estudios de la ONU han demostrado el actuar cancerígeno de este herbicida. Es el único país del mundo que lo usa todavía, pues Duque que sí.

Como las políticas de las élites colombianas se dictan en EEUU, Iván Duque visitó también la banca internacional para garantizarle que bajo su gobierno se cumplirá la agenda neoliberal: ajuste fiscal, facilidades para inversiones transnacionales, reducción del gasto social, reforma laboral y de las pensiones, más reducción de salarios, etc. Sin duda esta agenda traerá a Colombia el inicio de un nuevo ciclo de movilizaciones populares centradas en la lucha por los derechos sociales y económicos del pueblo tradicionalmente negados por la oligarquía colombiana.

El nuevo presidente tendrá también otro desafío en relación a los temas de derechos humanos, pues el asesinato de líderes sociales en Colombia (318 desde 2016) es un absoluto escándalo que nunca termina y las recientes y exitosas movilizaciones ciudadanas impulsadas por grupos de oposición y activistas de derechos humanos exigen a Duque la toma de medidas inmediatas para frenar esos asesinatos, entre otras el combate contra el paramilitarismo y la puesta ante la justicia de sus responsables. Si Duque ignora este hecho, y sigue tras la senda de Uribe, será cómplice de los futuros asesinatos por razones políticas o sociales.

Y si el estado oligárquico no es capaz de hacer respetar la vida de su pueblo, de respetar un estado de derecho, de acabar con la impunidad de los paramilitares, de impulsar un plan de Paz que termine con 50 años de guerra, o de afirmar una propuesta económica que impulse la equidad social, significará que la derecha colombiana nada habrá aprendido de este proceso electoral. Desde esos 8 millones de votos, históricos en la política colombiana, habrá que dar la batalla para la lucha por la construcción de un bloque social y político que apueste por la democratización, la justicia social, la paz y el derecho a la vida.

La Colombia vieja de las élites ha empezado a morir, y se abre una oportunidad de cambio social futuro en la disputa entre continuidad y cambio político. A acumular fuerzas, a organizarse, a hacer oposición contundente, a luchar con nuevas propuestas de país. 

* Enrique Santiago Romero - Fran J. Pérez Esteban - Mundo Obrero

ATRIA: “EL PROYECTO PS NO PUEDE SER OTORGAR ROSTRO HUMANO AL NEOLIBERALISMO”

25.03.2018 14:57

Atria: “El proyecto PS no puede ser otorgar rostro humano al neoliberalismo”

 

Para el constitucionalista los próximos dos años para Chile, y para el PS, son claves. Cree que la arena política se removerá de tal modo que el PS se verá obligado a decidir entre una senda de humanización -y administración- del neoliberalismo, o una que proponga un proyecto post neoliberal. Para eso, sugiere, es vital la convergencia de lo que él denomina "fuerzas transformadoras".

Fernando Atria acaba de leer el proyecto que la presidenta Michelle Bachelet envió al Congreso para empujar una nueva carta fundamental. No es lo que esperaba, y tiene palabras para explicarlo. Pedagógicamente analiza la última gran iniciativa del oficialismo y, de pasada, aprovecha de hacer un completo análisis del panorama político y partidario que se asoma por los próximos cuatro años.

¿Cómo interpreta el gesto de la Presidenta Bachelet que, a cinco días de abandonar el gobierno, firma un proyecto para una Nueva Constitución?

Antes de leer el proyecto yo pensaba que la Presidenta quería, primero, completar la promesa. Lo segundo era que este proyecto podía cumplir una función: respaldar a quienes estábamos por una nueva Constitución, para demostrar que no era nada desatado ni irracional y podríamos decir “esto es una nueva Constitución”. Ahora, habiéndolo leído, ese segundo sentido no va a ser cumplido en absoluto, lo que es un grave error, porque el proyecto, aunque diga que es una nueva Constitución, se construye como modificaciones a la Constitución vigente.

Es más bien una gran reforma…

Sí. Son modificaciones que, si se llegaran a aprobar -que no se van a aprobar-, serían importantes. Hay reconocimiento constitucional de pueblos indígenas, entonces hay cosas importantes, pero está construido sobre la Constitución de 1980, entonces mantiene el lenguaje “guzmaniano” y después corrige. Si vamos a hacer una nueva Constitución, mejor desecharla. ¿Por qué mantener lo primero y compensar? Mantiene las leyes orgánicas constitucionales, aún con quorum calificado. Entonces, ¿por qué no eliminarlas?

¿Entonces, asumiendo que algunas partes no serán aprobadas, tiene errores tanto de contenido como de estrategia? Yo no entiendo la lógica. Supongo que ellos tienen clarísimo que las posibilidades de aprobación de este proyecto son nulas y que, si fuera aprobado, sería después de una trabajosa negociación parlamentaria en que todo lo que es importante va a ser purgado, que fue lo que pasó el 2005. Este proyecto tiene una viabilidad cero. Yo supongo que eso lo ven. Lo que se debió hacer ara tomar como base la Constitución de 1925 y hacer las modificaciones sobre ese texto.

¿Quería la Presidenta Bachelet tener una nueva Constitución?

Mi opinión es que sí. Lo que ocurrió es que se encontró con la incapacidad de la cultura política binominal para enfrentar el problema. El problema constitucional tiene dos momentos. Uno es el original, y el otro es el problema 30 años después. El original es que se creó una Constitución para proteger el modelo neoliberal. Organizaron los poderes del Estado de modo tal de garantizar que no se pudiese transformar. Entonces se configuró un poder neutralizado, incapacitado de tomar decisiones transformadoras, de cualquier tipo. Si uno mira para atrás uno revisa: ¿cuáles son los casos en los que el sistema político ha sido capaz de identificar un problema grave que haya requerido una decisión política transformadora y que haya sido eficazmente resuelto? No hay casos. Quizás la Reforma Procesal Penal. El problema de la descentralización y la reivindicación del pueblo mapuche son dos ejemplos. En ambos casos no se ha podido avanzar y se agravan a medida que pasa el tiempo.

Ese es el original, ¿y el de treinta años después?

Treinta años después siguen habiendo esas reglas pero hay otra cosa: la cultura política binominal empezó a entenderse a sí misma atada, aun cuando no lo estuviera. Entendían que no actuar mediante grandes acuerdos es “pasar la aplanadora”. Si yo pienso: ¿qué reforma legal se hizo “pasando la aplanadora”? Yo diría, por ejemplo, la creación de las AFP. Una aplanadora no es la ley de inclusión, que se discute en público y se vota en el Congreso. Si eso pasa para modificar las AFP, isapres o universidades, imagínate cómo es con la Constitución.

Entonces, ¿tenía Bachelet ánimo de cambiar la Constitución?

Yo creo que sí, pero se enfrentó a esta cultura política binominal.

La Presidenta Bachelet decidió asumir el liderazgo de un gobierno reformista. Terminó pagando los platos rotos -con una desaprobación importante- de un gobierno que intentó impulsar reformas que verían algunos resultados a largo plazo. La constitucional es una de ellas, se pagó el precio por eso, y aun así se perdió la oportunidad de hacer un cambio significativo. Probablemente pasen años antes de una nueva reforma. ¿Es un despilfarro mandar un proyecto así?

Hay tres cosas. Primero, este gobierno enfrentó una oposición de la derecha completamente desproporcionada. Pensar que un gobierno de Guillier iba a ser como uno de Maduro es una ridiculez. Sin embargo la campaña de Chilezuela tuvo cierta eficacia. La segunda es que, fruto de una cultura política binominal, se empezaron a producir dentro de la Nueva Mayoría (NM) conflictos. La promesa de la NM era que en esas divisiones, entre quienes querían transformar el modelo neoliberal y quienes quería seguir humanizándolo, tenían el predominio quienes estaban por transformar. A medida que se fue debilitando el gobierno, los pro neoliberalismo fueron ganando fuerza. La designación de Burgos representa eso muy bien. Y la tercera, que es la que está más en control del gobierno, es que uno no puede presentar un proyecto de reforma constitucional que tenga errores de redacción. Defenderse de acusaciones porque está mal hecha, mal redactada, se hace insostenible.

¿Tuvo errores de origen el proceso constituyente?

Si uno entiende cuál es el problema se da cuenta de que la solución tiene que estar a la altura del problema. Había dos alternativas: la que se eligió, o un plebiscito anterior al proceso. Ese plebiscito habría abierto una puerta que no se pudo abrir. La pregunta es ¿por qué no se eligió el camino del plebiscito? Ese fue el gran triunfo de Burgos, seg-ún él mismo dice.

 

Piñera y Guillier

¿Por qué ganó Sebastián Piñera las elecciones presidenciales?

Yo no creo que uno pueda decir que la elección tiene un significado sociológico profundo. Me parecería un poco ridículo porque hace cuatro años la derecha había sufrido una derrota histórica. La necesidad de una transformación para llegar a un Chile post neoliberal sigue tan vigente como antes. Yo creo que había una sensación de que la Nueva Mayoría no podía hacerlo. Y claro que no podía, porque es parte de la “clase política”. Como es “la clase política”, sus promesas transformadoras eran recibidas cada vez con más esceptisismo. La candidatura de Guillier se afirmó inicialmente porque él significaba un “yo no soy uno más de ellos”. Lo que terminó representando Guillier fue un reflejo prístino y puro de lo que se le reprochaba a la NM.

Las que mencionas son, a excepción de la campaña del terror, falencias y carencias propias de la NM. Es decir, el proyecto político alternativo podría haber sido el Frente Amplio (F.A.) y no Chile Vamos…

Eso explica que el F.A. haya obtenido 20 por ciento de los votos, si no hubiera sido por las encuestas amañadas de la derecha, perfectamente podría haber pasado a segunda vuelta.

Pero algo tuvo que hacer bien la derecha, ¿o no?

La derecha supo capitalizar todo esto.

¿Con propuestas?

Supo entender que si iban directamente en contra de la idea transformadora iban a perder. Por eso en segunda vuelta prometieron AFP estatal y gratuidad. Por otro lado, la campaña de Guillier no supo entender que se necesitaba un discurso que le diera viabilidad a un discurso transformador.

¿Y cuánto tuvo que ver tener un mal candidato presidencial?

Yo no creo que Guillier haya sido un mal candidato. Hay una explicación un poco más larga. Fue un candidato que llegó a serlo de una manera que contradecía las razones por las que era candidato. Él era candidato porque “no era parte de la cocina”, pero se convirtió en postulante a La Moneda como resultado de la más clara de las cocinas. Terminó siendo candidato del PS en una votación del comité central a la cual se llegó después de negar la posibilidad de primarias internas, ¡y esa votación fue secreta! Si uno dijera: “demos un ejemplo de una política que descansa en la máquina y en la cocina y que ignora la óptica ciudadana, ¿cómo lo hacemos? Evitemos una consulta ciudadana que había sido prometida y después elegimos a puerta cerrada y en secreto a nuestro candidato”. Eso se fue replicando durante la campaña. El PS elige a Guillier así, después se baja Lagos, obvio, después la DC dice que no va a primarias, obvio también. Entonces se pierden las primarias para reforzar una candidatura. ¿Cómo hay una política que es sistemáticamente incapaz de hacer lo que cualquier observador razonable diría que hay que hacer? Es insólito, increíble.

En este contexto ¿cuál es la crítica a las dirigencias del PS? ¿Cuán lejos están ellas de los principios originales del partido?

Lo que se ve es esta creciente distancia entre la ciudadanía y la “clase política”. Esta distinción, “nosotros” y “ellos”, es la que hoy articula la política en general. Eso mismo pasa dentro de los partidos, de todos. Una alienación entre los militantes de base y las cúpulas partidarias. Al PS le pasa esto agudamente. Tiene una conducción totalmente despolitizada. El caso del PS está llegando a un punto crítico porque, entre otras cosas, le fue relativamente bien las elecciones, entonces el momento crítico quedó tapado. Yo creo que si sigue por donde va, va por el camino del PS griego o francés, que son partidos socialistas otrora poderosos y que ahora están totalmente destruidos porque perdieron la capacidad de articular un proyecto político transformador El PS necesita articular un programa post neoliberal. Si no lo hace el PS, lo hará el F.A. Eso nos llevaría a un escenario como el español, en el que la izquierda está dividida. Si a las elecciones va la derecha unida y la izquierda va dividida, ¿qué va a pasar?

Entiendo de tus palabras un llamado a hacer del PS un partido efectivamente socialista, pero da la impresión de que no hay voluntad política para hacer socialismo en el PS…

Hay poca voluntad en las cúpulas del PS, pero mucha en las bases.

 

La constancia y la luz al final del túnel

Atria guarda silencio un momento y desliza con tono medio burlón, como si le hubiesen hecho esta pregunta cien veces: Ahora me preguntas “¿por qué estoy en el PS?”

Ya llegaremos a eso, pero ¿cómo llegan las cúpulas a ocupar ese sitial con tal nivel de desconexión de las bases?

Si uno va donde cualquier ciudadano y le pregunta qué opina de los políticos, ¿qué te va a decir? Pero uno ahí recuerda: “los políticos” no están ahí por haber sido nombrados por cuatro generales. Están ahí porque ganaron elecciones. Y uno pregunta a los votantes y despotrican. En el PS es lo mismo que la política nacional.

Volviendo a la pregunta que sacaste a colación, desde su renovación el PS ha sido conocido por sus tendencias. Siempre ha tenido una tendencia predominante y, también, siempre ha existido una tendencia que se ha ocupado de tensionar, desde la izquierda, a la tendencia predominante. Hoy lo hace la Izquierda Socialista. ¿No siente a esta fuerza como parte del status quo de un partido que ya optó por un camino alternativo a ese?

Este fenómeno de que la ciudadanía votaba por los políticos, a pesar del desprecio que se tiene por ellos, experimentó un giro que llevó al 20 por ciento del F.A. La pregunta es si eso puede pasar dentro de los partidos. Las máquinas clientelares que son los partidos son las que manejan el poder formal y eso lleva a la consolidación de las cúpulas que hay, que responden a sus lógicas porque no descansan en una validación ante el partido militante, sino en la eficacia de esas máquinas clientelares. Entonces, ¿es posible que surja dentro del PS una posibilidad que apele al partido militante?

No solo que surja, sino que adquiera un rol protagónico, predominante…

Estoy en el PS porque todavía creo que eso es posible. Ahora, esa esperanza no va a ser sostenida con independencia de lo que pase en la realidad por tiempo indefinido. Si no ocurre llegará un momento en el que me diga: parece que esto no resultó, y ese momento se acerca. La posibilidad de que el PS entre en un camino irreversible es algo que hay que tomarse en serio. El hecho de que una pelea del pasado haya sido ineficaz no quiere decir que hoy día vaya a serlo. Hoy las condiciones para eso son más propicias de lo que eran hace quince años. Yo tengo una crítica matizada. No levanto el dedo acusador contra quienes, a cargo del PS después de la renovación, entendieron que en los 90’ la prioridad uno era asegurar la viabilidad del bloque. Ahora, eso pudo haber tenido sentido en los 90’, pero en la medida en que va desapareciendo la posibilidad de una regresión autoritaria esa idea empieza a perder su sentido. El sentido que puede haber tenido, hoy indiscutiblemente ya no lo tiene. Lo que necesita hacer el PS para garantizar su sobrevivencia es reconectarse con su historia y ofrecerle al país un programa transformador.

Muchos no ven esa luz al final del túnel. ¿Por qué seguir manteniendo esa fe?

El tiempo que viene, de aquí a uno o dos años, es un tiempo en el que es probable que haya movimientos en la política de los que no suele haber. Creo que se ha abierto un periodo en que las cosas no respondan a las lógicas que han articulado a la política chilena en los últimos casi 30 años, entonces creo que es un periodo muy importante. Si surge un PS que asuma un proyecto de este tipo, las posibilidades para las fuerzas transformadoras en Chile son considerables, porque eso, creo yo, permitiría abrigar la esperanza de una convergencia. Si esto no resulta, y si el PS se mantiene con ideas de unirse con el PPD, bueno, las posibilidades de convergencia con las fuerzas transformadoras son cercanas a cero. Mientras tanto lo que va a haber es una izquierda dividida, con un proyecto sin viabilidad política. Entonces hay mucho en juego.

A riesgo de parecer insistente, ¿no fue el 2011 una ocasión propicia para tomar ese rumbo?

No había mucha necesidad de hacer algo distinto, porque lo que había que hacer es simplemente sentarse cuatro años y en cuatro años más nos va a caer el gobierno de nuevo, porque era algo evidente. Eso, hoy, no es así. Al contrario, no hay ninguna seguridad de ganar en cuatro años más. Ahora sí hay una necesidad objetiva de articular un proyecto político que no había en 2011. Entonces tenemos una posibilidad más grande que la que había.

La NM y el PS se han acomodado dentro del espectro progresista administrando así el modelo neoliberal, maquillándolo con reformas como las de este gobierno, no intentando dejarlo atrás. ¿Debería el PS abandonar el progresismo?

El proyecto del PS no puede ser dotar de rostro humano el modelo neoliberal. Eso es axiomático. Durante los noventa, haber esperado el surgimiento de un programa político transformador no era realista. Ahora, esto se vuelve problemático cuando ese momento cambia. Cuando un horizonte de transformación se hace posible, si se sigue insistiendo en seguir humanizando el modelo neoliberal, eso muestra que ya no estás en una lógica socialista. Esos horizontes se abrieron fuertemente en 2011. No es lo mismo asumir una posición de humanización del neoliberalismo hoy, a hacerlo en 1995. Mi juicio hoy sería mucho más categórico. Lo fundamental es darle a un proyecto de transformación una estructura y un contenido que lo haga plausible. Lo que necesita es ser articulado política y técnicamente. Sabemos que en la medida en que se intente realizar un programa así eso va a afectar intereses poderosos y va a haber oposición, y va a haber que enfrentarla. A través de todos los medios democráticos, por cierto.

 

El Frente Amplio y la identidad transformadora

¿Qué no te seduce o qué no te gusta del Frente Amplio?

En buena medida el F.A. es una interrogante. No sabemos cómo va a enfrentar el hecho de tener una fuerza parlamentaria. Va a tener que participar de negociaciones parlamentarias, en algunos casos votar que sí a cosas que no consideran ideales, entonces van a tener que crear formas de procesar las diferencias.

¿Es madurez?

No quiero decir madurez, porque eso supondría que estoy diciendo que son inmaduros y creo que hay que erradicar todo ese lenguaje que infantiliza al F.A.

Son sus pocos años de vida…

Hay que hablar de ellos como una fuerza política más. Tienen una característica: que es nueva. Es un hecho. Eso no significa que sea sospechoso, quiere decir que no ha pasado por la política de la realidad, esa en la que es necesario estar dispuesto a actuar en el mundo como es, no como a uno le gustaría que fuera. En ese mundo la política tiene poco poder, en que no se puede avanzar todo lo que uno quisiera, ni mucho menos, entonces hay avances ambiguos. Espero que el F.A. sea capaz de desarrollar formas de proceder que lo habiliten para enfrentar ese desafío. Yo supongo que lo van a hacer, con algunos tropezones, pero son conscientes de la responsabilidad que tienen. No es que haya cosas del F.A. que no me gusten, hay aspectos que considero interrogantes.

¿Cómo ve la línea de alianzas para el futuro del PS? ¿Con quién debería trabajar? ¿Debería existir una NM?

Creo que hoy esa es una pregunta menos urgente de lo que uno pensaría. Las interrogantes están en todos lados. En la Democracia Cristiana (DC) están reflexionando, no sabemos qué posición adoptará. En el pasado el PS entendió que su contribución era asegurar a cualquier precio la unidad con la DC. Hoy el PS necesita asumir un programa transformador y después mostrar disposición a converger con todos quienes estén dispuestos a converger en un programa como este.

¿No suena algo intransigente?

No voy a juntarme con quienes quieran realizar un proyecto contrario, pero hay que repolitizar al PS. Tiene que definirse por un proyecto político, de lo contrario está condenado a la irrelevancia.

 

OPERACIÓN CÓNDOR: “MATEN A CARLOS ALTAMIRANO”

22.03.2018 13:08

¡Maten a Carlos Altamirano!

 

La Operación Cóndor fue un plan de los altos oficiales de la DINA para exterminar a los que ellos consideraban como enemigos de la civilización occidental. Se intentó coordinar a distintas organizaciones de seguridad de América Latina y grupos de extrema derecha de Europa y Estado Unidos, para comenzar una casería de prominentes exiliados por el mundo. Carlos Altamirano Orrego fue uno de los primeros que se intento asesinar. Incluso persiguiéndolo en calles de países comunistas. Nunca lograron hacerlo. Menos suerte tuvieron el general Carlos Prats, Bernardo Leighton y Orlando Letelier, víctimas todos de la misma mano criminal: Michael Townley y sus asociados.

El Año Nuevo de 1974 perdió algo de su sabor y brillantez para los servicios de seguridad chilenos. En efecto, ese día tendrían una sorpresa desagradable: el máximo jefe del Partido Socialista chileno -Carlos Altamirano Orrego- apareció públicamente en La Habana, Cuba. El dirigente político más buscado de la Unidad Popular, el enemigo más odiado por los militares del 11 de septiembre de 1973, había conseguido romper el cerco que en más de una oportunidad estuvo a punto de rendir sus frutos. La muerte de al menos dos personas de las que se prestaron para asegurar la vida de Carlos Altamirano durante esos días es la prueba de la proximidad en que el comando lanzado tras él estuvo de lograr su objetivo: "Carlos no caía preso, simplemente lo mataban". Era la orden que, se sabe, tenían los integrantes de ese comando.

La última vez, llegaron a establecer un cerco casi perfecto en torno al lugar donde Altamirano se encontraba. Nadie conoce con certeza el modo en que escapó, Hay versiones; que si salió por la aduana del aeropuerto de Pudahuel disfrazado; que si salió por un paso cordillerano hacia Argentina, donde lo esperaba un avión para llevarlo a un punto donde la mano de los organismos de inteligencia militar chilenos no lo alcanzara; que si un avión lo traslado a Lima; que si un submarino cubano lo rescató en algún sitio de la extensa costa del país. Versiones ciertas? Quimeras? Quizás. Solo es indesmentible que Altamirano escapó también a esa última vez gracias a un personaje -hoy en el exilio- al que se le cuelga un título que bien podría ser creación de Graham Greene, Agatha Christie o George Simenon: ?%9DEl hombre de las colleras?%9D. El, y quizás su audacia, logró lo que en un minuto preciso debió parecer imposible: burlar al comando cuando sus integrantes tenían prácticamente todas las cartas en la mano. Lo demás, tal vez, lo hizo el azar y la colaboración de algunos "países Amigos" del PS chileno y del derrocado gobierno constitucional de Salvador Allende.

Sea como sea, esas fabulaciones en torno al dirigente socialista "terminaron por investirlo de halo casi místico" no demuestran sino la propia obsesión que causaba dentro de las más altas esferas del gobierno militar de facto, Solo así se explica la frustración de sus perseguidores cuando constataron que se les había ido de las manos al confirmar su presencia pública en La Habana, sobre todo en momentos en que las autoridades militares chilenas continuaban sosteniendo que el jefe socialista no había podido abandonar el país. La DINA se encargaría de perseguirlo.

 

Por las calles de Berlín Oriental

1975. Una fecha imprecisa de principios de año. La Dirección de Inteligencia Nacional -DINA- se había constituido una docena de meses antes, en enero del 74, asesorada en esa etapa organizativa por la Central de Inteligencia Americana -CIA- que para esos efectos desarrollaba lazos especiales con servicios de seguridad extranjeros. El general Vernon Walters, para entonces Director Adjunto del organismo estadounidense, tenía a su cargo la coordinación y la conducción de las relaciones exteriores de la CIA.

Carlos Altamirano se hallaba viviendo en Berlín Oriental. El gobierno de la República Democrática Alemana le había concedido autorización para fijar su residencia allí y había puesto a disposición del Secretario General del PS chileno una infraestructura de seguridad altamente sofisticada, que el PS -as u vez- puso a cargo de un ex integrante del GAP de Salvador Allende. La casa, convertida de hecho en sede de la dirección socialista en el exilio, contaba con un circuito cerrado de televisión que cubría todas las calles adyacentes y un mecanismo por el cual todas las puertas se cerraban automática y herméticamente al producirse cualquier ruido violento, como un disparo o algo similar. De ese modo, cualquier atacante que hubiese tratado de atentar contra Carlos Altamirano dentro de la residencia, habría sido "cazado" en una auténtica ratonera.

Las normas de seguridad eran estrictas: junto al dirigente socialista iba un guardaespaldas que no le dejaba solo jamás y la casa esa periódicamente visitada por funcionarios de seguridad germano-orientales, sobre todo en momentos en que se detectaba el paso de sospechosos por la frontera berlinesa. Nadie, ningún viajero chileno -ni siquiera una ex persona del gobierno de Allende, como su ex Ministro de Defensa, Orlando Letelier podría entrar a Berlín sin ser objeto de un registro minucioso. A aquellos simplemente desconocidos, los desnudaban. Aún así, sin embargo, en más de una ocasión el automóvil de Altamirano fue perseguido por otro vehiculo en las calles de la capital de la RDA. Nunca se supo quien fue.

 

Bajo la mirada de un bazooka

A comienzos de 1975, Carlos Altamirano debió desplazarse hasta París. El viaje de Berlín Oriental hasta la capital francesa era imposible de hacer por la vía directa y viajó entonces a Praga para abordar allí el avión Aír France que lo trasladaría a su destino. En Praga la espera fue larga y tediosa. Circunscrito a las instalaciones del aeropuerto, Altamirano lo recorrió de un lado a otro en caminata parsimoniosa y paciente. Recien a las ocho o nueve de la noche el aparato ?%9Dair France?%9D estaba listo para despegar. Lo abordó, el vuelo fue corto, sin contratiempos. Pero al aterrizar en Orly, una voz nombró a Carlos Altamirano por los parlantes para que permaneciera en su asiento por algunos minutos mas. El dirigente socialista no dominaba el francés, pero comprendió el mensaje. El avión se desocupo. Sólo entonces subieron a bordo dos individuos que se identificaron como funcionarios de la Surete francesa, enviados por el Prefecto de Paris. No hubo muchas explicaciones más. Altamirano se resignó. Bajó del aparato y, con sus dos acompañantes, subió a una limusina negra de la policía. El vehiculo enfiló la carretera hacia Paris, pero se desvió y tomó un recorrido distinto. El trayecto culminó en la casa de su hijastro, Julio Donoso, donde estaba previsto que alojara. Una vez ahí, sonó el teléfono. La llamada era del Prefecto de París. Le hacia una petición, una sugerencia: que no se moviera de ese sitio. Sus hombres permanecieron en la casa: uno junto a la puerta de entrada y el otro dentro de su dormitorio. Altamirano entendía poco y se negó a aceptar una protección de esa naturaleza, que le impedía tener una libertad de movimiento para las actividades que había ido a realizar. No supo hasta poco tiempo más tarde que, en la autopista de Orly a Paris, lo esperaba un grupo de la DINA para disparar con lanzagranadas contra el vehiculo en que debió haber ido, de no mediar la protección de la Seguridad francesa. El propio Prefecto de Paris se lo comunico así. El comando detectado cometió luego el error de raptar a un exiliado chileno en Francia y los hombres fueron obligados a salir de territorio Frances.

 

De camping en México

Ese mismo año de 1975 volverían a intentarlo en otras oportunidades. La primera, algunas semanas después de aquel contacto fallido a la salida de Orly: durante la tercera sesión de la Comisión Internacional de Investigaciones sobre los crímenes de la Junta Militar en Chile, a celebrarse la segunda quincena de febrero en Ciudad de México.

A la conferencia de México estaban invitados los máximos dirigentes de la Unidad Popular en el exilio: Carlos Altamirano; el ex ministro de Relaciones Exteriores y ex Vicepresidente de la Republica, Clodomiro Almeyda; Volodia Teitelboim, del Partido Comunista; el ex embajador en Washington y ex ministro de Defensa, Orlando Letelier, liberado apenas seis meses antes de los campos de concentración en Chile, y la viuda de Salvador Allende, Hortensia Bussi. Muchos de los dirigentes de la UP que asistían al encuentro, incluidos los nombrados, estaban en la lista de nombres que constituían objetivos para la DINA, de ahí que la celebración de la conferencia era un momento inmejorable no sólo para atentar contra Carlos Altamirano, sino para quitar de en medio a varios de ellos de una vez y atemorizar al resto con un mensaje tan obvio como decirles: "!Cuídense, porque no están seguros ni siquiera en el más seguro de los países extranjeros!".

La misión era compleja y de una envergadura tal, que la hacia difícil realizar. La DINA decidió, entonces, enviar a uno de los agentes que había demostrado más empuje y sangre fría, aunque su expediente figuran algunas acciones un tanto burdas. Tenía además, la ventaja de ser norteamericano, lo que siempre era mejor que ser chileno para recavar ciertos favores de quienes tenían recursos y organización para prestarlos en cualquier lugar del mundo. Su nombre; Michael Townley.

El 6 de febrero. Townley llegó a Miami. Lo acompañaba una mujer de estatura más bien pequeña y de una belleza que no alcanzaba a ocultar el hecho de su madurez: se trataba de Inés "Mariana" Callejas, con quien se había casado en tiempos de la Unidad Popular, a pesar de las diferencias políticas que los distanciaban, Inés Callejas, al fin de cuantas, había sido simpatizante del gobierno de Allende y eso se hizo insoportable para la pareja durante la primera época de su relación. Si, en cambio, Inés Callejas había viajado con él hasta Miami ese mes de febrero era porque se había decepcionado: para ella, los dirigentes de la UP que iban a reunirse en México constituían, "liberales Ricos". Responsables de todos los problemas de Chile, que habían abandonado al pueblo a su propia suerte y a sufrir las consecuencias. Estaba convencida de que por eso merecían lo que iba a ocurrirles en México. En la billetera, Michael e Inés Townley llevaban 25.000 dólares cuando descendieron del avión en Miami. Era dinero entregado por la DINA para gastos de operación. Los pasos a seguir eran simples: tomar contacto con el Movimiento Nacionalista Cubano, lo que les facilitaría las cosas para moverse dentro de Estados Unidos y para adquirir los elementos necesarios con que ejecutar el atentado, y luego viajar a Ciudad de México. El MNC no era, quizás, el grupo más importante del exilio cubano radicado en Miami, pero si uno de los más decididos, con algunos atentados exitosos en su haber. El contacto para llegar al MNC lo había facilitado uno de los jefes de la DINA, y después de algunas entrevistas preliminares, Michael e Inés Townley llegaron al corazón del movimiento: Felipe Rivero, un vendedor de automóviles que utilizaba el negocio para ganarse la vida y como pantalla de su actividad terrorista clandestina. Se presentaron con sus "chapas"; Andrés Wilson y Ana Pizarro respectivamente.

A partir de allí, el camino no por simple estaba exento de riesgos. El más importante, disipar la desconfianza de los militantes del MNC respecto de la autentica filiación de Townley: ¿la DINA o la CIA? Su origen estadounidense era, más que sospechoso, desconcertante si, en efecto, sólo se trababa de un agente de la policía política chilena. Finalmente Rivero los contactó con los hombres del MNC que los iban a ayudar: Guillermo Novo y José Dionisio Suárez, residentes de Nueva Jersey. Ambos tenían enormes simpatías por el general Pinochet y Chile. De hecho, ambos habían estado en Santiago como portadores de un saludo a las autoridades militares chilenas y un mensaje implícito que podía resumirse en una idea: estamos a vuestra disposición.

Antes de partir en avión a Nueva Jersey. Townley tomó la precaución de concertar una cita con Novo para esa misma moche en un restaurante. Michael Townley e Inés Callejas pasaron algunos apuros con los cubanos, pero todo se selló con un apretón de manos. Conquistada la confianza de Novo y Suárez, los preparativos del plan se pusieron en marcha: los cubanos pondrían a disposición de la pareja de agentes chilenos a uno de sus correligionarios, con quien debían tomar contacto en Miami, Su nombre , Virgilio Paz. Al mismo tiempo, pusieron en manos de Townley un paquete especial: TNT, mecha y otros elementos. Pocos días después, ya de vuelta a Miami, los Townley se conectaron con Paz: un hombre joven, de no mas de veinte años y apuesto. La misión estaba lista para iniciarse; serían nueve meses de un periplo que los llevaría primero a México y luego a algunas capitales europeas para dejar tras de si un reguero de muerte y temor entre los exiliados chilenos.

Los días pasaban. Townley tenía problemas con la documentación. Su pasaporte extendido a nombre de un tal Kenneth William Envart hubiera sido una pista demasiado fácil de seguir para reconstruir sus movimientos por parte del FBI o de la CIA misma, de modo que deseaba documentos nuevos. Los cubanos actuaban, pero esas cosas eran lentas y caras. Finalmente, Novo los consiguió: Townley pasó a llamarse Andrew Brooks; Inés Callejas recibió la designación de Ama Brooks, y Virgilio Paz, la de Javier Romero, quien debía pasar por pariente de Inés Callejas; "el primo Javier". El tiempo se agotaba y decidieron concluir los preparativos de los explosivos en el camino a Ciudad de México, que hicieron conduciendo una camioneta Dodge a la que acoplaron una casa rodante de marca "American Traveler".

En México, el trío sufrió una decepción: la Conferencia había concluido días antes y ninguno de los lideres que intentaban asesinar estaba en la capital mexicana. Hicieron entonces algunas tareas menores: vigilaron la Casa de Chile, se reunieron con chilenos pro-juntistas para organizarlos y encomendarles tareas de información. Cosas menores comparadas con lo que Townley llamaba "Operación Sesión Abierta". Después el trío volvió a Miami. De allí Inés Callejas regresó a Santiago, mientras Townley viajaba a Madrid junto a Virgilio Paz, obedeciendo nuevas ordenes de seguir hasta Europa a los dirigentes que se les habían escapado en México. Años mas tarde, durante el juicio seguido a Michael Townley y los cubanos del MNC en Washington por el asesinato de Orlando Letelier, el ex agente de la DINA sostuvo el siguiente diálogo con el abogado de Guillermo Novo, Paul Goldberger, en relación a Inés Mariana Callejas:

Cuando su esposa participó en el viaje a México usted dijo que su esposa era agente. ¿Sabía ella cuáles eran las circunstancias? Ella sabía a qué iba. ¿no es cierto?

Ella sabía que íbamos a interrumpir una reunión. Eso es correcto Señor.

¿Ella formaba parte del plan?

Ella no estaba involucrada en la planificación misma

¿No fue ella utilizaba como cobertura por decirlo axial, en viajecito en casa rodante?

Eso formaba parte de la cobertura. Si, señor

Y ella sabía las circunstancias del pla... ¿Y ella sabia los nombres de las personas?? el nombre de Altamirano?? el nombre de Teitelboim?

La mayoría de los ciudadanos chilenos conocía esos nombres muy bien, señor

¿Planearon en Estados Unidos ir a matar a alguien a México?

Si, señor

Su esposa formaba parte del plan, ¿es correcto?

Ella iba a ser usada en él, eso es correcto, señor

Los contactos establecidos por Townley y Paz en Europa con las "tramas negras" italianas, la mafia corsa, los extremistas de ultraderecha de la OAS francesa (gestados a partir de la vergüenza argelina, en tiempos de De Gaulle) y los fascistas españoles (España aún soportaba a Franco) dieron luego sus frutos, aunque ricos y contraproducentes: el intento de asesinato de Bernardo Leighton y Ana Fresno su esposa. Una misión Imposible

De vuelta en Santiago, el 17 de mayo, Townley fue instruido en los detalles de un nuevo intento por el jefe de las operaciones exteriores de la DINA.

La tarea no era fácil, porque los sucesivos fallos en conseguir el objetivo de eliminar a Altamirano ya habían producido algunas bajas del servicio en las filas de la DINA. Concretamente, el antecesor de Townley para esa misión en Europa había estado esperando al líder socialista, armado con una pistola, dentro de su automóvil, estacionado en las afueras del hotel donde Altamirano estaba hospedado. Incluso vio al Secretario General del PS cuando ingresó al edificio, solo, pero una serie de circunstancias le impidieron hacer fuego?%AAAS aunque no el que lo dieran de baja. En cierta ocasión, Altamirano caminaba por Saint-Germain junto a otros ocho o nueve dirigentes socialistas, entre ellos Renato Julio. De pronto alguien se abalanzó contra el grupo, hubo una confusión, forcejeos. Los guardaespaldas de Altamirano detuvieron un auto y lo introdujeron rápidamente en él, alejándose del lugar. El individuo también logró escapar por una boca del metro donde fue imposible seguirlo. Había conseguido arrebatarle a Renato Julio una carpeta con documentos relativos a una reciente reunión del la Unidad Popular, sin gran relevancia política. Eso había sido todo.

El día 14 de junio, Michael Townley volvió a partir hacia Estados Unidos para recoger a Virgilio Paz, en el camino a su nuevo intento. Volaron juntos a Frankfurt, pero la misión se vio interrumpida menos de quince días después por una llamada urgente desde Santiago para que regresara a Chile: había surgido una misión, de carácter político, prioritaria. Se trababa de obtener testimonios gráficos de las cárceles norirlandesas donde estaban recluidos los prisioneros del IRA, para ser usados como pruebas descalificatorias del gobierno británico antes las Naciones Unidas por el asunto de la violación de Derechos Humanos. Las fotos fueron tomadas, pero por Virgilio Paz, a quien se hizo el encargo, ya que había permanecido en Europa.

Solo el 19 de julio, Townley regresó a Europa, vía Río de Janeiro, para retomar la misión de asesinar a Carlos Altamirano. Se detuvo en Frankfurt para hacer contacto con Wolf von Arnswaldt, uno de encargados de la oficina de LAN-Chile allí, donde le entregaron algunas piezas para montar un artefacto explosivo destinado al líder socialista chileno. Altamirano estaba en la RDA, pero hacia frecuentes viajes a diversas ciudades europeas, entre ellas la misma Frankfurt. Townley y Paz trataron de interceptarlo en estos desplazamientos varias veces pero jamás pudieron prever por adelantado los movimientos del dirigente socialista, porque Altamirano tenia una forma de viajar errática, casi caprichosa, y lo hacia siempre acompañado por dos o tres guardaespaldas.

En esta tarea de adelantarse a los pasos de Altamirano para cazarlo en su automóvil o en la casa donde se estuviera alojando, ambos individuos permanecieron durante dos días en un hotel del Stuttgart a donde se suponía que Carlos Altamirano iba a ir, pero jamás llegó.

A finales de agosto de 1975, mientras tanto, el jefe máximo de la DINA, general Manuel Contreras, inició una gira que habría de llevarlo a Estados Unidos y algunos países latinoamericanos Venezuela y Argentina, entre ellos para establecer los lazos de una vasta red de servicios de inteligencia para actuar contra la subversión marxista. En Washington, llegó incluso a entrevistarse con el general Vernon Walters. De acuerdo a la versión del director delegado del DISIP venezolano, Rafael Rivas Vásquez, con quien Contreras también se entrevistó, el jefe de la DINA le dijo que estaban realizando algunos viajes de buena voluntad para obtener el apoyo de los distintos servicios de inteligencia latinoamericanos. Como esto funciona sobre la base de acuerdos verbales, había estado viajando mucho. (Contreras dijo) que estaba implementando un enorme esquema de servicio gigantesco y poderoso, que podría tener información de todo el mundo. Era el plan de la "Operación Cóndor".

Ese mismo mes de agosto del 75, Townley recibió en Europa nuevas ordenes: abandonar momentáneamente la persecución de Carlos Altamirano y dedicarse a seguir a otro dirigente de la Unidad Popular, quien estaba desempeñando un rol importante en la obtención de apoyos contra el régimen del general Pinochet. Para esta nueva misión, Townley pidió la colaboración de su esposa, Inés Mariana Callejas, para utilizarla como gancho de infiltración de los círculos de exiliados. Ana Pizarro Inés Mariana Callejas voló, entonces, a Europa, previo paso por Estados Unidos para encontrarse con los cubanos del MNC.

La "presa" Altamirano resultaría más difícil de eliminar que lo previsto, Los servicios de seguridad que tenia a su alrededor eran más idóneos de lo imaginable. Tanto, que en 1974 llegaron a conocer algunos de los planes de la DINA antes de que se llevarán a cabo. Así ocurrió, por ejemplo, con el atentado al general Carlos Prats, en Buenos Aires. El aparato de seguridad de Altamirano supo del plan dos días antes de que la bomba lo matara junto a su esposa. Hicieron un intento por salvarlo, enviando desde Berlín Oriental a un emisario que conocía al general, porque había coincidido con él en diversos lugares, actos y reuniones. Pero el atentado ocurrió cuando este emisario iba en vuelo hacia la capital argentina, de modo que cuando aterrizó las fotos del crimen llenaban ya las primeras páginas de los todos los diarios bonaerenses. Regresó a Berlín Oriental, por tanto, en el siguiente avión que salía de Ezeiza con destino a Europa.

Las dificultades para matar a Carlos Altamirano, en todo caso, fueron fatales para Bernardo Leigthon. Los contactos italianos habían sugerido reemplazar a Altamirano por el dirigente democratacristiano, a la fecha exiliado en Roma y una de las piezas importantes en la iniciativa de acercar a la Unidad Popular y la DC chilena a través de un diálogo político. Atentar contra Leigthon, en opinión de los extremistas italianos "era como matar a un conejo".

 

A boca de jarro

La vida de Carlos Altamirano estuvo en permanente peligro durante el resto de 1975 y en 1976, año que se produjo una de las últimas acciones serias en su contra, Leigthon había quedado, gravísimamente herido, al margen de la política, al menos por mucho tiempo, y acababa de producirse el atentado que costó la vida, en Washington, a Orlando Letelier y Ronnie Moffitt. El repudio internacional por esos crímenes aconsejaba alargar las actividades de la DINA fuera de las fronteras chilenas. Sin embargo, la obsesión por liquidar a Altamirano seguía viva, sobre todo en momentos en que según el análisis de los aparatos de seguridad chilenos la influencia del socialismo estaba tomando nuevos bríos en Europa, tras el desastre en que concluyó la dictadura de los coroneles griegos, el éxito de la revolución portuguesa de Mario Soares convocaban en octubre de 1976 a una magna conferencia europea en Lisboa, y existían informaciones en el sentido de que se estaba preparando la fundación de un periódico chileno socialista en Paris.

Sus jefes habían dado seguridades a Michael Townley de que no saldría de Chile hasta que no pasara el revuelo originado con el asesinato de Orlando Letelier. No obstante estaban convencidos de que debían hacer algo por impedir la influencia socialista en Europa, que sería tan perjudicial para el régimen del general Pinochet. Con ese motivo, se volvieron a enviar a Townley y a su esposa a quien otorgaron un pasaporte extendido a nombre de Carmen Luisa Correa Letelier a Europa, para atentar contra dos periodistas chilenos. Llegaron a Francia en noviembre de 1976 con esa misión especifica, pero se encontraron con que la Seguridad francesa conocía sus planes y había advertido a la Embajada chilena de que no tolerarían actos terroristas de ninguna especie. La misión, por tanto, se frustró en sus inicios.

Sin embargo, Townley y Callejas no regresaron a Santiago. En Paris recibieron órdenes distintas: iba a celebrarse en Madrid el Primer Congreso Legal del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) tras cuarenta años de dictadura franquista. La ocasión era atractiva: Carlos Altamirano estaba invitado a presenciar el hecho. La pareja de agentes chilenos se trasladó, entonces, a la capital española. Townley e Inés Callejas estuvieron cuatro días de diciembre paseándose por los mismos pasillos del hotel donde se alojaban la mayor parte de los dirigentes socialistas españoles y mundiales. También Altamirano. Pero éste estaba permanentemente custodiado no sólo por sus propios guardaespaldas, sino porque se daba la circunstancia de que al Congreso Socialista había acudido el británico Michael Foot, el austriaco Bruno Kreisky, el portugués Mario Soares, el Frances Francois Mitterrand, el germano occidental Willy Brandt, el sueco Olof Palme. Y cada uno con sus propios agentes de seguridad, además de los servicios prestados por los organismos policiales españoles.

El lugar donde se celebraba el Congreso Socialista, el hotel, los pasillos, Madrid entero era un nido de "enemigos" para Townley y Callejas, del que habría resultado prácticamente imposible escapar.

Aun axial, Townley obtuvo el número de la habitación donde dormía Carlos Altamirano. Pero sus contactos en la policía española todavía atestada de viejos funcionarios franquistas le informaron a tiempo de que el número que había obtenido era falso. Townley insistió en su empeño. En el restaurante, él y su esposa llegaron a sentarse a la mesa contigua a aquella en se hallaba Carlos Altamirano. Hablaron conscientemente en inglés y en voz alta para que su víctima se sintiera seguro y dejara trascender a sus acompañantes algún dato sobre sus próximos desplazamientos.

Carlos Altamirano, sin embargo, no dijo nada relevante. Eso los determinó a comunicarse con Santiago, para informar de las dificultades de la misión. Hablaron con alto oficial de la DINA, pero obtuvieron una respuesta perentoria:  !No me importa! !Mátalo! !Mátalo!. Antes de colgar, Townley sólo atino a responder; "Si, si mi coronel".

En la última jornada del Congreso del PSOE, los Townley decidieron seguir a Altamirano al aeropuerto de Barajas, en Madrid, para saber su próximo destino. Habían alertado a los distintos agentes de la DINA en Europa y, de obtener el dato con antelación, hubiera podido hacer un nuevo intento de asesinarlo. Así, ingresaron tras el dirigente socialista chileno hasta el área donde se abordaba el vuelo a Paris. Townley corrió a una cabina telefónica para comunicarse con la capital francesa. Cuando salió de ella tropezó con un hombre que lo hizo trastabillar: su sorpresa fue paralizante cuando se percató de que había dado un encontronazo con su propia victima -Carlos Altamirano Orrego-. Después lo vio abordar el aparato con destino a Paris.

Su suerte estaba en manos de los agentes de la DINA, alertados allá para no perder al Secretario General del Partido Socialista una vez que descendiera del avión en Orly. Ellos Townley y Callejas abordaron el vuelo siguiente al de Altamirano. No obstante, en Paris se toparían con una nueva frustración: sus contactos perdieron la pista del "blanco" en la densidad del trafico parisino. Todo volvía a cero.

En Europa, el invierno arreciaba. Los Townley resolvieron regresar a la calidez del verano chileno. Carlos Altamirano seguirá exiliado, pero vivo. Después de la disolución de la DINA en 1977, no se ha sabido de nuevos intentos de atentar en su contra.

* Revista APSI 1984

 

CARLOS ALTAMIRANO ORREGO RESPONDE A GONZALO VIAL CORREA

20.03.2018 12:58

Carlos Altamirano Orrego
responde a Gonzalo Vial Correa

Carlos Altamirano OrregoEl ex Secretario General del PS esta harto de que Gonzalo Vial, el historiador de La Segunda, insista en la veracidad del "Plan Z". Durante Septiembre Vial volvió al ataque acusando a Altamirano en estar en una "operación blanqueo" para evadir su responsabilidad en el fracazo de la via chilena al socialismo. Altamirano eligió a The Clinic para saldar cuentas con "nuestro pequeño inquisidor", "pequeño Heródoto" y "pequeño Michelet", como lo llama alternativamente. El que esta blanqueando su imagen, asegura el líder socialista, es el propio Vial. "Pocas personas, entre los civiles partidarios de la dictadura, tiene más necesidad de eludir sus graves responsabilidades que nuestro detractor", dispara Altamirano.

En Septiembre pasado, Gonzalo Vial Correa dedicó cinco ediciones de su semanal contribución al diario La Segunda para atacar, con la odiosidad y persistencia que lo caracterizan al suscrito y al Partido Socialista de Chile.

La demora en mi contestación de debe, tanto al hecho de haber estado en el extranjero, como a las persistentes dudas que me asaltaron sobre la pertinencia de responder a tan imponente amasijo de imputaciones arbitrarias, medias verdades, interferencias abusivas y distorsiones históricas.

La lectura de la serie de artículos de Vial Correa ha confirmado rotundamente mis sospechas en el sentido que, a treinta años del golpe militar, su autor sigue prisionero de una visión profundamente partisana de los sucesos de 1973. En ella, el suscrito y el Partido Socialista de Chile desempeñan el papel de villanos principales. Curiosa y burda visión, tratándose de alguien que pretende ser historiador profesional y mentor de historiadores.

A pesar de todo, he decidido contestar a Vial Correa. Lo hago, en primer lugar, pensando en los jóvenes de Chile. Lo hago, también, pensando en los militantes del Partido Socialista de Chile, de ayer y hoy. Lo hago, además, motivado por la inaudita soberbia de Vial Correa, expresión conspicua de intolerancia, de autoritarismo y de anacrónicos arrestos señoriales. Escuchémoslo: "Nada personal tengo contra Carlos Altamirano, pero él y quienes compartieron su -volada guevarista- fueron nefastos para Chile, haciéndose acreedores al respeto, al perdón y el olvido. Pero siempre que se callen". !Satánica soberbia! !Cristiana manera de expresar respeto y perdón!

Dicho esto, anticipo que no pretendo seguirle el juego a Vial Correa, dando una respuesta pormenorizada a todas y cada una de sus falsedades, mixtificaciones y distorsiones. Si en algo no estoy dispuesto a seguirlo es en su olímpico desprecio por la paciencia de los lectores y su raro talento para aburrirlos mortalmente.

Los lectores no dejarán de advertir que no contesto a Vial Correa en La Segunda. Repetidas experiencias me han demostrado que dicho medio tiene la mala costumbre de distorsionar las inserciones de personas que no le son especialmente gratas; ya sea a través de titulado, ya sea por medio de la diagramación. Tanto más agradezco la generosa acogida dispensada por The Clinic, prestigioso semanario que me ha otorgado plenas garantías de una fiel reproducción de mi respuesta.

 

Altamirano, el "Plan Z" y la "Operación Blanqueo"

Vial Correa rompe sus fuegos a propósito del llamado "Plan Z", ofuscado por mi comentario relativo a su participación en la autoría de dicho plan. Su reacción es tan furiosa como contradictoria. Con aires desafiante, afirma que Altamirano habla por la boca de sus pasiones, pues no sabe nada de este documento. En lo que es coherente con otra afirmación, formulada más adelante (... "el Plan Z hasta donde se sabe, no era socialista" ...). No así con la expresada aún más tarde, cuando dice: Se indignará el ex senador aún más al saber que sospecho haberse originado el Plan Z en su propia colectividad política. Solo cave preguntarse: ¿Hasta dónde llega la frivolidad de este señor?

Pese a anunciar reiteradamente que está en capacidad de aportar sólidas pruebas sobre la autenticidad del "Plan Z", recién en su cuarto artículo vuelve a esta materia. ¿Y que dice al respecto? En primer lugar, que el "Plan Z" fue reproducido por el "Libro Blanco". En segundo lugar advierte que, hasta hoy, los autores del "Libro Blanco" son anónimos. A excepción de si mismo, que se vio obligado a reconocer la autenticidad del "Plan Z". Con lo cual está informando que probablemente aún hoy estaría callado, si no hubiese sido por ese infortunado cuestionamiento. ¿Cuáles son los argumentos de Vial para defender la autenticidad del Plan Z? Para comenzar informa, con sin igual candor, que su generoso impulso de haber expuesto espontáneamente sus razones de la autenticidad de Plan Z ya es, en sí mismo, una prueba importante de dicha autenticidad. Además se pregunta: ¿Auténtico en qué sentido? Para responder, con el mismo desconcertante candor: Simplemente en el (sentido) de haber recogido por las Fuerzas Armadas en los inmediatos allanamientos post golpe a las oficinas públicas y locales partidarios de la UP y del MIR. Frente esta virginal inocencia, sólo puedo decir: ¿Pretende Vial hacernos comulgar con ruedas de carreta?

A continuación, Vial Correa se plantea una serie de preguntas, a saber ¿Quiénes eran sus autor o autores?, que vigencia política y operativa tenían?. Fue aceptado por quien debía aceptarlo? Y concluye dramáticamente: No lo sé, ni lo dice el Libro Blanco. Con lo cual nos está diciendo que, pese a saber muy poco o nada acerca del Plan Z, tiene confianza absoluta en su existencia.

 

“CONVERSACIONES CON CARLOS ALTAMIRANO” DEL HISTORIADOR GABRIEL SALAZAR

20.03.2018 12:53

Un libro con el historiador Gabriel Salazar
“Conversaciones con Carlos Altamirano”

 

Polémica provocará, sobre todo en la izquierda chilena, el libro Conversaciones con Carlos Altamirano (Editorial Debate). Son 586 páginas que resumen las conversaciones que durante tres años sostuvieron el ex secretario general del Partido Socialista y el historiador Gabriel Salazar. Carlos Altamirano Orrego (88 años) fue diputado y senador del PS entre 1965 y 1973. En 1971 fue elegido secretario general de ese partido en representación de su ala más izquierdista. Su vida corrió grave peligro para el golpe de Estado; sin embargo, logró eludir la persecución y salir del país clandestinamente para establecerse en la ex RDA, y luego en Francia. Conservó su cargo de líder del PS hasta 1979 y encabezó -junto con Jorge Arrate y otros dirigentes en el exilio- la llamada “renovación” que llevó al PS a adoptar posiciones neoliberales. Esto produjo un quiebre orgánico y surgió una dirección paralela encabezada por Clodomiro Almeyda Medina, ex canciller de Allende, que sustentaba la tradición izquierdista del partido. Finalmente, el PS se reunificó pero bajo la conducción pro capitalista de Camilo Escalona Medina, actual senador. Altamirano, por su parte, rechazó los extremos que alcanzó la “renovación” socialista y adoptó una posición crítica que explica y profundiza en estas conversaciones con el Premio Nacional de Historia, Gabriel Salazar. Los siguientes son párrafos seleccionados del libro Conversaciones con Carlos Altamirano

 

Altamirano sobre Allende escribió:"Allende fue un político tradicional y un socialdemócrata convencido hasta, más o menos, 1960. A partir de entonces entró en un proceso de radicalización creciente, aunque nunca tanto como para dudar de la democracia chilena (...) En todo caso, según mostraron los hechos, él se radicalizó en el marco de su vocación democrática. De ahí que haya promovido la expropiación de latifundios, la nacionalización de industrias básicas, la propuesta de una Asamblea del Pueblo, etc., que, sin duda, en el contexto de ese tiempo, eran medidas revolucionarias, medidas que, en todo caso, se tomaban en un contexto legal, sin uso de la violencia. Su rechazo al uso de medios violentos se manifestó de la manera más nítida precisamente hacia el final de su gobierno. No debe olvidarse que en el propio cuerpo de generales había varios de ellos que estaban dispuestos a defender el gobierno de Salvador, no sólo porque eran constitucionalistas, sino porque concordaban con las medidas que estaba tomando el gobierno de la Unidad Popular. Recordemos que, después del Tanquetazo (*) un millón de personas salió a la calle dispuesta a defender el gobierno. Se podía haber recurrido a las masas, a los Cordones Industriales, a los regimientos adictos, pero en la mente de Allende estas alternativas -que le fueron planteadas- no tenían cabida. No hizo nada al respecto y sus palabras finales lo prueban. Buscó alguna salida legal y pensó en convocar a un plebiscito, pero el llamado a plebiscito tenía una serie de dificultades legales, difíciles de superar, y había que contar con el beneplácito de la derecha. Todo dependía de los trámites en el Congreso, donde el obstruccionismo era increíble. Consciente de ello, y negándose a practicar una salida confrontacional, Allende optó por inmolarse, creyendo que con su inmolación, y desaparecido él, Chile volvería a la normalidad… democrática. Pensaba que si él tomaba un avión y escapaba de Chile, no habría normalización. Sólo cabía -en su lógica- el suicidio... La violencia potencial que podía alcanzar el proceso desaparecería si él descargaba la violencia sobre sí mismo..."

 

De Miguel Enríquez, Altamirano escribió:"Allende simpatizaba con las revoluciones violentas hacia fuera (amigo de Ho Chi Minh, de Fidel…), pero era socialdemócrata hacia adentro: partidario del cambio estructural, pero defensor de la legalidad tradicional… Desde esa perspectiva, Salvador tuvo buenas relaciones con el MIR, pero a partir de un momento (cuando el MIR le robó parte de las armas que había en Tomás Moro) se produjo un cierto distanciamiento. Ahí Salvador se indignó y los acusó a Fidel a través de una carta. Independientemente de esto, Salvador apreciaba a Miguel Enríquez. Tenía una buena relación con su sobrino Andrés; adoraba a su hija Tati, que en definitiva era del MIR, y a la Payita, que también era simpatizante del MIR. O sea: Allende no tenía ni pactos ni relaciones políticas con el MIR, pero buenas relaciones con varios de sus miembros. Eran amistades y afectos, podríamos decir, como los que sentía por Fidel, el Che y otros revolucionarios, pero Salvador nunca se dejaba influir políticamente so pretexto de sus afectos y simpatías... Por eso es también otro cuento absurdo que la dirección del Partido Socialista influía o presionaba a Allende para impedir algún arreglo con la Democracia Cristiana... ¡Cuento!... Es no conocer el celo con que Salvador mantenía su independencia política. Pienso -y esto que no lo escuche ninguna máquina partidaria- que más razón tenía Miguel Enríquez que Salvador Allende. Y no por la cuestión simple de la vía pacífica o la vía armada, sino, primero: porque la democracia chilena no daba ni dio el ancho necesario para las reformas estructurales que se planeaban; segundo: porque la Democracia Cristiana no dio nunca el pase para establecer una aplastante mayoría capaz de realizar sin problemas los cambios requeridos; y tercero: porque, en definitiva, la ‘muñeca’ de Allende, por más hábil, flexible y astuta que fuera, no podía ni pudo remover la mole pétrea de lo que era (y es), en el fondo, la política en Chile y los sacrosantos intereses de la derecha. Tanto más, si el nuevo camino al socialismo era un movimiento desarmado. En ese contexto, la salida más probable al nudo en que nos metimos, era, pues, el golpe de Estado de la derecha. Muchos de nosotros lo veíamos venir. Y vino, claro, pero nadie imaginó la brutalidad, ni la crueldad, ni el terrorismo de Estado que descargaron sobre nosotros, ni los miles de muertos y torturados".

 

Sobre la muerte de Allende, Altamirano escribió:"Cuando estalló el golpe, un amigo me llamó muy temprano en la mañana para anunciarme que ya se habían sublevado tales y cuales regimientos y que el asalto de esas tropas podía producirse en cualquier momento. De inmediato tomé el teléfono y llamé a Salvador, que estaba en Tomás Moro, para confirmar la información. Salvador me contestó algo secamente, denotando tensión: ‘Sí, sí, viene el golpe…’. -Salvador, ¿y qué vamos a hacer? ‘Bueno, tu dirección partidaria sabrá qué hacer’, me contestó, abruptamente… Entonces me atreví a decirle: -Salvador, este tema ya hace algunos meses te lo estoy planteando. ‘Bueno, no es éste el momento para discutirlo…’. Obviamente yo no pensaba provocar una discusión en ese minuto con el presidente. Y allí se cortó la conversación. Fue la última vez que hablé con Salvador”. Altamirano relata que después de esa conversación telefónica con Allende, se reunió con la dirección del PS y juntos escucharon las últimas palabras del presidente de la República: “Yo no renunciaré: pagaré con mi vida la lealtad del pueblo…”. “Era evidente que Salvador había tomado la decisión de morir. Yo, un tanto imprudentemente, le había dicho a veces: -Pero Salvador, tu muerte es un problema personal. Pero qué pasa con la Unidad Popular, qué pasa con el proceso, qué pasa con el partido, qué pasa con el pueblo… En caso de que estallara el golpe, él había pensado principalmente la situación en que quedaría el presidente de la República, y por eso decidió su permanencia en La Moneda hasta las últimas consecuencias. No había pensado más allá de ese problema. Por eso -según señaló Jaime Gazmuri en una entrevista reciente- no consideró la propuesta del propio general Pinochet, en presencia del general Prats, de que, para el caso de una insurrección armada, debía diseñarse un plan de defensa militar, combinado con una movilización de trabajadores. La propuesta de Pinochet se hizo apenas algunos meses antes del golpe… Independientemente de si la propuesta de Pinochet fue hecha de buena o de mala fe, la idea general de diseñar un plan cívico-militar para neutralizar, impedir o combatir el golpe, tenía un evidente sentido práctico. Y de previsión política. Coincidía con lo que nosotros le sugeríamos a Salvador. -Mira, por qué no instruyes a Prats para que vaya viendo un regimiento de confianza, bajo el mando de un hombre de confianza, donde puedas instalarte por un tiempo razonable, hasta que puedan movilizarse las fuerzas leales y los trabajadores. Para mí, era evidente que si el golpe no se imponía de inmediato y se producían dilaciones y conatos organizados de defensa, los golpistas lo iban a pensar dos veces. Tanto más si Salvador, al estar dentro de un regimiento de confianza, podría presentar una resistencia armada ‘profesional’ y constitucional. Atacar a un regimiento dispuesto a la defensa no era lo mismo que asaltar a una población. Habría un comienzo de resistencia dura y, a la vez, se ganaba tiempo para iniciar otras acciones. Tener el apoyo de las masas populares no era una cuestión menor… Bueno, dejemos en suspenso si la propuesta de Pinochet era de buena o de mala fe. Dudo de que Pinochet hiciera algo de buena fe".

 

Sobre la renovación socialista, Altamirano escribió:Carlos Altamirano recuerda que en 1990 envió una carta al Partido Socialista “a efectos de que hiciéramos una reflexión profunda que nos condujera a la refundación del partido, siempre bajo la inspiración del socialismo. Estaba inspirada, en parte, en el proceso abierto por los comunistas italianos. Pensaba que no podíamos vivir del pasado, como tampoco de la aceptación llana del presente. Creo que es valedera la frase que escribió Víctor Hugo, cuando dijo que ‘hay hombres que por conservar su pasado pierden su futuro’. Eso es lo que le puede pasar a nuestro Partido Socialista. En realidad, lo más grave es que ni siquiera hemos conservado el pasado. Habría sido más legítimo conservar el pasado que sumarse a las posiciones neoliberales”. En cuanto a la situación actual de la Izquierda, Altamirano dice al historiador Gabriel Salazar: “Sin lugar a dudas, la Concertación, en Chile, no ha sido hasta hoy una fuerza sociocultural transformadora. Al revés: ha sido una fuerza ‘conservadora’, en el sentido de que ha preservado y estilizado el modelo neoliberal de Pinochet (tanto como para que, en un eventual gobierno de la derecha, ésta se juegue por continuar esa línea). Peor aún: ha extendido la infección capitalista y derechista al extremo de reducir su propia base electoral, en beneficio de la derecha. Y en este plano, el Partido Socialista se ha sumado con entusiasmo a ese conservadurismo y se ha jugado por él, abdicando de su clásica condición de vanguardia ideológica, popular, política. Está amarrado al modelo en cuerpo y alma. Y Escalona ha tratado de sostener sobre sus espaldas, con fe de carbonero, el modelo neoliberal y la globalización completa... en una actitud de servilismo verdaderamente titánico... Mi amigo Jorge Arrate, en cambio, está tratando de hacer algo, por dentro y por fuera, pero con pocas posibilidades de cambiar esa obcecación... Sin Izquierda verdadera (e incluso, sin una verdadera centro izquierda), el campo político queda propicio para el triunfal aterrizaje de vivarachos y pillastrines (...) Hoy todo está revuelto, todo. Hay correligionarios que dirigen transnacionales, como si nada. Se mueven a lo largo de esos hilos semi invisibles que unen el Estado y el mercado. Todos usan de los mismos hilos para pasarse de un lado a otro. Por eso es que, fuera del hemiciclo, son todos amigos. Los más inteligentes van por esos hilos yendo y viniendo, tejiendo y destejiendo, como arañas virtuales. Hasta que de repente se bajan por ahí y aparecen como millonarios, vestidos con trajes Armani, viajando por el mundo, almorzando en Borde Río, veraneando en Cachagua… De repente, la ausencia de fronteras en lo ideológico y en la comunidad global de los grandes intereses, se refleja también en el eclipse de otra clase de fronteras… A las cuales no quiero referirme… Varios de ellos fueron seminaristas… Hay partidos que se han convertido en cardúmenes de anguilas, que se deslizan por las redes amistosas con una habilidad simiesca, arreglándoselas para flotar siempre en la red superior…"

 

Nota a pie de página

(*) El Tanquetazo o Tancazo fue un fallido golpe de Estado en contra del gobierno de la Unidad Popular. Ocurrió el 29 de junio de 1973, y fue liderado por el teniente coronel Roberto Souper, del Regimiento Blindado nº 2. Se le denominó “Tanquetazo” porque los rebeldes usaron tanques y carros de combate. La sublevación fue sofocada con éxito por los soldados leales al comandante en jefe del ejército, Carlos Prats.

 

EL ROMANTICISMO REVOLUCIONARIO DE MAYO DEL 68

05.03.2018 22:47

El espíritu de la 68 es un brebaje potente, una mezcla picante y intoxicante, un cóctel explosivo de varios ingredientes. Uno de sus componentes - y no menos importante - es el romanticismo revolucionario, es decir, una protesta cultural contra los cimientos de la civilización industrial / productivismo capitalista moderna y su consumo, y una combinación singular, única en su género, subjetividad, deseo y utopía - el "triángulo conceptual" que define, de acuerdo con Luisa Passerini, 1968. [1]

El Romanticismo no es sólo una escuela literaria de principios del siglo XIX - como todavía se puede leer en muchos libros - sino una de las principales formas de la cultura moderna. Como estructura sensible y visión del mundo, se manifiesta en todos los ámbitos de la vida cultural - la literatura, la poesía, el arte, la música, la religión, la filosofía, las ideas políticas, la antropología, la historiografía y otras ciencias sociales. Surge a mediados del siglo XVIII - podemos considerar a Jean-Jacques Rousseau como el "primer romántico" - se desarrolla a través de la Frühromantik alemana, Hölderlin, Chateaubriand, Hugo, los prerrafaelistas ingleses, William Morris, el simbolismo, el surrealismo y el situacionismo, y todavía está con nosotros a principios del XXI. Se puede definir como una rebelión contra la sociedad capitalista moderna, en nombre de los valores sociales y culturales del pasado, pre-modernos, y una protesta contra el desencanto moderno del mundo, la disolución competitiva / individualista de las comunidades humanas, y el triunfo de la mecanización, la mercantilización, la objetivación y la cuantificación. Desgarrada entre su nostalgia por el pasado y sus sueños para el futuro, puede tomar formas regresivas y reaccionarias, que proponen un retorno a formas de vida pre-capitalistas, o una forma revolucionaria / utópico, que no aboga por un retorno, sino por un desvío a través del pasado para alcanzar el futuro; en este caso, la nostalgia del paraíso perdido se inviste de la esperanza de una nueva sociedad. [2]

Entre los escritores más admirados de la generación rebelde de los años 60 se puede encontrar a cuatro pensadores que pertenecen, sin duda, a la tradición romántica revolucionaria, y que intentaron, como los surrealistas en la generación anterior, combinar - cada uno a su manera, individual y único - la crítica marxista y romántica de la civilización: Henri Lefebvre, Guy Debord, Herbert Marcuse y Ernst Bloch. Mientras que los dos primeros gozaron de la simpatía de los rebeldes franceses, el tercero fue más conocido en los EEUU, y el último especialmente en Alemania. Por supuesto, la mayoría de los jóvenes que salieron a las calles en Berkeley, Berlín, Milán, París o la Ciudad de México nunca habían leído a estos filósofos, pero sus ideas se difundieron de mil maneras, en los panfletos y consignas del movimiento. Esto fue valido especialmente en Francia para Debord y sus amigos situacionistas, a quienes el imaginario de Mayo del 68 debe algunos de sus sueños más audaces, y algunas de sus fórmulas más sorprendentes ("La imaginación al poder"). Sin embargo, no es la "influencia" de estos pensadores lo que explica el espíritu del 68, sino más bien lo contrario: la juventud rebelde buscó autores que pudiesen proporcionar ideas y argumentos a favor de su protesta y de sus deseos. Entre ellos y el movimiento se produjo, a lo largo de los años 60 y 70, una especie de "afinidad electiva" cultural: se descubrieron los unos a los otros y se influyeron mutuamente en un proceso de reconocimiento mutuo . [3]

En su notable libro sobre Mayo del 68, Daniel Singer capturó perfectamente el significado de los "acontecimientos": "Fue una rebelión total, que cuestionó no uno u otro aspecto de la sociedad existente, sino sus objetivos y medios. Fue una revuelta mental contra el estado industrial existente, tanto en contra de su estructura capitalista como del tipo de sociedad de consumo que creó. Esto se asoció a una resistencia sorprendente a cualquier cosa que viniese de arriba, contra el centralismo, la autoridad, la "ley del más fuerte". [4] El ‘gran rechazo’ - término tomado por Marcuse de Maurice Blanchot - a la modernización capitalista y el autoritarismo, define el espíritu político y cultural de Mayo del 68 y, posiblemente, sus equivalentes en EEUU, México, Italia Alemania, Brasil y otros países.

Téngase en cuenta que estos movimientos no han sido motivados por una crisis de la economía capitalista: por el contrario, tuvieron lugar en la llamada era de los "treinta años gloriosos" (1945-1975), años de crecimiento capitalista y prosperidad . Esto es importante para evitar la trampa de creer que las rebeliones anticapitalistas única o principalmente son el resultado de la recesión o de una crisis más o menos catastrófica de la economía: no existe una correlación directa entre los altibajos del mercado de valores y el incremento o la disminución de las luchas, o revoluciones, anticapitalistas. Afirmar lo contrario sería una regresión al tipo de "marxismo" economista que prevalecía en la Segunda y Tercera Internacional.

Me limitaré a comentar el caso francés, que es el que conozco mejor. Si se toma, por ejemplo, el famoso panfleto distribuido en marzo del 68 por Daniel Cohn-Bendit y sus amigos, "¿Por qué los sociólogos?", Nos encontramos con el rechazo más explícito a todo lo que se presenta con la etiqueta de "modernización"; esta se identifica con la planificación, la racionalización y la producción de bienes de consumo de acuerdo a las necesidades del capitalismo organizado. Diatribas similares contra la tecno-burocracia industrial, la ideología del progreso y la rentabilidad, los imperativos económicos y las "leyes de la ciencia" están presentes en muchos documentos de la época. El sociólogo Alain Touraine, un observador distanciado del movimiento, analiza mediante el uso de conceptos de Marcuse, este aspecto de Mayo del 68: "La revuelta contra la 'unidimensionalidad' de la sociedad industrial gestionada por los dispositivos económicos y políticos no puede estallar sin implicar elementos 'negativos', es decir, sin oponerse a la "expresión inmediata de los deseos a sus constricciones, que se consideran naturales, del crecimiento y la modernización". [5] A esto hay que añadir la protesta contra las guerras imperialistas y / o coloniales, y una poderosa ola de simpatía - no sin ilusiones "románticas" - hacia los movimientos de liberación de los países oprimidos del Tercer Mundo. Por último, pero no menos importante, había en muchos de estos jóvenes activistas una profunda desconfianza hacía el modelo soviético, considerado un sistema autoritario / burocrático y, para algunos, una variante del mismo paradigma de producción y consumo del Occidente capitalista.

El espíritu romántico de Mayo del 68 no sólo se compone de lo "negativo" de la revuelta contra un sistema económico, social y político considerado inhumano, intolerable, opresivo y filisteo, o de actos de protesta, tales como la quema de coches, esos símbolos despreciados de la mercantilización capitalista y el individualismo posesivo [6].

También esta llena de esperanzas utópicas, de sueños libertarios y sueños surrealistas, de "explosiones de subjetividad" (Luisa Passerini), en fin, de lo que Ernst Bloch llamaba Wunschbilder, "imagenes-de-deseo", que no sólo se proyectan en un futuro posible, en una sociedad emancipada, sin alienación, cosificación u opresión (social y de género), sino en lo inmediato como experiencia de diferentes formas de práctica social: el movimiento revolucionario como una celebración colectiva y como una creación colectiva de nuevas formas de organización; el intento de inventar comunidades humanas libres e igualitarias, la afirmación de la subjetividad compartida (especialmente entre las feministas); el descubrimiento de nuevos métodos de creación artística, a partir de los carteles subversivos e irreverentes, o las pintadas poéticas e irónicas en las paredes.

La reivindicación del derecho a la subjetividad fue unida inseparablemente al impulso anticapitalista radical que cruzó de un extremo al otro, el espíritu de Mayo de 68. Esta dimensión no debe subestimarse: permitió la- frágil - alianza entre los estudiantes, los diversos grupúsculos marxistas o anarquistas y los sindicalistas que organizaron - a pesar de su dirección burocrática - la huelga general más grande de la historia de Francia.

En su importante libro sobre el "nuevo espíritu del capitalismo”, Luc Boltanski y Eve Chiapello distinguen entre dos tipos - en el sentido weberiano - de crítica anticapitalista, cada una con su combinación de emociones complejas, sentimientos subjetivos, indignación y análisis teórico, que de una u otra manera convergente en Mayo del 68: I) la crítica social, desarrollada por el movimiento obrero tradicional, que denuncia la explotación de los trabajadores, la miseria de las clases dominadas, y el egoísmo de la oligarquía burguesa que confisca los frutos del progreso; II) la crítica artística , que se centra en los valores y las opciones básicas del capitalismo y lo denuncia, en nombre de la libertad, como un sistema que produce la alienación y la opresión. [7]

Examinemos más de cerca lo que Boltanski y Chiapello incluyen bajo el concepto de crítica artística del capitalismo: una crítica del desencanto, la falsedad y la miseria de la vida diaria, la deshumanización del mundo por la tecnocracia, la pérdida de autonomía y, por último, el autoritarismo opresivo de un gobierno jerárquico. En lugar de liberar las potencialidades humanas de forma autónoma, la auto-organización y la creatividad, el capitalismo somete a los individuos a la "jaula de hierro" de la racionalidad instrumental y la mercantilización del mundo. Las formas de expresión de esta crítica son tomados del repertorio del festival, el juego, la poesía, la libertad de expresión, mientras que su lenguaje está inspirado en Marx, Freud, Nietzsche y el surrealismo. Es anti-moderna, ya que insiste en el desencanto, y es modernista cuando hace hincapié en la liberación. Uno puede encontrar sus ideas ya en la década de 1950 en pequeños "grupos de vanguardia" artísticos y políticos - como "Socialismo o Barbarie" (Castoriadis, Claude Lefort) o el situacionismo (Guy Debord, Raul Vaneigem) - antes de que 'que exploten a la luz pública en la revuelta de los estudiantes del 68. [8]

De hecho, lo que Boltanski y Chiapello llaman "crítica artista" es básicamente lo mismo que yo designo como crítica romántica capitalismo. La diferencia principal es que los dos sociólogos intentan explicar por "un estilo de vida bohemio”, los sentimientos de los artistas y los dandis, formulados de manera ejemplar en los escritos de Baudelaire. [9] Esto me parece un enfoque demasiado limitado: lo que llamo el romanticismo anticapitalista no sólo es más antiguo, sino que tiene una base social mucho más amplio. Opera no sólo entre los artistas, sino también entre intelectuales, estudiantes, mujeres y todo tipo de grupos sociales cuyo estilo de vida y cultura se ven afectados negativamente por el proceso destructivo de la modernización capitalista.

Otro aspecto problemático del ensayo, que también destaca por su riqueza de propuestas, de Boltanski y Chiapello es su intento de demostrar que, en las últimas décadas, la crítica artística, al distanciarse de la crítica social, ha sido integrada y recuperada por el nuevo espíritu del capitalismo, a través de su nuevo estilo de gestión, basado en los principios de flexibilidad y libertad, lo que ofrece una mayor autonomía en el trabajo, más creatividad, menos disciplina y menos autoritarismo. Una nueva élite social, a menudo activa durante los años 60 y atraída por la crítica artística, ha roto con la crítica social del capitalismo - considerada "arcaica" y asociada con la vieja izquierda comunista - y se ha unido al sistema, ocupando posiciones de liderazgo. [10]

Por supuesto, hay mucho de verdad en esta descripción, pero más que una continuidad aproblemática y sin contradicciones entre los rebeldes del 68 y los nuevos gerentes, o entre los deseos y utopías de Mayo y la última ideología capitalista, veo una profunda ruptura ética y política - a veces en la vida de un mismo individuo. Lo que se ha perdido en este proceso, esta metamorfosis, no es una cuestión de detalle, sino lo esencial: el anticapitalismo ... Una vez despojado de su propio contenido anticapitalista - diferente del de la crítica social - la crítica artística o romántica cesa de existir como tal, pierde todo significado y se convierte en un mero ornamento. Por supuesto, la ideología capitalista puede integrar elementos "románticos", "artísticos" en su discurso, pero han sido previamente vaciados de todo contenido social significativo para transformarse en una forma de publicidad. Hay muy poco en común entre la nueva "flexibilidad" industrial y los sueños utópicos y libertarios del 68. Hablar, como hacen Boltanski y Chiapello, de un "capitalismo izquierdista" [11] me parece un puro contra-sentido, una contradictio in adjecto .

¿Cuál es, entonces, el legado del 68 hoy? Se puede estar de acuerdo con Perry Anderson el que el movimiento ha sido derrotado de forma permanente, que muchos de sus participantes y dirigentes se han hecho conformistas, y que el capitalismo - en su forma neoliberal - no solo triunfó en los años 1980 y 1990 sino que se convirtió en el único horizonte posible. [12] Sin embargo, me parece que estamos asistiendo, en los últimos años, al desarrollo, a escala global, de un nuevo y vasto movimiento social, con un componente anticapitalista fuerte. Por supuesto, la historia nunca se repite, y sería tan inútil y absurdo esperar un "nuevo Mayo del 68", en París o en cualquier otro lugar: cada nueva generación rebelde inventa su propia y única combinación de deseos, utopías y subjetividad.

La movilización internacional contra la globalización neoliberal, inspirada en el principio de que "el mundo no es una mercancía", que salió a las calles en Seattle, Praga, Porto Alegre, o Génova es -inevitablemente - muy diferente de los movimientos de los años 60. Está lejos de ser homogénea: mientras que sus participantes más moderados o pragmáticos todavía creen en la posibilidad de regular el sistema, una gran parte del "movimiento de movimientos" es abiertamente anticapitalista, y sus protestas se puede encontrar, como en el 68, una fusión única de las críticas romántica y marxista del orden capitalista, de sus injusticias sociales y su codicia mercantil. Se pueden vislumbrar sin duda analogías con los 60 - las poderosas tendencias anti-autoritarias o libertarias - pero también diferencias importantes: la ecología y el feminismo, todavía incipientes en Mayo del 68, son ahora componentes centrales de la nueva cultura radical, mientras que las ilusiones en el "socialismo realmente existente" - soviético o chino - prácticamente han desaparecido.

Este movimiento solo ha comenzado, y es imposible predecir cómo se va a desarrollar, pero ya ha cambiado el clima intelectual y político en algunos países. Es realista, es decir, exige lo imposible...

Notas:

[1] L. Passerini, “ ‘Utopia’ and Desire ”, Thesis Eleven, Number 68, February 2002, pp. 12-22.

[2] Véase a este respecto mi libro con Robert Sayre, Rédemption et Utopie. Le Judaïsme libertaire en Europe centrale, une étude d’affinité éléctive, Paris, Presses Universitaires de France, 1986.

[3] Me refiero al análisis del concepto de afinidad electiva en mi libro antes citado.

[4] Daniel Singer, Prelude to Revolution. France in May 1968 , New York, Hill and Wang, 1970, p. 21.

[5] A.Touraine, Le Mouvement de Mai ou le Communisme utopique, Paris, Seuil, 1969, p. 224. Ver también Andrew Feenberg, “Remembering the May events ”, Theory and Society, n°6, 1978.

[6] Esto es lo que escribía Henri Lefebvre en un libro publicado en 1967: "En esta sociedad, en la que las cosas son más importantes que el hombre, hay un objeto rey, un objeto piloto: el automóvil. Nuestra sociedad, llamada industrial o técnica, tiene este símbolo, esta cosa dotada de prestigio y poder. (...) el coche es un instrumento incomparable y tal vez irremediable, en los países neo-capitalistas, de desculturización, de destrucción desde el interior del mundo civilizado". . (H. Lefebvre, Contra los tecnócratas, 1967, re-editado en 1971 bajo el título Vers le cybernanthrope, París, Denoel, p.14.).

[7] Luc Boltanski, Eve Chiapello Le nouvel esprit du capitalisme, París, Gallimard, 1999, pp. 244-245.

[8] Ibid. pp. 245-246, 86

[9] Ibid. pp.83-84.

[10] Ibid. pp.283-287

[11] Ibid , p. 290.

[12] Me refiero a las intervenciones orales de Perry Anderson durante los debates con motivo de un seminario sobre Mayo del 68 en Florencia, que ha dado lugar a la publicación de un número de la revista Thesis Eleven.

* Michael Löwy es un reconocido filósofo e historiador marxista del pensamiento contemporáneo.

POLONIA: CUANDO EL REVISIONISMO HISTÓRICO SE QUIERE HACER PASAR POR MEMORIA

05.03.2018 22:15

La Ley modificada sobre el Instituto de Memoria Nacional, aprobada por el parlamento polaco el 26 de enero, ha causado una gran tormenta política nacional e internacional (el texto completo en inglés de la Ley se puede encontrar aquí). Además de ampliar las divisiones históricas y políticas en Polonia, ha abierto un conflicto no solo con Israel y Ucrania, sino también con el principal aliado del país, Estados Unidos. La ley ya ha sido firmada por el presidente, aunque la ha enviado al tribunal constitucional para su revisión (respecto a las controversias legales que rodean a la ley, consultar aquí).
Este artículo considerará el contenido de la Ley; las reacciones al mismo y qué repercusiones más amplias puede ten

 

(Co) Responsabilidad y campos de exterminio

Hay principalmente dos partes controvertidas de esta Ley, que consideraremos una tras otra. La primera se refiere a acusaciones de (co) responsabilidad de los polacos por los crímenes nazis en la Segunda Guerra Mundial. Esta parte (Artículo 55a.1) dice: "Quien alegue, públicamente y en contra de los hechos, que la Nación Polaca o la República de Polonia es responsable o corresponsable de los crímenes nazis cometidos por el Tercer Reich, como se especifica en el Artículo 6 de la Carta del Tribunal Militar Internacional adjunto al acuerdo internacional para el enjuiciamiento y castigo de los principales criminales de guerra del Eje Europeo, firmado en Londres el 8 de agosto de 1945 (Diario de Leyes polaco de 1947, artículo 367), o por otros delitos que constituyen crímenes contra la paz, crímenes contra la humanidad o crímenes de guerra, o quienquiera que de otra forma disminuya groseramente la responsabilidad de los verdaderos perpetradores de dichos crímenes - será castigado con una multa o con hasta 3 años de prisión. La sentencia se hará pública.

Lo primero que debe observarse aquí es lo que se ha omitido de este proyecto de ley. No incluye la frase "Campos de exterminio polacos", aunque se ha informado ampliamente en los medios internacionales de que esto está en la Ley y que se ha utilizado regularmente como justificación para ella en Polonia. Esta frase ha sido utilizada en el pasado por algunos políticos internacionales (sobre todo Barak Obama) y en los medios internacionales. Generalmente se ha usado para denotar la ubicación geográfica de los campos, aunque fue condenada fuertemente, con razón, por todos los gobiernos polacos, que tendieron a reducir su uso. La frase nunca se ha utilizado dentro de Polonia y como esta ley solo se puede aplicar en Polonia, de todos modos no habría sido de utilidad práctica. Lo absurdo de la situación actual es que la frase se ha extendido por todo el mundo durante la semana pasada, y los tweets que la incluyen han llegado a decenas de millones de personas; algunos de los cuales, hostiles a la Ley, usándola como una forma de criticar al gobierno polaco.

La redacción del presente proyecto de ley es en realidad mucho más ambigua y peligrosa que esto, con el término "corresponsabilidad / responsabilidad" abierto a interpretaciones erróneas y abusivas. El holocausto fue un acto planeado y llevado a cabo por los nazis alemanes en Polonia, que estaba bajo su ocupación. Los nazis consideraban a los polacos como una raza eslava inferior y si hubieran ganado la guerra indudablemente habrían intentado destruir por completo a Polonia y al pueblo polaco. Polonia (tanto católicos como judíos y otros) sufrió, en porcentaje, una mayor pérdida de población que cualquier otro país durante la Segunda Guerra Mundial. La mayoría de su infraestructura, industrias y ciudades (más del 85% de los edificios de Varsovia) fueron destruidas por los nazis. Los nazis construyeron la mayoría de sus campos de concentración en la Polonia ocupada y llevaron a cabo la matanza sistemática de tres millones de judíos (más del 90% de la población judía polaca anterior a la guerra). Aproximadamente otros 2 millones de polacos no judíos murieron durante la Segunda Guerra Mundial. Desde el comienzo de la ocupación de Polonia, la población polaca estuvo sujeta al terror, las ejecuciones en masa y represalias indiscriminadas contra comunidades enteras en las que hubo resistencia. La ocupación en Polonia fue más dura que en cualquier otro país de Europa occidental. No se creó ningún gobierno colaboracionista en Polonia y los polacos organizaron el mayor movimiento de resistencia a la ocupación nazi en Europa. La Polonia ocupada era el único territorio bajo ocupación nazi en que cualquier tipo de ayuda a los judíos era castigada con la muerte no solo para quien ayudaba sino también para toda su familia. A pesar de esto, los ciudadanos polacos ostentan el número más alto del mundo de individuos que han sido reconocidos como Justos Entre las Naciones, como no judíos que arriesgaron sus vidas para salvar a los judíos del exterminio durante el Holocausto. Se estima que alrededor de 50,000 polacos fueron ejecutados directamente por ayudar a judíos.

Quizás sea imposible imaginarse cómo fue vivir bajo esta ocupación y tratar de pensar cómo uno podría haber actuado en tal situación. La destrucción, el miedo y la barbarie infligidos por los nazis a Polonia fueron a tal escala que no es posible comprender. Los polacos fueron víctimas de esta ocupación. No hay ningún “pero” que pueda seguir a esta frase, no puede añadirse ninguna calificación que pueda de alguna manera disminuirla. La ocupación tuvo lugar en una sociedad que estaba dividida antes de la guerra, en la cual un creciente nacionalismo de derechas ( que se había extendido a través del continente) se combinaba frecuentemente con el antisemitismo contra la amplia población judía. Durante la guerra estas divisiones fueron explotadas por los nazis y hubo casos en que algunos polacos instigaron el asesinato de judíos. Ningún país está hecho simplemente de buenas o malas personas y ninguna historia es siempre blanca y negra.

La nueva ley no solo nubla la historia, sino que utiliza la tragedia de la ocupación nazi para un beneficio político actual. El gobierno polaco y los medios de derecha están caldeando la atmósfera en Polonia al difundir la creencia de que hay una campaña internacional para culpar a Polonia del holocausto y afirmar que los campos de concentración eran "polacos". El proyecto de ley traslada potencialmente a los tribunales las dolorosas discusiones entre comunidades y entre historiadores  y extiende la incertidumbre y el miedo sobre lo que se puede decir. Algunos políticos destacados relacionados con el gobierno (como la Ministra de Educación Anna Zalewska) han puesto en duda la sentencia previamente aprobada por el Instituto de Memoria Nacional de que la masacre de judíos en la aldea de Jedwabne fue llevada a cabo por polacos. Imaginémonos por un momento que el Gobierno hubiera revertido esta decisión, ¿sería ilegal decir que los polacos fueron responsables de esta tragedia?

 

Incitando la reacción

El propósito político de este proyecto de ley parece ser inflamar las emociones y las hostilidades de un sector de la población polaca. Después de llevar a cabo una campaña de propaganda negativa contra refugiados y musulmanes, el gobierno y los medios de la derecha están abriendo la caja de Pandora del antisemitismo. El año 2018 es el 50 aniversario de uno de los pasajes más oscuros de la historia de la República Popular Polaca, en que miles de judíos fueron expulsados ​​del país. En la Polonia contemporánea (donde la población judía es actualmente muy pequeña) el antisemitismo sigue siendo fuerte, aunque ha ido disminuyendo sin cesar. Desde principios de la década de 1990 hasta 2005, quienes expresaban aversión por los judíos eran alrededor de la mitad de la población. Sin embargo, esto había disminuido hasta tan solo el 27% en 2010 (cuando por primera vez había más polacos con una actitud positiva que negativa hacia los judíos); antes de subir al 32% en 2015. Esta ley ha provocado una explosión de antisemitismo en las redes sociales liderada por una minoría racista escuchada en el país. Prominentes publicistas de derecha han bromeado con que quizás deberíamos utilizar también la frase 'Campos de Concentración Judíos'. En una manifestación organizada por el Movimiento Nacional, de extrema derecha, ante el Palacio del Presidente (haciendo campaña para que firme el Acta), se desplegó una pancarta con un lema instando al presidente Duda a "arrancar su kipá".

El gobierno también ha respondido con su propia campaña basada en el eslogan “Campos de exterminio alemanes”. El gobierno afirma que hay que subrayar siempre el hecho de que los campos de concentración eran alemanes y que el holocausto fue llevado a cabo por los alemanes. Recientemente se han pedido incluso cambios en los nombres de los campos de concentración como Majdanek o Auschwitz para que incluian la palabra alemán. Esto se basa en la falsa creencia de que las personas del exterior no entienden quiénes eran los nazis y de dónde venían. Al enfatizar sistemáticamente el hecho obvio de que eran alemanes, se minimiza el hecho de que eran campos fascistas. Se pasa por alto que el fascismo no se limitaba a Alemania ni era algo concerniente únicamente a ella; que algunos colaboraron con él; y que sigue siendo una amenaza en el día de hoy. Esta revisión de la historia ha sido secundada por miembros del gobierno y medios de la derecha, que afirman que Hitler era en realidad "de izquierdas". Un prominente historiador derechista, Piotr Zychowicz, que ha popularizado este absurdo, incluso publicó un libro en que afirmaba que la mejor solución para Polonia en 1939 hubiera sido haberse aliado con el Tercer Reich y haber ayudado a derrotar a la Unión Soviética.

 

La reacción de Israel

La reacción nacionalista de derechas en Polonia ha sido replicada por algunas respuestas similares por parte de la derecha israelí. La comunidad judía, a nivel nacional e internacional, había criticado el proyecto de ley antes de que se aprobara en el parlamento; y después de su aprobación, la condena del proyecto de ley fue inmediata y fuerte, expresando el temor real de que la discusión abierta sobre el holocausto en Polonia sea censurada. Sin embargo, las reacciones de algunos políticos israelíes han sido en sí mismas incendiarias y ofensivas. Por ejemplo, el líder del partido opositor, Yair Lapid, tuiteó que el Holocausto: “fue concebido en Alemania, pero cientos de miles de judíos fueron asesinados sin haber conocido nunca a un soldado alemán. Hubo campos de exterminio polacos y ninguna ley puede cambiar eso”. Por otra parte, fue cancelada la visita que el Ministro de Educación, Naftali Bennett debía realizar a  Polonia, debido a sus afirmaciones de que" muchos polacos, a lo largo del país, persiguieron, informaron o participaron activamente  en el asesinato de más de 200,000 judíos durante y después del Holocausto” y que vendría a Polonia a decir la verdad. Bennet es miembro del Partido del Interior, de extrema derecha, que cree que no hay lugar para Palestina en la Tierra de Israel "otorgada por Dios".

Esta ley ha inflamado las emociones, ha llevado a los extremos la discusión sobre la terrible historia compartida de la ocupación nazi y ha dado ínfulas a las voces nacionalistas más derechistas tanto en Israel como en Polonia. Esta deriva hacia los extremos ha sido criticada por el Gran Rabino de Varsovia, Michael Schudrich. Este ha condenado el proyecto de ley y ha señalado que existe una preocupación real dentro de la población judía de Polonia respecto a lo que está sucediendo en el país. Simultáneamente, ha declarado que: "Algunas de las cosas que he oído decir por Israel en la última semana también son horripilantes. Estas afirmaciones contra Polonia que simplemente no son ciertas y claramente no ayudan. Y más que no ayudar, simplemente son equivocadas ".

 

Colaboración ucraniana

El segundo elemento controvertido de este proyecto de ley se refiere a las acciones de los nacionalistas ucranianos durante la guerra. Esta parte dice:

"Artículo 2a. En el sentido de la Ley, los crímenes cometidos por nacionalistas ucranianos y miembros de unidades ucranianas colaboradoras con el Tercer Reich constituyen actos cometidos por nacionalistas ucranianos entre 1925 y 1950 que involucraron el uso de violencia, terror u otras violaciones de derechos humanos contra personas o grupos de población . La participación en el exterminio de la población judía y el genocidio de ciudadanos de la Segunda República Polaca en Volhynia y Malopolska del Este [Pequeña Polonia] también constituye un crimen cometido por nacionalistas ucranianos y miembros de unidades ucranianas que colaboran con el Tercer Reich ".

La historia nunca se discute en el vacío, sino que está conformada por los acontecimientos políticos contemporáneos. Las relaciones entre Ucrania y Polonia han estado cambiando constantemente en los últimos años. Polonia fue un firme defensor de las protestas de Maidan en Ucrania y del derrocamiento del gobierno de Yanukovich y respaldaron al gobierno ucraniano en el conflicto militar en el este de Ucrania. Prominentes políticos de Polonia, entre ellos miembros del actual partido gobernante PiS (entre ellos, Jarosław Kaczyński), participaron en las protestas de Maidan en Kiev. La elevación de las banderas nacionalistas históricas del Ejército Insurgente Ucraniano (UPA) y el crecimiento del nacionalismo de derecha y las unidades paramilitares fueron casi totalmente ignoradas por Polonia y Occidente. En abril de 2015, el parlamento ucraniano incluso aprobó una ley que reconoce a UPA como un "luchador por la libertad y la independencia" el mismo día en que el entonces presidente polaco Bronisław Komorowski se dirigió al parlamento ucraniano. Tal hipocresía e irresponsabilidad no se limita a Polonia, ya que los políticos y comentaristas occidentales de todas las tendencias políticas (no menos los que profesan ser los más liberales), condenan cualquier crítica a la extrema derecha en Ucrania por ser exagerada y simplemente propaganda rusa.

Ucrania ha experimentado su propio proceso de revisionismo histórico y censura. Además de alabar a los nacionalistas ucranianos (muchos de los cuales participaron en el asesinato de judíos y polacos y lucharon junto a los nazis), el gobierno ucraniano ha comenzado a censurar a quienes presentan otra versión de la historia. El libro Stalingrad, un bestseller histórico de Antony Beevor, fue prohibido por el gobierno ucraniano, por un pasaje que cuenta cómo 90 mil niños judíos fueron asesinados por la milicia ucraniana "para no herir los sentimientos del Sonderkommando", las unidades de trabajo compuestas por prisioneros del campo de exterminio nazi.

El gobierno ucraniano ha condenado la ley polaca sobre crímenes de guerra "ucranianos" diciendo que restringe la libertad de expresión y es un paso hacia la censura de partidos. Aunque sin duda tienen toda la razón en este sentido, no reconocen de ninguna manera que ellos están cometiendo los mismos errores. El nacionalismo está aumentando tanto en Polonia como en Ucrania y ambas poblaciones tienen agravios históricos contra el otro. Además, ha habido una gran migración de ucranianos a Polonia en los últimos años, con alrededor de dos millones de ucranianos trabajando legalmente en el país. Estos inmigrantes se han integrado con éxito en la sociedad polaca, aunque los ataques contra los ucranianos en Polonia han ido en aumento. Sin embargo, el crecimiento del nacionalismo en ambos países y la apertura de disputas históricas entre ellos amenazan potencialmente estas relaciones principalmente pacíficas.

 

Repercusiones internacionales

Uno de los aspectos más curiosos de estos eventos es el cambio en las relaciones internacionales entre los EE. UU. y tres de sus aliados internacionales más cercanos: Polonia, Israel y Ucrania.

Apenas unos meses atrás, Donald Trump visitó Varsovia e hizo grandes elogios de Polonia y su gobierno. Su retórica nacionalista derechista entonaba con la del gobierno polaco, afirmando que las principales amenazas para el mundo son Rusia y el terrorismo islámico; y que históricamente, el nazismo y el comunismo eran "males gemelos". Trump fue el primer presidente en décadas que no visitó el monumento a la sublevación del gueto judío de 1943, cuando visitó Varsovia. Además, consultó con el historiador de extrema derecha Marek Jan Chodakiewicz para su discurso en Varsovia. Como señaló Rafał Pankowski, de la red antirracista Never Again, Chodakiewicz es conocido como un negacionista de la responsabilidad polaca por los actos de antisemitismo, incluido el infame pogrom Jedwabne de 1941, "(..)" Ha afirmado repetidamente que eran principalmente los mismos judíos los responsable de la hostilidad de sus vecinos polacos. Las acusaciones a los judíos de estar involucrados con el comunismo han estado presentes en muchos de los escritos de Chodakiewicz ".

El día en que se aprobó la Ley en el parlamento polaco, el Secretario de Estado de los Estados Unidos, Rex Tillerson, estaba de visita en Varsovia como parte de una gira internacional. En aquel momento  no hizo ninguna declaración sobre la Ley y fue solo después de que Israel se quejara de ella, que el gobierno de los EE. UU. también respondió con una condena similar. Hay que suponer que a los gobiernos polaco y estadounidense les pilló por sorpresa la reacción de Israel. Recientemente Polonia ha estrechado sus relaciones con Israel y Estados Unidos, así como se han agriado sus relaciones con la Unión Europea y Alemania. Polonia fue uno de los pocos países que no votó en contra del proyecto de ley de Estados Unidos en las Naciones Unidas para reconocer a Jerusalén como la capital de Israel; y recientemente firmó un memorando de intención para comprar tanto el sistema de misiles Patriot de EE. UU. como misiles interceptores del sistema de defensa de misiles David Sling de Israel. Además, como se señaló anteriormente, Polonia y Ucrania se han convertido en estrechos aliados, unidos en sus actitudes hacia cosas tales como las sanciones económicas internacionales contra Rusia y el aumento de la presencia militar de la OTAN en la región.

La Ley Polaca de Memoria Histórica ha revelado las crecientes tensiones de Polonia con Israel y Ucrania. Esto es en parte un efecto del debilitamiento del poder internacional de Estados Unidos. Estados Unidos continúa siendo la potencia militar más grande del mundo y el mayor exportador de armas en el mundo. Están estratégicamente aliados a Ucrania y Polonia como parte de su objetivo declarado de extender sus fuerzas armadas a las fronteras de Rusia; e Israel es su principal aliado en el Medio Oriente y depende de las armas y el apoyo militar de los Estados Unidos. Esta realidad no va a cambiar pronto y, por lo tanto, es de esperar que eventualmente pueda encontrarse alguna forma de compromiso que al menos pueda calmar temporalmente las tensiones entre estas tres naciones.

Sin embargo, cualquier hegemonía global debe tener una mezcla de poderes "duros" y "blandos". Estados Unidos ya no tiene mucho que ofrecer a estos países más allá de venderles sus armas y proporcionarles su nefasta seguridad. Su peso económico declinante en el mundo significa que EE. UU. ya no puede pagar por la complicidad ni exportar su visión del "sueño americano" como hacía anteriormente. En la época de Trump, su falsa imagen como defensor de los derechos humanos (incluso en casa) se pone en evidencia como un fraude. Al respaldar a las administraciones nacionalistas y conservadoras dentro de sus propios estados aliados, Estados Unidos está ayudando a crear hostilidades nacionalistas entre estas  regiones. La reapertura de disputas históricas, que se remontan a la Segunda Guerra Mundial, refleja cómo muchas de las estabilidades y seguridades del mundo de posguerra continúan esfumándose.

* Gavin Rae, sociólogo, ha escrito temas relacionados con la transición en Europa Central y Oriental y la UE

 

LA RETIRADA: CONMEMORAR EL EXILIO REPUBLICANO ESPAÑOL EN FRANCIA

05.03.2018 21:55

Durante este mes de febrero se ha conmemorado con numerosos actos en el sur de Francia el 79 aniversario de "La Retirada", el exilio en 1939, tras la caída del frente en Cataluña, de medio millón de refugiados republicanos españoles, la mitad de ellos civiles. Su historia no se limitaría a los campos de concentración, sino que destacaría por su capacidad de organizar, primero, la solidaridad con los más necesitados y, después, la resistencia contra el gobierno colaboracionista de Vichy y la ocupación nazi, en un esfuerzo que terminaría con el intento fallido de establecer una cabeza de puente republicana en el Valle de Arán tras la II Guerra Mundial. Una parte importante de este deber de memoria historica ha recaido en la Federación de hijos e hijas de republicanos españoles y niños del éxodo FFREEE, con sede en Argelès-sur-mer.

El debate sobre la inclusión del nacimiento de Charles Maurras, político de extrema derecha, en las conmemoraciones nacionales francesas, ha reavivado el eterno cuestionamiento sobre el arte y la necesidad de los homenajes como fenómeno que permite a los ciudadanos beneficiarse de un patrimonio cultural compartido. En este mes de febrero, habría que esperar una amplia conmemoración en Francia (digamos que para el año que viene) de la Retirada, ese exilio masivo de republicanos españoles entre 1937 y 1939. Esto es lo que tendría sentido, en tiempos de histeria con respecto a la llegada de refugiados, para mirar cara a cara estos hechos poco conocidos y que sin embargo estructuran la historia francesa.

La Guerra Civil española fue un torrente de sangre del que, como hoy, muchos trataron de zafarse escogiendo la partida. En 1937 y 1938, alrededor de 70.000 españoles encuentran refugio en Francia. En enero de 1939, son más de 40.000 personas las que van a estamparse contra la frontera, que Francia decide en un primer momento mantener cerrada. Ante las cifras y la tragedia, esta política se vuelve rápidamente insostenible. El Gobierno francés opta, al final de ese mes, por una apertura parcial, admitiendo el paso de 2.000 mujeres, hijos, ancianos y enfermos por día. 

En este caos, la prefectura de Perpignan (Pirineos Orientales) trata de estimular el flujo de entrantes: entre el 28 de enero y el 6 de febrero de 1939, son 96.613 mujeres, 32.452 niños y 3.490 ancianos los admitidos para atraversar la frontera. Los refugiados atraviesan todos los pasos de la cordillera pirenaica, con heridos o con sus familias, a menudo armados. Finalmente, son alrededor de 480.000 republicanos los que atraviesan la montaña. Recibidos por los agentes y los tiradores senegaleses, son empujados hasta la arena del litoral francés, donde acaban: 87.000 personas en Argelès-sur-Mer, 80.000 en Saint-Cyprien, hoy pueblos turísticos. Todos recuerdan el mismo sonido: ¡Vamos, vamos! . Comienza la organización estatal. Los refugiados son seleccionados en el campo de Haras, en Perpignan, antes de ser instalados en otro campo. Hoy hay una barriada de viviendas de protección oficial en el lugar del campo olvidado, sin placa ni conmemoración. El jardín de la urbanización se corresponde con la antigua pista de petanca del campo.

Al problema de la llegada masiva de refugiados se suman dos inquietudes. Primero, una gran parte de ellos son combatientes, que aguantaron hasta el derrumbe final del bando antifranquista. Han sido desarmados en la frontera, pero su presencia preocupa a los poderes públicos. Luego, el calificativo general de « republicanos » hace olvidar hoy la importancia de los comunistas y los anarquistas en el «frente republicano». En la prensa conservadora se fustiga, por tanto, al « peligro rojo », que iba a llevar la guerra civil a Francia después de haber aterrorizado España. 

Más allá de este miedo, una parte de la opinión pública se opone a la idea de que el país pueda recibir tal afluencia humana mientras crecen las tensiones con Alemania. Cuando, el 26 de agosto de 1939, el Gobierno francés advierte a Alemania de que en caso de intrusión de su ejército en Polonia, Francia entrará en guerra, el consejo municipal de Colliure, situado en la costa de los Pirineos Orientales, adopta por unanimidad la decisión de pedir al prefecto que todos los españoles presentes en la zona sean alojados en «campos de concentración», con excepción de los varones adultos, que deberán ser puestos a disposición de la armada francesa, so pena de provocar la violenta cólera de la población. 

¿Campos? Este es, efectivamente, el procedimiento elegido. Hay una base jurídica para ello: el decreto ley del 12 de noviembre de 1938 que permite el reagrupamiento en campos de internamiento de «extranjeros indeseables» (siendo, por tanto, una retención por la pertenencia a un grupo y no motivada por actos personales). Mucho se ha escrito, en los últimos años, sobre estas estructuras que el propio Estado llamaba entonces « campos de concentración ». Una obra indispensable acaba de renovar el acercamiento al tema Campos de extranjeros. El control de los refugiados venidos de España, 1939-1944, de Grégory Tuban, editado por Nouveau Monde), donde se ve la continuidad en el tratamiento de esta población refugiada entre la República francesa y el Vichy ocupado.

En este libro sentimos el hambre, el frío, las condiciones espantosas de los internos. Seguimos a los que, fichados como «extremistas», son relegados a los campos disciplinarios de Le Vernet (Ariège) o de Colliure. «Quebrar a los rojos» se muestra como un objetivo prioritario desde 1939. Se mira sobre todo a los brigadistas internacionales. En 1941, bajo Vichy, la dirección del campo de Vernet vigila a sus detenidos para saber su orientación política. Una maquinaria que solo tiene una obsesión: controlar cuerpos y espíritus, conminados a inmovilizarse para no perturbar el orden público. Se realizan 200.000 fichas en 1939, que el historiador disecciona para hacernos tocar lo que significaba «vigilar y castigar» a estos inmigrantes sospechosos. Aunque oficialmente no tiene lugar ninguna repatriación forzosa hacia España, seguimos a los convoyes del otoño de 1939 que conducen hasta Franco a miles de republicanos, anotando un comisario, sobre el vaciado de un tren en Hendaya, cómo las mujeres gimen, gritan y lloran, «según su costumbre».

Los refugiados dibujan un mapamundi: de España huyeron a Francia o al Magreb. De ahí, a veces hacia América. El movimiento transnacional contribuye luego a las historias nacionales. Así, en Francia, no fue necesario amenazar a nadie para que los españoles decidieran en 1939 continuar combatiendo: 6.000 se presentaron voluntarios para luchar contra el III Reich en las filas de la Armada francesa. Algunos entraron en la Resistencia.

Es, por ejemplo, la historia de Ramón Vila Capdevila, jefe del batallón Libertad, formado por 300 españoles, esencialmente anarquistas, que combatió valerosamente contra las tropas de la Ocupación. Después de la Liberación, Vila Capdevila retomó el combate contra el franquismo y fue abatido en 1963. Grégory Tuban muestra cómo los trabajos forzosos ejecutados por los grupos de trabajadores españoles permiten la constitución de una red de resistentes. Nos dice también que si los refugiados dibujan un espacio, son también un tiempo que enlaza y atraviesa las épocas: «Los refugiados de la Retirada son el hilo rojo que va desde la Francia de los campos y el final de la III República a la Liberación»; es decir, de una democracia que abandona sus valores a una dictadura cuyo aparato represivo proviene en parte de la recuperación y la amplificación del número de instrumentos que le fueron proporcionados.

Han hecho falta 70 años para que el Ayuntamiento de París conmemore la Nueve, la compañía española que abrió la Liberación de la ciudad en 1944. En un momento en el que se discute lo que debe ser celebrado o no en Francia, del sentido que tiene nuestra relación con la historia, sería bueno que miráramos a los ojos a la Retirada. Sin moralismo a posteriori, pero sí para rendir homenaje a los hombres y a las mujeres de ayer y para desconfiar de nuestro presente, su miedo a la otredad, su aversión a las minorías, sus medios racionales de represión.

* Versión española Clara Morales, socio editorial de Mediapart. Edición Irene Casado Sánchez.

 

ESTADOS UNIDOS EN EL CORAZÓN DEL CRECIENTE DESORDEN MUNDIAL

04.03.2018 12:26

El año pasado, las "élites" dominantes del capitalismo mundial quedaron conmocionadas por el resultado del referéndum en Reino Unido sobre la pertenencia británica a la Unión Europea (Brexit), y por el resultado de las elecciones presidenciales en Estados Unidos (en las que ganó Trump). En ambos casos, los resultados obtenidos no correspondían ni a la voluntad ni a los intereses de las facciones dirigentes de la clase burguesa. Por lo tanto, estamos ante una serie de piezas interconectadas que nos impone hacer un balance inicial de la situación política de Estados Unidos y Gran Bretaña tras esos acontecimientos[1]. Para ampliar el alcance de nuestro examen, también desarrollaremos un análisis de la política de la clase dominante en los dos principales países de la Europa continental, Francia y Alemania. En Francia, las elecciones presidenciales y parlamentarias tuvieron lugar a principios del verano de este año. En Alemania, las elecciones generales al Bundestag se celebraron en septiembre. La burguesía de ambos países está obligada a reaccionar ante lo que ha ocurrido en Gran Bretaña y los Estados Unidos -y han reaccionado.

Al optar por concentrarnos en estos cuatro países, estos capítulos no intentarán analizar la vida política de la burguesía en dos países -Rusia y China- que desempeñan un papel clave en la constelación actual de las potencias capitalistas e imperialistas. Queda por hacer un estudio de esa situación. Dicho esto, debemos señalar que tanto Rusia como China desempeñan un papel muy destacado en nuestro análisis de la situación política de los cuatro países capitalistas centrales "occidentales" que se examinarán en estos apartados. También nos concentraremos en la vida política de la clase dominante, sin entrar en la del proletariado. Una vez más, está claro que la situación actual plantea una serie de preguntas y retos a la clase obrera que las organizaciones revolucionarias deben abordar y ayudar a aclarar, y que intentaremos hacer en futuros artículos. Por el momento, recomendamos a los lectores que consulten la “Resolución sobre la lucha de clases internacional” de nuestro reciente Congreso Internacional, publicada en este número de la Revista Internacional.

El trasfondo histórico de estos acontecimientos políticos lo proporciona un proceso más profundo: la descomposición acelerada del orden social capitalista. Recomendamos que la lectura de éste y los siguientes artículos se complete con una lectura o relectura de nuestras “Tesis sobre la descomposición”[2], disponibles en nuestro sitio web. Para nosotros, la situación actual es una fuerte confirmación de lo que esbozamos en ese texto, escrito hace más de un cuarto de siglo. En particular, el examen concreto de la situación actual confirma que es la propia clase dominante la primera y principal afectada por esta descomposición de su sistema, y que la burguesía tiene cada vez más dificultades para mantener su unidad y coherencia políticas (excepto ante una amenaza proletaria). 

 

Trump y la agudización de la guerra comercial mundial

En reacción a la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, los medios informativos del resto del mundo, y los portavoces del "liberalismo" en los propios Estados Unidos, pintaron un cuadro sombrío de un planeta que pronto será hundido por Trump en la sima de una catástrofe proteccionista como la que ya ocurrió después de 1929. Se suponía que el proteccionismo es el programa del "populismo" político en general, y de Donald Trump en particular. Ya en ese momento, en nuestros artículos sobre el populismo y sobre la elección de Trump, argumentamos que un programa económico particular (proteccionista o de otro tipo) no es una característica importante del populismo de derechas. Al contrario, lo que caracteriza a ese tipo de populismo, en el plano económico, es la falta de un programa coherente. O bien estos partidos tienen poco o nada que decir sobre cuestiones económicas, o bien -como en el caso de Trump- quieren algo un día y lo contrario al siguiente. Eso sí, Trump en el poder ya ha demostrado su propensión hacia el "unilateralismo" al amenazar o iniciar la retirada de Estados Unidos de dos de los acuerdos comerciales más importantes: el TLCAN y el TPP[3]. Es, en lo referente al TLCAN, una amenaza a la que se opondrán muchas empresas estadounidenses importantes. En cuanto al TPP, el acuerdo actual nunca se ha firmado, por lo que no es necesaria una retirada formal por parte de Estados Unidos. Al mismo tiempo, Trump ha suspendido las negociaciones del TTIP (Tratado de Libre Cambio Trasatlántico) con la Unión Europea aunque sus intenciones son confusas. Según sus propias afirmaciones, su meta es imponer un "mejor tratado" para Estados Unidos. Presionando fuertemente a los demás con toda la fuerza de su país, Trump está jugando con apuestas elevadas, como predijimos que lo haría. El resultado sigue siendo impredecible. Sin embargo, lo que está claro es que, en política económica, las clases dominantes de los demás países se han beneficiado de la retórica proteccionista de Trump para culpar unilateralmente a Estados Unidos de algo que es ante todo producto del capitalismo mundial. Lo que hemos visto recientemente es nada menos que una etapa cualitativamente nueva en la vida económica, o sea la lucha a muerte entre las principales potencias capitalistas -algo que ya había comenzado antes de que Trump se convirtiera en presidente. Y al mismo tiempo que otros gobiernos alborotan con clamorosas declaraciones en "defensa del libre comercio" contra Trump, aunque más bien todos ellos han comenzado a adoptar su retórica contra el dumping y por "el libre comercio, sí, pero también justo". Lo que fue eslogan de "comercio justo" de las ONG, es hoy el grito de guerra de la lucha económica burguesa. El proteccionismo ni es nuevo ni es exclusivo de Estados Unidos. Es parte de la competencia capitalista, practicada por todos los países.

Sin embargo, el proteccionismo formal de mercado es sólo una de las formas que adopta ese conflicto. Otra es el arma de las sanciones. Las sanciones económicas contra Moscú promovidas sobre todo por Estados Unidos apuntan contra la economía europea casi tanto como contra Rusia. En particular, la reciente renovación y agudización de las sanciones por parte de Estados Unidos (impuestas por una coalición de demócratas y republicanos contra la voluntad del presidente), han puesto abiertamente en tela de juicio nuevos acuerdos petroleros y oleoductos entre Europa occidental y Rusia, y han provocado una tormenta de protestas, sobre todo en Alemania. Ya bajo Obama, la burguesía estadounidense también había comenzado a perseguir legalmente a las empresas alemanas que operaban en Estados Unidos, como el Deutsche Bank y Volkswagen. No sería exagerado hablar de una ofensiva comercial estadounidense contra Alemania, sobre todo contra su industria automovilística. No nos cabe la menor duda de que empresas como VW o Mercedes sean culpables de todos los trucos sucios de los que se les acusa (centrados en la falsificación de los controles de contaminación). Pero esta no es la razón principal por la que se las está enjuiciando, y la prueba es que otros "culpables" difícilmente se ven afectados por procedimientos legales.

Aunque Trump, a diferencia de su predecesor, por el momento no ha tomado tales medidas, sigue amenazando masivamente, no tanto a Europa, sino sobre todo a China. Desde su punto de vista, tiene buenas razones para hacerlo. Ya en lo económico, China está aumentando actualmente dos amenazas gigantescas para los intereses de Estados Unidos. La primera es la denominada nueva Ruta de la Seda, un programa de infraestructuras masivas destinado a conectar el sur de Asia, Oriente Medio, África y Europa con China a través de un vasto sistema de ferrocarriles modernos, carreteras, puertos y aeropuertos por tierra y mar. Pekín ya ha prometido un billón de dólares para ese proyecto, el programa de infraestructuras más ambicioso de la historia hasta la fecha. La segunda amenaza es que China, pero también Japón, han comenzado a retirar capital de Estados Unidos y la zona del dólar, y a establecer acuerdos bilaterales con otros gobiernos (los llamados BRICS, pero también Japón o Corea del Sur) para aceptar el pago en las monedas de cada uno en lugar del pago con dólares[4]. Aunque, por supuesto, existen límites objetivos de hasta dónde puedan llegar China y Japón sin perjudicarse a sí mismos, estos movimientos representan una seria amenaza para Estados Unidos: "Tarde o temprano, los mercados de divisas reflejarán la relación de fuerzas en el comercio internacional -lo que significa un orden multipolar con tres centros de poder. En un futuro previsible, el dólar tendrá que compartir su papel protagónico con el euro y el yuan chino" (...) Que afectará no sólo a la economía y al sector social, sino también al armamento militar de la potencia mundial"[5]. De hecho, esto podría socavar, a largo plazo, la abrumadora superioridad militar de Estados Unidos, ya que actualmente financia su gigantesca maquinaria militar y su deuda pública, en gran medida gracias al papel del dólar como moneda del comercio mundial.

Aunque tanto Estados Unidos como la Unión Europea están amenazando a China con aranceles aduaneros en respuesta a lo que ellos llaman dumping chino, lo que sobre todo quieren conseguir es que Pekín sea despojado de su estatuto de "país en desarrollo" en las instituciones económicas internacionales, (lo que le da a China muchas posibilidades legales para proteger sus propios mercados). Sin embargo, el elemento del programa económico de Trump que más ha impresionado a la clase dominante, no sólo en Estados Unidos, es su plan de "reforma fiscal". El periódico Frankfurter Allgemeine Zeitung, en Alemania, declaró que, si se llevara a cabo, supondría nada menos que una "revolución fiscal"[6]. Su idea principal no es nueva en sí misma, pues va en la misma dirección que las "reformas" similares de la era "neoliberal": la de gravar lo más posible el consumo y no la producción. Como todo el mundo paga impuestos por consumo, todos estos cambios son una especie de reducción de impuestos para los dueños de los medios de producción. Convencidos de que Estados Unidos es el único país importante en el que tal sistema de impuestos podría imponerse de una manera realmente radical, Trump espera, haciendo que la producción en Estados Unidos sea prácticamente libre de impuestos, hacer volver "a casa" a empresas estadounidenses con sedes ahora en lugares como Dublín o Ámsterdam, pero también a parte de su producción en el extranjero y que se hagan más atractivas para los inversores y productores extranjeros. Esto parece ser sobre todo la contraofensiva que Donald Trump tiene en mente en la etapa actual de la guerra económica.

En lo económico, Trump podrá pretender ser lo que quiera, pero en modo alguno el oponente al "neoliberalismo" que a veces dice ser. En todo caso, la meta de su gobierno de billonarios se parece más a la "culminación" de la "revolución neoliberal". Detrás de la retórica de su antiguo asesor, Steve Bannon, sobre la "destrucción del Estado" se esconde el Estado neoliberal, una forma particularmente brutal y poderosa del capitalismo de Estado. Pero el problema de la administración Trump, hoy, no es sólo que su programa económico es auto-contradictorio. También el problema es que no es muy seguro que puedan llevarse a la práctica los elementos de su programa que podrían ser muy útiles para la burguesía estadounidense. La razón de esto es el caos en el aparato político de la clase dominante líder en el mundo.

 

La crisis política de la burguesía estadounidense

Hay hoy un presidente en el Despacho Oval que quiere gestionar el país como una empresa capitalista cualquiera, y que no parece entender gran cosa en temas como el Estado, la habilidad política o la diplomacia. Esto en sí mismo es una clara señal de la crisis política en un país como Estados Unidos. Desde 2010, la vida política de la burguesía en Estados Unidos se ha caracterizado por una tendencia de los principales protagonistas a bloquearse mutuamente. Por ejemplo, los republicanos radicales atrasaban la planificación presupuestaria de la presidencia de Obama hasta el punto de que en los momentos críticos el Estado ya casi no podía pagar los salarios de sus empleados. La obstrucción recíproca entre el Presidente y el Congreso, entre los republicanos y los demócratas, y dentro de cada uno de los dos partidos (en particular de aquéllos) ha alcanzado un nivel tal, que se ha empezado a obstaculizar seriamente la capacidad de Estados Unidos para cumplir su función de mantener un mínimo del orden capitalista mundial. Un ejemplo de ello es la reforma de las estructuras del Fondo Monetario Internacional (FMI), que llegó a ser necesaria ante el creciente peso, en particular, de los llamados “BRICS” (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica) en la economía mundial. El presidente Obama reconoció que, aunque EEUU inspiró y ha orientado las instituciones económicas internacionales para que cumplieran su función de establecer ciertas "reglas del juego" de la economía mundial, no había forma de evitar que los "países emergentes" obtuvieran más derechos y votos dentro de ellas. Pero esta reestructuración fue bloqueada por el Congreso de EEUU durante no menos de cinco años. Resultado: China tomó la iniciativa de crear el llamado Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (AIIB, Asian Infraestructure Investment Bank). Peor aún: Alemania, Gran Bretaña y Francia decidieron participar en el AIIB (marzo de 2015). Se había dado un gran paso en la creación de una arquitectura institucional alternativa para la economía mundial, conducida por China. Ni siquiera la oposición en EEUU ha podido impedir la "reforma" del FMI.

Donald Trump quiso poner fin a esa tendencia hacia una progresiva parálisis en el sistema del poder norteamericano, rompiendo el poder del "establishment", de las "élites" establecidas, en particular dentro de los propios partidos políticos. Desde luego, este establishment no tiene la menor intención de ceder su poder. El resultado de la presidencia de Trump, al menos hasta la fecha, es que ha transformado la tendencia al bloqueo en una crisis total del aparato político de Estados Unidos. Una lucha furiosa de poder se ha abierto entre los seguidores de Trump y sus opositores, entre el presidente y el sistema judicial, entre la Casa Blanca y los partidos políticos, dentro del propio Partido Republicano al que Trump secuestró más o menos como parte de su oferta presidencial, e incluso en el propio entorno del presidente. Una lucha de poder que también se lleva a cabo hacia los medios de información: la CNN y la prensa de la Costa Este contra Breitbart y Fox News. Tribunales y municipios están bloqueando la política de inmigración de Trump. Su "reforma de salud" para sustituir la de Obama (Obamacare) carece del apoyo de su "propio" Partido Republicano. No se han asignado fondos para construir su muro contra México. Incluso su política exterior es impugnada abiertamente, en particular su intención de hacer un "gran acuerdo" con Rusia. Así, un presidente frustrado, al que le dan venadas y actúa a golpe de twitter, ha estado despidiendo, uno tras otro, a destacados miembros de su propio equipo. Mientras tanto, paso a paso, la oposición está construyendo un cortafuego alrededor de él mediante campañas en medios de información, investigaciones y la amenaza de enjuiciamiento e incluso destitución (impeachment). Su capacidad para gobernar el país e incluso su cordura mental, se están poniendo en entredicho públicamente. Estos procesos no son específicos de Estados Unidos. Los últimos dos años, por ejemplo, han sido testigos de una serie de manifestaciones masivas contra la corrupción, ya sea en América Latina (por ejemplo Brasil), Europa (Rumania) o en Asia (Corea del Sur). Estas son protestas, no contra el Estado burgués, sino a favor de que el Estado burgués haga su trabajo correctamente (y por supuesto son protestas contra ciertas fracciones –a menudo en provecho de otra fracción). En realidad, la corrupción no es sino un síntoma de problemas más profundos.

La gestión permanente no sólo de la economía, sino del conjunto de la sociedad burguesa por parte del Estado, es un producto de la decadencia del capitalismo, la época general inaugurada por la Primera Guerra Mundial. La decadencia del sistema requiere un control permanente por el Estado con una tendencia cada vez más totalitaria: el capitalismo de Estado. En su forma actual, el aparato del Estado capitalista existente, incluyendo la administración, la toma de decisiones y los partidos políticos, es un producto de la década de 1930 y/o del período tras la Segunda Guerra mundial. En otras palabras, todo eso existe desde hace décadas. A lo largo del tiempo, se ha hecho cada vez más marcada su innata tendencia a la inercia, la ineficacia, el interés propio y la auto-perpetuación. Esto también es válido para la "clase política", con una tendencia creciente entre los políticos, los partidos políticos y otras instituciones a preservar sus propios intereses en detrimento de los del capital nacional en su conjunto. "El neoliberalismo" se ha desarrollado, parcialmente, en respuesta a ese problema. Ha intentado hacer más eficiente la burocracia mediante la introducción de elementos de la competencia económica directa en su modo de funcionamiento, pero en muchos aspectos el sistema "neo-liberal" ha empeorado la enfermedad que quería curar. La voluntad de “ahorrar” en el funcionamiento del Estado ha engendrado un nuevo aparato gigantesco de lo que se conoce como lobbies o grupos de presión. Y fuera del sistema de lobbies se ha desarrollado también el patrocinio, por individuos o grupos particulares, de lo que en Estados Unidos llaman Comités de Acción Política (PAC, Political Action Commitees), los “think tanks”[7], institutos políticos o pretendidamente movimientos de base. En marzo de 2010, el

Tribunal de Apelaciones de EEUU otorgó derechos a fondo perdido a dichos organismos. Desde entonces, poderosos grupos privados han estado asumiendo, cada vez más, una influencia directa en la política nacional. Un ejemplo es la Grover Norquist Initiative que acabó logrando una gran mayoría de republicanos en la Cámara de Representantes que prometieron públicamente que nunca más habría votación en favor de aumentos de impuestos. Otro ejemplo es el Instituto Cato y el Movimiento Tea Party patrocinados por los hermanos Koch (magnates del petróleo). Quizás el ejemplo más relevante en el contexto actual, es el de Robert Mercer, aparentemente matemático brillante, que utilizó sus habilidades algorítmicas para convertirse en uno de los principales multimillonarios gracias a los llamados hedge founds o fondos especulativos. Mercer, que es, en la extrema derecha, algo así como el "liberal" George Soros en el ala izquierda, ha creado un poderoso instrumento para la investigación y la manipulación de opiniones políticas llamado Analytica Cambridge. Este instituto, junto con su red de noticias supremacista blanca “Breitbart”, han sido probablemente decisivos en el triunfo presidencial de Donald Trump, y también han estado implicados en la manipulación de la opinión para obtener un resultado pro-Brexit en el referéndum del Reino Unido[8].

La indicación más clara de que la obstrucción mutua en el seno de la clase dominante de Estados Unidos ha alcanzado una nueva categoría, o sea la de una crisis política a gran escala, es que, mucho más que en el pasado reciente, la orientación imperialista, la propia estrategia militar de la superpotencia se ha convertido en tema de discordia y objeto de obstrucción del Estado.

 

Estados Unidos y la cuestión rusa

Una de las peculiaridades de las elecciones presidenciales norteamericanas de 2016 fue que (como en las proverbiales "repúblicas bananeras") ninguno de los dos candidatos aceptarían su derrota. Trump ya lo había anunciado antes de las elecciones, pero sin decir lo que haría en caso de derrota. En cuanto a Hillary Clinton, en lugar de culpar a alguien por su derrota (por ejemplo a sí misma)[9], decidió culpar a Vladimir Putin. Mientras tanto, una gran parte de la ‘clase política’ de Estados Unidos había retomado este tema, de tal manera que el "Rusia-Gate" se ha convertido en el principal instrumento de la oposición a la administración de Trump en la clase dominante estadounidense. Como el mundo ahora sabe, las conexiones de Trump con Rusia remontan al año 1987, cuando Moscú era todavía la capital de la URSS y para Estados Unidos la del "Imperio del Mal". Según un reciente documental en la ZDF, el segundo canal de televisión estatal de Alemania[10], fue la conexión rusa de Trump, no menos que sus vínculos de negocio con el hampa rusa, la que (posiblemente varias veces) salvó a Trump de la bancarrota. En todo caso, la idea principal de las investigaciones contra Trump sobre Rusia es que la persona que se ha convertido en presidente de Estados Unidos depende del Kremlin, y quizás incluso está siendo chantajeado por éste. Lo que es sobre todo cierto, es que los seguidores de Trump quisieron y todavía quieren cambiar radicalmente la política de Estados Unidos hacia Rusia, para hacer un "gran acuerdo" con Putin.

Aquí es necesario recordar brevemente la historia de las relaciones EEUU-Rusia desde el hundimiento de la Unión Soviética.

En los días embriagadores de la “victoria” de Estados Unidos en la guerra fría (1989-90), había una sensación fuerte de la clase dominante estadounidense de que la que fuera su superpotencia rival podría convertirse en una especie de Estado subordinado y, sobre todo, una fuente de ganancias abundantes. El primer presidente ruso Boris Yeltsin se basó en asesores americanos ("neo-liberales") en el proceso de convertir el sistema estalinista existente en una "economía de mercado". Lo que resultó fue un desastre económico. En cuanto a los asesores "expertos" de Estados Unidos, su principal preocupación era poner al máximo posible bajo control estadounidense la riqueza fabulosa en materias primas de Rusia. La Presidencia de Yeltsin (1991-1999) un gobierno tipo mafia, estaba más o menos dispuesta a vender los recursos del país al mejor postor. La administración que le sucedió, la de Vladimir Putin, aunque tiene excelentes conexiones con el hampa rusa, demostró pronto ser un régimen de otro tipo, gestionado por burócratas de los servicios secretos decididos a defender la independencia de la madre-patria Rusia, y a guardarse sus riquezas para sí mismos. Fue Putin, por lo tanto, quien impidió que se llevara a cabo el control estadounidense de la economía rusa. Esta grave pérdida correspondió a un declive más global de la autoridad estadounidense, en la que la mayoría de sus antiguos aliados e incluso algunas potencias secundarias dependientes comenzaron a desafiar la hegemonía de la única superpotencia restante en el mundo.

Desde el ascenso de Putin, los llamados “neoconservadores”, las agencias y los think tanks “conservadores” y abiertamente beligerantes de Estados Unidos, han estado abogando públicamente por un "cambio de régimen" en Moscú. Una vez más, Rusia bajo Putin se ha convertido en una especie de "Imperio del mal" para la propaganda bélica del imperialismo americano. A pesar del cambio abrupto en la política de la Rusia de Putin hacia Estados Unidos, la política estadounidense siguió siendo básicamente la misma hacia aquel país hasta 2014. Su eje principal era el cerco militar de la Federación Rusa, sobre todo mediante un despliegue de la OTAN cada vez más cercano al corazón de Rusia. Mediante la integración de los antiguos Estados bálticos de la URSS a la OTAN, la máquina militar de Estados Unidos ha acabado asediando el enclave ruso de Kaliningrado (entre Polonia y Lituania), y a estar a una distancia de 140 km entre la frontera de Estonia y los suburbios de San Petersburgo, la segunda ciudad de Rusia. Sin embargo, cuando Washington ofreció el ingreso en la OTAN a otros dos ex componentes de la Unión Soviética -Ucrania y Georgia- los demás "socios" de la OTAN lo impidieron, en particular Alemania, que se dio cuenta de que provocaría algún tipo de reacción militar por parte de Moscú.

En cambio, los “socios” de occidente acordaron un procedimiento más sutil: la Unión Europea ofreció a Ucrania un acuerdo de "libre comercio". Pero puesto que Ucrania ya tenía un acuerdo similar con la Federación Rusa, la consecuencia del acuerdo entre Bruselas y Kiev sería que las mercancías europeas, a través de Ucrania, podrían obtener acceso libre a Rusia. Bruselas, sin embargo, había excluido deliberadamente a Moscú de sus negociaciones con Kiev. La reacción de Moscú ante el acuerdo entre Bruselas y Kiev no tardó en llegar: Ucrania tendría que elegir entre un mercado compartido con la UE, o con Rusia. Apareció así una situación que llevó al enfrentamiento abierto entre las fuerzas "pro-occidentales" y las “pro-rusas” de Ucrania. A raíz de la masacre en la Plaza de Maiden en Kiev (20.02.2014), el presidente Viktor Janukovich fue derrocado y huyó a Rusia. Fue entonces cuando el viejo gran mandarín de la diplomacia norteamericana, Henry Kissinger, dijo en CNN que el cambio de régimen en Kiev era una especie de ensayo general para lo que sucedería en Moscú[11]. Pero entonces sucedió algo que nadie en Washington parecía haber previsto: una contraofensiva militar rusa. Sus tres componentes principales fueron el movimiento separatista respaldado por Moscú en el este de Ucrania, la anexión de la península de Crimea en la costa ucraniana del mar Negro y la intervención militar de Rusia en Siria. Había surgido una nueva situación, en la que la coherencia y la unidad de la política USA hacia Rusia, empezaba a desmoronarse.

Aun así, podría haberse llegado a un acuerdo en Washington sobre el estrangulamiento económico de Rusia, visto como una respuesta adecuada a la contraofensiva de Moscú. Los tres pilares de esta política -aún en vigor- son: sanciones económicas (daño al sector energético ruso al mantener el precio del petróleo y el gas en el mercado mundial lo más bajo posible); intensificación de la carrera armamentística con una Rusia económicamente incapaz de seguir el paso ante tal reto. Pero a partir de 2014 hubo un creciente desacuerdo sobre cómo Estados Unidos debía responder a Rusia en lo militar. Surgió una facción de línea dura, que debía dar su apoyo a Hillary Clinton en las elecciones presidenciales de 2016. Uno de sus representantes era el comandante de las fuerzas de la OTAN en Europa, Philip Breedlove. En noviembre de 2014 y de nuevo en marzo de 2015, Breedlove difundió lo que resultó ser la falsa noticia de que el ejército ruso había invadido el este de Ucrania. Parecía un intento de crear un pretexto para una intervención de la OTAN en Ucrania. El gobierno alemán estaba tan alarmado que tanto la canciller Merkel como el ministro de Relaciones Exteriores Steinmeier condenaron en público lo que llamaron la "propaganda peligrosa" del comandante de la OTAN.[12] Breedlove, evidentemente, no estaba engendrando amor, sino guerra. Según la revista alemana Cicero (04.03.16), Breedlove también propuso al Congreso de Estados Unidos atacar Kaliningrado, el puerto ruso en el Mar Báltico, como una respuesta adecuada a la agresión rusa más al sur.

No era aquél el único que pensaba lo mismo. Associated Press informó que el Pentágono estaba considerando el uso de armas atómicas contra Rusia. Y en una conferencia de la US Army Association (Asociación del Ejército de EEUU) en octubre de 2016, los generales norteamericanos argumentaron que una guerra con Rusia, e incluso con China, era "casi inevitable”[13]. Estos pronunciamientos han sido extremos, pero sí que muestran la fuerza arraigada de la posición "anti-rusa" en los círculos militares estadounidenses. Alarmado por esta escalada, el último jefe de Estado de la URSS, Mijaíl Gorbachov, escribió una contribución para Time Magazine (27.01.17) titulada "Parece que el mundo se prepara para la guerra", en la que advertía del peligro de una catástrofe nuclear en Europa. Gorbachov reaccionaba, entre otras cosas, a una idea cada vez más extendida por los think-tanks conservadores de Estados Unidos: que los riesgos impuestos por un conflicto nuclear con Rusia se han hecho calculables y pueden ser "minimizados" - al menos para Estados Unidos. Según esa "escuela de pensamiento" (por llamarla así) no se declararía tal conflicto, sino que se desarrollaría a partir de la actual "guerra híbrida" (Breedlove) con Rusia, en la que las diferencias entre enfrentamientos armados, guerra convencional y guerra nuclear se vuelven borrosas. Fue en respuesta a tal "pensamiento en voz alta" en Washington por lo que el Kremlin "aseguró" al mundo que la capacidad rusa para un ataque nuclear era tal, que no sólo Berlín sino también Washington serían "aniquiladas" si la OTAN atacaba a Rusia[14].

Frente a esa creciente consideración de la opción militar contra Rusia, se desarrolló una oposición no sólo en la OTAN, sino también en el seno de la clase dominante estadounidense. La cumbre de la OTAN de septiembre de 2014 en Gales rechazó las propuestas de intervenir militarmente en Ucrania, y abandonó, al menos por el momento, la idea de que Kiev se convirtiera en miembro de la OTAN. A partir de entonces, Barak Obama, mientras estuvo en el poder, y mientras contribuía a la modernización de las fuerzas armadas ucranianas, siempre rechazó un compromiso militar directo de Estados Unidos en ese país. Pero la reacción políticamente más importante dentro de la burguesía norteamericana a la situación con Rusia fue la de Donald Trump. Para entender cómo, en este contexto, una nueva posición sobre la política hacia Rusia llegó a formularse en el seno de la burguesía norteamericana, es importante tener en cuenta que Rusia no tiene el mismo significado para Estados Unidos que tuvo hace un cuarto de siglo, durante la "fase de luna de miel" entre Bill Clinton y Boris Yeltsin. En aquel entonces, el principal objetivo de la política estadounidense hacia Rusia era la propia Rusia, el control de sus recursos. Hoy el control norteamericano de Rusia sería más bien un medio para un nuevo objetivo: el cerco militar del nuevo enemigo número uno, o sea, China. En este nuevo contexto, Donald Trump plantea una pregunta muy sencilla al resto de su clase: Si China es ahora nuestro enemigo principal, ¿por qué no podemos tratar de ganarnos a Moscú para una alianza contra China? Rusia no es ni el amigo natural de China, ni el enemigo natural de Estados Unidos.

Sin embargo, la pregunta que más interesa a la " corriente dominante" de la burguesía norteamericana (en particular a los partidarios de Hillary Clinton) es ahora diferente: ¿Influyó el Kremlin en el resultado de las últimas elecciones presidenciales de Estados Unidos? La respuesta a esta pregunta no es, en verdad, difícil. Putin no sólo influyó en las elecciones, sino que incluso ayudó a crear dentro de la burguesía estadounidense un grupo proclive a hacer tratos con Moscú. El principal medio que utilizó para ello fue el más legítimo posible en la sociedad burguesa: proponer negocios. Por ejemplo, se dice que el acuerdo ofrecido a Exxon Oil y su presidente Rex Tillerson -ahora secretario de Estado (ministro de Relaciones Exteriores)- se estima en 500 000 millones de dólares. Así, podemos entender cómo, después de todos los discursos burgueses de las últimas décadas de que las fuentes de energía fósiles pertenecen al pasado, existe hoy en Washington un gobierno con una fuerte sobrerrepresentación petrolera e incluso de la industria del carbón: son la parte de la economía estadounidense a la que Rusia puede ofrecer más.

Aunque aparentemente Trump ha conseguido convencer a Henry Kissinger de su propuesta (Kissinger se ha convertido en asesor de Trump y defensor de la "distensión" con Rusia), dista mucho de haber convencido a la mayoría de sus principales oponentes. Una de las razones de esto es que lo que Dwight Eisenhower, en su discurso de despedida como presidente de los Estados Unidos (17.02.1961) llamó "complejo militar-industrial", se siente amenazado en su existencia por un posible acuerdo con Rusia. Esto se debe a que Rusia, por el momento, sigue siendo la justificación principal para el mantenimiento de tal gigantesco aparato. A diferencia de Rusia, China, por lo menos por el momento, aunque es una potencia atómica, no tiene un arsenal comparable de cohetes nucleares intercontinentales apuntando directamente a las principales ciudades de los Estados Unidos.

 

Gran Bretaña: La clase dominante dividida

En Gran Bretaña, la Primera Ministra Theresa May convocó elecciones anticipadas para junio de 2017, con el objetivo de ganar una mayoría más amplia para su Partido Conservador antes de entrar en negociaciones sobre las condiciones en las que el país abandonaría la Unión Europea. En vez de eso, perdió la mayoría que tenía, haciéndose dependiente del apoyo de los unionistas protestantes del Ulster (Irlanda del Norte) del DUP. El único éxito de la Primera Ministra en estas elecciones fue que el Partido por la Independencia del Reino Unido (UKIP, el partido de línea dura pro Brexit a la derecha del Partido Conservador) ya no está representado en la Cámara de los Comunes. A pesar de ello, la última debacle electoral para los conservadores dejó claro que el problema fundamental sigue sin resolverse, o sea el que, hace un año, hizo posible que el referéndum sobre la adhesión británica a la Unión Europea diera el resultado “Brexit” (salida de Gran Bretaña de la UE), algo que la mayoría de las élites políticas no deseaban. Ese problema es la profunda división entre los conservadores -uno de los dos principales partidos estatales en Gran Bretaña. Ya cuando Gran Bretaña se unió a lo que entonces era la "Comunidad Europea" a principios de la década de los 1970, los tories (conservadores) estaban divididos sobre este tema. Nunca fue superado en las filas conservadoras de los tories el fuerte resentimiento contra "Europa".

En los últimos años, las tensiones internas del partido se han convertido en luchas abiertas de poder, que han obstaculizado cada vez más la capacidad del partido para gobernar. En 2014, el Primer Ministro tory, David Cameron, logró que fracasaran los nacionalistas escoceses convocando un referéndum sobre la independencia escocesa, y consiguiendo una mayoría para que Escocia siguiera formando parte del Reino Unido. Envalentonado por este éxito, Cameron intentó de manera similar silenciar a los opositores a la adhesión británica a la Unión Europea. Pero esta vez había calculado muy mal los riesgos. El referéndum resultó en una estrecha mayoría a favor de la salida de la UE, mientras que Cameron había hecho campaña para quedarse. Un año más tarde, los tories están, en esto, tan divididos como siempre. Sólo que, hoy, el conflicto ya no consiste en seguir o no en la UE, sino de si el gobierno debería adoptar una actitud "dura" o "suave" en la negociación de las condiciones en las que Gran Bretaña se irá. Por supuesto, estas divisiones dentro de los partidos políticos son emanaciones de tendencias latentes más profundas dentro de la sociedad capitalista, el debilitamiento de su unidad nacional y de su cohesión en la fase de su descomposición.

Para entender por qué la clase dominante británica está tan dividida en estos temas, es importante recordar que, no hace mucho tiempo, Londres era el orgulloso gobernante del mayor y más extendido imperio de la historia humana. Gracias a este pasado dorado, la alta sociedad británica sigue siendo hoy la clase dominante más rica de Europa occidental[15].Y mientras que un burgués alemán promedio se involucra tradicionalmente en una empresa industrial, un homólogo británico promedio es probable que posea una mina en África, una granja en Nueva Zelanda, un rancho en Australia, y/o un bosque en Canadá (sin mencionar propiedades inmobiliarias y participación accionaria en los Estados Unidos) como parte de una herencia familiar. Aunque el Imperio Británico, e incluso la Commonwealth británica, son cosas del pasado, disfrutan de una "vida después de la muerte" muy tangible. Los "dominios blancos" (ya no llamados así) Canadá, Australia y Nueva Zelanda, todavía comparten con Gran Bretaña el mismo monarca como cabeza formal del Estado. También comparten, por ejemplo (junto con la antigua colonia de la corona: los Estados Unidos) una cooperación privilegiada de sus servicios secretos.

Muchos entre la clase dominante de estos países sienten que siguen perteneciendo, si ya no a la misma nación, sí a la misma familia. De hecho, a menudo están interconectadas por el matrimonio, por acciones en la misma propiedad y por intereses comerciales. Cuando Gran Bretaña, en 1973, bajo el mandato del primer ministro conservador, Heath, se unió a lo que entonces era el "Mercado Común" europeo, fue una conmoción e incluso una humillación para algunas partes de la clase dominante británica que su país se viera obligado a reducir o incluso cortar sus relaciones privilegiadas con sus antiguas "colonias de la corona". Todo el resentimiento acumulado durante décadas por la pérdida del Imperio Británico comenzó, desde entonces, a desahogarse contra "Bruselas". Un resentimiento que pronto se vería acrecentado por la corriente neoliberal (muy importante en Gran Bretaña desde los días de Thatcher) para la que la monstruosa "burocracia de Bruselas" era un anatema. Un resentimiento compartido por las clases dominantes en los antiguos dominios tal como Rupert Murdoch, el australiano multimillonario de los medios de comunicación, hoy uno de los más fanáticos pro Brexit. Pero aparte del peso de estos viejos vínculos, fue bastante humillante que una Gran Bretaña que una vez "reinó sobre las olas" tuviera en Europa el mismo derecho de voto que un Luxemburgo, o que la tradición del derecho romano reine en las instituciones continentales europeas en contra del antiguo derecho anglosajón.

Todo eso no quiere decir, sin embargo, que los pro Brexit tengan, o hayan tenido alguna vez, un programa coherente para abandonar la Unión Europea. La resurrección del Imperio, o incluso de la Commonwealth en su forma original, es claramente imposible. La motivación de muchos dirigentes pro Brexit, aparte del resentimiento, cuando no es una cierta incapacidad para ver la realidad, es el arribismo. Boris Johnson, por ejemplo, el líder de la fracción “Brexit”, de los tories, el año pasado parecía aún más sorprendido y pesaroso que su oponente, el líder del partido, Cameron, cuando se enteró de los resultados del referéndum. Su objetivo, de hecho, no parecía ser el Brexit, sino sustituir a Cameron en el mando del partido.

El que sean los conservadores, más que los laboristas, los que están tan divididos sobre este asunto, es también un producto de la historia. El capitalismo en Gran Bretaña triunfó, no por la eliminación, sino por el aburguesamiento de la aristocracia: los grandes terratenientes se convirtieron a sí mismos en capitalistas. Pero sus tradiciones orientaron sus intereses en el capitalismo hacia la propiedad de tierras, bienes raíces y materias primas mucho más que hacia la industria. Como ya tenían más o menos el conjunto de su propio país, su apetito de ganancias capitalistas se convirtió en uno de los principales impulsores de la expansión británica en ultramar. Cuanto más crecía el imperio, tanto mejor podía esa capa de propietarios de la tierra y de bienes raíces ponerse por encima de la burguesía industrial (esta parte que había sido inicialmente la pionera de la primera “revolución industrial” capitalista en la historia). Y mientras que el Partido Laborista, debido a sus lazos estrechos con los sindicatos, es tradicionalmente más cercano al capital industrial, los grandes terratenientes y propietarios de bienes inmuebles tienden a congregarse en las filas de los conservadores. Por supuesto, en el capitalismo moderno, las viejas distinciones entre capital industrial, de bienes raíces, comercial y financiero, tiende a disiparse como resultado de la concentración de capital y la dominación del Estado sobre la economía. Sin embargo, las diferentes tradiciones, así como los diferentes intereses que expresan todavía parcialmente, siguen teniendo vida propia.

Hoy en día existe un riesgo de parálisis parcial del gobierno. Las dos alas del Partido Conservador (que ahora se presentan como defensores de un Brexit ‘duro’ contra un Brexit ‘suave’), están más o menos listas para hacer caer a la primera ministra May. Pero, al menos por el momento, ninguna de las dos fracciones se atreve a dar el primer golpe, de tan grande como es el miedo a ensanchar la brecha en ese partido. Si el Partido Conservador fuese incapaz de resolver rápidamente este problema, importantes fracciones de la burguesía británica podrían empezar a pensar en la alternativa de un gobierno laborista. Inmediatamente después del referéndum del Brexit, el Partido Laborista se presentó en un estado aún peor que el Partido Conservador, si ello es posible. La fracción parlamentaria "moderada" estaba descontenta con la retórica de izquierda del líder de su partido, Jeremy Corbyn, que presentían estar desalentando a los votantes, y con su negativa a comprometerse a favor de mantener a Gran Bretaña en la UE. Parecían también dispuestos a derrocar a su líder. Al mismo tiempo, Corbyn los ha impresionado por su capacidad de movilizar a los jóvenes electores en las elecciones recientes. Además, es posible pensar que si el trágico incendio de la Torre Grenfell[16] (del cual la población señala al gobierno conservador como responsable) hubiera ocurrido antes, en vez de justo después de las elecciones, Corbyn ahora sería primer ministro en vez de May. En el actual estado de cosas, Corbyn ha comenzado ya a prepararse para gobernar mediante el uso de algunas de sus demandas más "extremas", como la abolición de los submarinos Trident dotados con cabezas nucleares que se están modernizando.

 

Francia: Macron salva la situación en interés de la burguesía nacional, pero ¿por cuánto tiempo?

En Francia, Emmanuel Macron y su nuevo movimiento La República en Marcha (LREM) ganó espectacularmente las elecciones presidenciales y las elecciones legislativas (en el Parlamento) en el verano de 2017. Esta victoria del mejor candidato posible para vencer al populismo en Francia ha sido el producto de su capacidad para reunir apoyo por ese objetivo en la burguesía francesa, en la burocracia de la Unión Europea y de parte de personajes políticos influyentes como Angela Merkel. El Frente Nacional (FN), el principal partido "populista" del país, no tenía ninguna posibilidad en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales contra Macron. Lastrado por el atraso de sus orígenes, en particular por la dominación del clan Le Pen, la doble derrota electoral del FN lo ha sumergido en una crisis abierta. En un editorial de primera plana sobre la situación en ese país, bajo el título “Francia cae en pedazos”, el a menudo ingenioso periódico suizo Neue Zürcher Zeitung escribió: “El sistema de partidos francés cae en pedazos”. Este análisis fue publicado el 4 de febrero de 2017, mucho antes de que la victoria de Macron obligara a poner atención en la caída de los partidos establecidos. Si, como hemos visto, el Partido Republicano de Estados Unidos ha sido capturado de rehén por Donald Trump, y el Partido Conservador en Gran Bretaña está dividido, en Francia, dos de los principales partidos establecidos están metidos en un resbaloso barrizal. El partido conservador "Los Republicanos" (LR) sólo alcanzó el 22 % de los votos en las legislativas, mientras que al Partido Socialista (PS) salió todavía más maltrecho, consiguiendo sólo 5,6%. Un mes antes, en las presidenciales, ninguno de los candidatos de estos dos partidos logró clasificarse para la segunda vuelta de las elecciones presidenciales (en la que se oponen los dos candidatos que quedaron primeros en la primera ronda). En cambio, el candidato populista, de una incompetencia patente, Marine Le Pen, perdió contra la nueva estrella en ascenso, Macron, que ni siquiera tenía un partido tras sí.

Al principio de la campaña presidencial, la mayoría de los expertos esperaban una pelea entre el presidente en ese momento, François Hollande, del PS, y Alain Juppé de LR, un “modernizador”, muy apreciado por importantes corrientes dentro de la burguesía francesa. Hace cinco años, François Hollande se convirtió en Presidente después de ser nominado por el Partido Socialista, en una “primaria” altamente mediatizada -un procedimiento para la elección de candidato a la presidencia según el modelo americano. Los republicanos, pensando que lo que funcionó para los socialistas no podría fallar para ellos, decidieron hacer su propia "primaria".

Haciendo esto, perdieron el control del proceso de nombramiento. En lugar de Juppé, u otro candidato más o menos fuerte, salió nombrado François Fillon. Aunque favorito del voto católico y de partes de la alta sociedad conservadora, estaba claro para una parte importante de la burguesía francesa, que Fillon no podía asegurar la victoria contra Marine Le Pen si aquél se clasificaba para la segunda ronda. El discernimiento político no parece haber sido una cualidad particular del candidato Fillon, pero sí lo fue su terquedad. A pesar del escándalo dirigido contra él, Fillon se negó a dimitir y los de LR se quedaron atrapados con su candidato convertido en “lastre”. Del lado de los socialistas, el presidente en ejercicio, Hollande, ya había renunciado a una segunda candidatura en vista de la ausencia de apoyo electoral, ni siquiera en su propio partido. En cuanto al primer ministro de Hollande, Manuel Valls, fracasó en la elección primaria del partido, en la cual para protestar contra la dirección, la base nombró en su lugar a un candidato apenas conocido, pero considerado como más de izquierdas, Benoit Hamon.

La pérdida de control de los partidos establecidos fue una oportunidad para Emmanuel Macron. Este ganó prestigio como reformador económico y político cuando sirvió como consejero del primer gobierno dirigido por el PS bajo la presidencia de Hollande, y luego como miembro del segundo gobierno encabezado por Valls. Su objetivo parece haber sido, entonces, el de iniciar un proceso de modernización económica en Francia, algo parecido a lo que fue "la Agenda 2010" de Gerhard Schröder en Alemania. Pero Macron no se quedó mucho tiempo en el gobierno, al darse cuenta rápidamente que, a diferencia del SPD en Alemania, el Partido Socialista no era lo suficientemente fuerte, ni disciplinado y unido para hacer pasar tal programa. A principios de 2017, el capitalismo francés vio surgir una situación muy peligrosa para él. Ante la incompetencia de los principales partidos establecidos, el peligro de una victoria electoral del Frente Nacional ya no se podría descartar. Sus ideas de sacar a Francia de la Zona Euro y hasta de la Unión Europea estaban en contradicción flagrante con los intereses de las fracciones dominantes del capital francés. Frente a ese peligro, fue Macron quien salvó la situación. Lo hizo, en gran parte, utilizando el método del populismo contra los populistas.

En primer lugar, Macron logró robar de los populistas uno de sus temas favoritos y comunes: el de la quiebra histórica de la derecha y la izquierda tradicionales porque habían estado demasiado ocupadas en oponerse una contra otra ideológicamente y en sus luchas por el poder, para servir adecuadamente la “causa de la nación”. Y Macron no solamente adoptó ese lenguaje, lo puso en práctica reclutando deliberadamente simpatizantes y partidarios tanto de izquierda como de derecha para su nuevo movimiento “En Marcha”. Su afirmación de no servir “ni a la izquierda ni a la derecha, sino sólo a Francia”, le ayudó a desarmar políticamente a Marine Le Pen. Fue incluso capaz de presentar al mismo FN como perteneciente al "establishment", como un partido de derechas de toda la vida.

En segundo lugar, Macron respondió a la creciente indignación general hacia los partidos existentes proponiendo no un partido, sino un movimiento y sobre todo… proponiéndose a sí mismo a su cabeza. Al hacerlo así, tenía en consideración el creciente estado de ánimo en partes de la sociedad burguesa: la aspiración a la autoridad de un líder fuerte. Si un político "irresponsable" como Trump podía tener éxito con semejante táctica, ¿por qué no Macron (que se ve a sí mismo tan soberanamente responsable)? En lugar de ser rehén de uno o de los dos de los principales partidos establecidos, Macron incitó, desde fuera, a una especie de motín en los partidos y a la deserción en cada uno ellos. Como tal, contribuyó seriamente a dañarlos. Según una teoría del sociólogo alemán Max Weber (1864-1920), el "liderazgo carismático" es una de las tres formas de la dominación burguesa. En el período después de la Segunda Guerra Mundial, en Francia existía una tradición: la del General de Gaulle (1890-1970) que en 1958 "rescató" a una nación que estaba enfangada en la guerra de Argelia. De esa manera, De Gaulle cambió la estructura de los partidos políticos, y la estructura constitucional de Francia de una manera que, a largo plazo, demostró no ser ni especialmente eficaz ni estable.

Macron no sólo permanece en la tradición de Gaulle. También es la expresión de una nueva tendencia dentro de la burguesía en respuesta al ascenso del "populismo". En las elecciones en la primavera de este año en Holanda, el primer Ministro, Mark Rutte, describía la victoria electoral de los partidos "Pro Euro y pro UE" sobre el “niño bonito” del populismo de derechas, Geert Wilders, como la victoria del populismo “bueno” sobre el “malo”. En Austria, en un intento de contrarrestar al populista FPÖ, el conservador ÖVP, por primera vez, estuvo en la campaña electoral, no en su propio nombre, antes prestigioso, sino como "lista electoral de Sebastian Kurz-ÖVP". En otras palabras, el partido decidió esconderse tras el nombre del joven vicecanciller con cuyo "carisma" contaban, y de un ministro de Asuntos Exteriores que recientemente había amenazado con movilizar tanques en la frontera con Italia contra los refugiados. En tercer lugar, Macron siguió el ejemplo de la canciller alemana Ángela Merkel, defendiendo abiertamente el "proyecto europeo". Mientras que los partidos establecidos socavaron su propia credibilidad mediante la adopción de la retórica antieuropea del FN, en realidad sin dejar de mantener la pertenencia de Francia a la Unión Europea, a la zona Euro y el espacio Schengen. Esta posición clara contribuyó a recordar a una sociedad burguesa en desorden que el capital francés es uno de los principales beneficiarios de esas instituciones europeas.

Como De Gaulle en los años 1940 y 1950, Macron ha sido un golpe de suerte para la burguesía francesa. En gran parte es gracias a él si Francia ha evitado caer en un estancamiento político similar a los de sus homólogos estadounidenses y británicos. Pero el éxito a largo plazo de esta operación de rescate no está garantizado. Si algo le sucede a Macron, o si su reputación política se ve afectada seriamente, su “República en marcha” corre el riesgo de derrumbarse. Ese es el inconveniente típico del "liderazgo carismático". Es lo mismo para la nueva estrella política de la oposición de la izquierda francesa: Jean-Luc Mélenchon, que consiguió responder a la desintegración de la izquierda burguesa tradicional (Partidos Socialista y Comunista y el trotskismo) mediante la creación de un movimiento de izquierda en torno a él, de una forma que se asemeja sorprendentemente a la del propio Macron. Mélenchon no ha perdido tiempo para desempeñar su función de cauce para canalizar el descontento proletario frente a los ataques económicos venideros. Casi de un día para otro, la división del trabajo entre Macron y Mélenchon, se ha convertido en uno de los ejes de la política del Estado francés. Pero, repitámoslo, el movimiento de Mélenchon sigue siendo por ahora inestable, con riesgo que se desmorone si se tambalea su líder.

 

Alemania entre Rusia y Estados Unidos

Las elecciones generales en Alemania están previstas para mediados de septiembre [de 2017]. Alemania también vio el ascenso de un partido populista de oposición derechista, Alternative für Deutschland (AfD, "Alternativa para Alemania"). Pero aunque este partido parece que va a entrar al parlamento nacional, el Bundestag, por primera vez, es poco probable, por el momento, que malogre los planes de las principales fracciones de la burguesía alemana, las cuales, en comparación con otras, son económica y políticamente estables. La actual campaña electoral de la canciller Merkel nos dice mucho acerca de la situación del capitalismo alemán. Su lema es: estabilidad. Sin utilizar las mismas palabras, su enfoque parece estar inspirado por el de su predecesor de la época de la postguerra, el canciller democristiano, Konrad Adenauer, el cual hizo una campaña con el lema: "no a los experimentos". En las actuales circunstancias, "no a los experimentos" es la expresión de la comprensión de que Alemania es más o menos el único refugio de estabilidad política entre las principales potencias del mundo occidental en la actualidad. Pero detrás de esta fijación en la estabilidad, también hay una creciente alarma. La principal fuente de tribulación de la clase dominante alemana, es Estados Unidos. Ya hemos mencionado las amenazas proteccionistas de Trump. Está también su retirada unilateral del Acuerdo de París sobre el clima y en particular, la ofensiva americana contra la industria automovilística alemana, que comenzó bajo la administración de Obama. Pero la amenaza contra los intereses del imperialismo alemán no se limita a temas económicos o medioambientales. Se refiere ante todo a las cuestiones militares y de supuesta seguridad. Un breve resumen histórico es necesario aquí.

Bajo la coalición 'Roja-Verde', dirigida por los socialdemócratas de Gerhard Schröder (1998-2005), Alemania se acercó a la Rusia de Putin, mediante el desarrollo de proyectos conjuntos de energía, y al unirse a Moscú (y París) en la negativa a apoyar a George W. Bush en la guerra de Irak. La sucesora de Schröder, Merkel, como muchos políticos de la antigua Alemania de Este (RDA) fiel "atlantista", cambió esa orientación reafirmando la "asociación" con Estados Unidos como la piedra angular de la política exterior alemana. Bajo Obama, Washington ofreció a Berlín el papel de brazo derecho de Estados Unidos en Europa. Alemania fue llamada a asumir una mayor parte del trabajo de la OTAN en Europa, permitiendo que Estados Unidos se concentrase más en Extremo Oriente y su principal rival, China. A cambio de ese mejor estatus, Merkel tuvo que abandonar la "relación especial" con Moscú iniciada por Schröder. Y al mismo tiempo, Washington aseguraba a Berlín de que "no abandonaría a Europa a su suerte" modernizando la presencia militar estadounidense en Alemania. Pero entre bastidores, ya durante el segundo mandato de Obama, aumentaron las tensiones entre Berlín y Washington. Esto se hizo visible durante la "crisis de refugiados" del verano de 2015. Los llamados de la burguesía alemana para recibir el apoyo americano casi fueron ignorados. Lo que Berlín estaba pidiendo no era que Estados Unidos acogiera a refugiados sirios o de otra nacionalidad, sino que interviniera política e incluso militarmente para, de algún modo, estabilizar la situación en Siria, Libia y otros lugares en la cuenca del Mediterráneo. Pero Washington no hizo nada en ese sentido. Por el contrario, Obama afirmó repetidamente que la "crisis de los refugiados era sólo un problema de Europa".

Fue sobre todo en la política hacia Rusia donde las relaciones entre Berlín y Washington se volvieron cada vez más conflictivas. Alemania, bajo Merkel, apoyó y apoya la política de la OTAN de cercar a Rusia, y espera que como brazo derecho de EEUU, sea uno de sus principales beneficiarios. Pero se opuso y se opone a la estrategia estadounidense (liderada por Hillary Clinton mucho más que por Barak Obama) de sustituir el gobierno Putin en Moscú. De hecho, en esta cuestión, la oposición dentro de la burguesía europea está creciendo, aunque no siempre se exprese abiertamente[17]. Después de la caída de la coalición Roja-Verde de Schröder, la fracción de la burguesía alemana con vínculos estrechos con Rusia ni ha desaparecido ni ha quedado inactiva. Con la formación del gobierno de la Gran Coalición entre democristianos y socialdemócratas hace cuatro años, los "amigos de Putin" del SPD han vuelto al poder. Se puede hablar de una cierta división de trabajo entre las fracciones de Merkel y de Schröder, y es probablemente más astuto y favorable para los intereses alemanes, si los amigos de Schröder sólo juegan el papel de socio menor en el gobierno (como sucede actualmente). Pero también ha habido actividades entre bastidores de esta fracción. Según los primeros resultados de las investigaciones públicas sobre las conexiones de Trump con Rusia en Estados Unidos, el Deutsche Bank desempeñó un papel central en la promoción de negocios y otras transacciones entre Trump y la "oligarquía rusa". Prefieren ver a Putin apoyado por “Occidente” que derribado por éste. Y también se sabe que partes de la industria alemana hicieron generosas contribuciones financieras a la campaña electoral de Trump.

Es un secreto a voces que uno de los baluartes de la fracción de Schröder-Gabriel[18] en Alemania es el land de Baja Sajonia y la empresa Volkswagen, de la que esa región es en parte propietaria y administradora. En este sentido, podemos entender mejor que los juicios contra Volkswagen y el Deutsche Bank en los Estados Unidos no sólo están motivados económicamente, sino sobre todo políticamente, y por eso, siete semanas antes de las elecciones generales nacionales, se ha desencadenado una lucha de poder en Baja Sajonia (y en Volkswagen), derrocando a la coalición roja-verde en Hannover. Aunque no comparte necesariamente su orientación, la canciller Merkel ha tolerado en cierta medida las actividades de esta otra fracción y ha intentado beneficiarse de sus vínculos tanto con Putin como con Trump. Hoy, sin embargo, los halcones anti-rusos en Washington están aumentando su presión no sólo sobre Trump, sino también sobre el gobierno de Merkel. La respuesta de Merkel ha sido la típica de dos caras. Por un lado, mantiene sus contactos con los trumpistas. Por otro, guarda públicamente sus distancias hacia el nuevo liderazgo estadounidense. No hay muchos países en Europa occidental donde la crítica a la nueva administración de Washington haya sido tan abierta y severa, y tan compartida por casi toda la clase política como en Alemania. Junto con Erdogan, Trump ha eclipsado a Putin como el "malo" favorito de los medios de información alemanes. Creemos poder concluir que la burguesía alemana ha aprovechado los malos modos políticos y las bravuconadas del trumpismo para distanciarse políticamente de Estados Unidos, distanciamiento que, en otras circunstancias, habría provocado un revuelo internacional. En esas circunstancias, la presión de Washington (aumentada por Trump) para que los "socios" europeos de la OTAN -en particular Alemania- aumenten sus presupuestos militares, es en realidad más que bienvenida (aunque muchos de sus políticos afirmen lo contrario en público). Berlín ya ha comenzado ese aumento.

El plan es aumentar el gasto militar del actual 1,2% del PNB alemán al 2% para 2024, casi el doble de la tasa actual. Si se ajustara a la demanda de Trump del 3% del PNB, Alemania tendría el mayor presupuesto militar de cualquier estado de Europa (al menos 70 000 millones de euros anuales). Además, Alemania recientemente ha cambiado oficialmente su "doctrina de defensa". Tras el final de la Guerra Fría, se declaró que Alemania y Europa occidental ya no se encuentran bajo ninguna amenaza militar directa. Hoy esta doctrina ha sido revisada, afirmando que la "defensa territorial" es una vez más el objetivo principal del Bundeswehr. Con esta nueva doctrina, el Estado alemán reacciona no sólo a la reciente contraofensiva militar de Rusia en Ucrania y Siria, sino también a los crecientes temores sobre la estabilidad política de Rusia, y sobre el caos que se podría desarrollar allí. Alemania también se beneficia del Brexit para aumentar la militarización de las estructuras de la Unión Europea y manifestar cierta independencia respecto a la OTAN (algo que Gran Bretaña pudo impedir mientras era miembro activo de la UE). Bajo las consignas de la "guerra contra el terrorismo" y la "guerra contra el contrabando de inmigrantes", la UE ha sido declarada ya no sólo una unión económica o política, sino también y “ante todo” (según Merkel y Macron) una "unión para la seguridad".

 

El tándem franco-alemán

La burguesía alemana fue una de las primeras en reconocer el talento y el potencial político de Emmanuel Macron. Desde una etapa temprana de la campaña electoral francesa, la mayor parte de la clase política en Alemania y casi todos los medios de información apoyaron firmemente su candidatura. Por supuesto, la burguesía alemana sólo dispone de medios limitados para influir directamente en las elecciones francesas. La opinión pública en Francia no sigue ni a los medios de información alemanes ni a lo que dicen los políticos. Pero la "elite política" francesa toma necesariamente nota de lo que se dice y se hace del otro lado del Rin. A través de su clara posición a su favor, la burguesía alemana ayudó a convencer a las esferas influyentes cercanas al poder francés de que Macron es un político serio y capaz. Este apoyo alemán a Macron fue motivado no sólo por la voluntad de contener a Marine Le Pen y salvar la Unión Europea. Macron fue también el único candidato presidencial que hizo de la renovación del tándem franco-alemán uno de los puntos centrales de su programa electoral.

Macron se toma muy en serio este eje París-Berlín. Según él, Francia no puede asumir todavía plenamente su papel en esa "alianza", porque todavía no ha resuelto sus problemas económicos. Sólo una Francia económicamente revitalizada, dice, podría ser algo parecido a un socio equiparable a Alemania. Él considera que su pérdida relativa de competitividad económica es la principal amenaza para la estatura de Francia como actor a escala internacional. Por esta razón, Macron plantea la aceptación de su programa económico como condición previa para la constitución de un eje sólido con Alemania. Y así, al plantear las cosas en esos términos, ha formulado un programa de acción que puede parecer a la vez deseable y realista para la clase dominante de su propio país. Presenta sus "reformas" como la condición para el mantenimiento de la gloria imperial de Francia, y al mismo tiempo como algo alcanzable porque será apoyado por Alemania. Y al mismo tiempo, ha formulado un objetivo tan deseable como alcanzable para la clase dominante alemana. Tanto hacia Rusia como hacia Estados Unidos, Berlín necesita el apoyo de París. Para conseguirlo, Berlín tendrá que apoyar la "modernización" económica de Francia.

La insistencia de Macron en su programa económico como condición previa para todo lo demás no significa que tenga una visión económica estrecha de los problemas a los que se enfrenta Francia. Según un viejo análisis de uno de sus predecesores como presidente francés, Valery Giscard d'Estaing, el principal problema económico de Francia no es su aparato industrial y agrícola, que produce en su mayor parte de manera eficiente a un alto nivel, sino su aparato político atrasado, y el nexo rígido y burocrático que une la política con su economía (el "sistema estatal" existente en Francia, que Helmut Schmidt y otros líderes alemanes han criticado desde hace décadas). Macron quiere encarar ese problema hoy. Un poco a la manera de Trump en Estados Unidos, él quiere "zarandear" a las viejas elites. Pero también tiene que superar la posible resistencia de la clase obrera francesa. El que Macron sea capaz o no de imponer sus ataques a las condiciones de vida y de trabajo del proletariado francés, puede decidir si el experimento de En Marche y la presidencia de Macron termina en éxito o en fracaso.

Cada vez que Macron habla del tándem franco-alemán, a la vez que siempre menciona las dimensiones económicas y políticas, insiste en que debe verse ante todo como una cuestión militar (de "seguridad"). El eje Macron-Merkel, en realidad, no es una alianza imperialista estable como era posible en las condiciones de la Guerra Fría. Es más bien un acuerdo basado en una mayor determinación para defender una política común de ciertos países de la UE -expresada por la reacción al Brexit- y disminuir la dependencia de Estados Unidos en reacción a las "posiciones" de Trump. La asociación entre Alemania y Francia en el tándem dirigente de la UE es posible gracias a la complementariedad entre ambos países. Francia es la primera potencia militar de Europa, equivalente a Gran Bretaña, y mucho más fuerte que Alemania, y no sólo por su posesión del arma nuclear. El liderazgo con Francia podría beneficiar a Alemania confiriéndole una mayor credibilidad política y diplomática. Por otra parte, Francia podría esperar resultados positivos de una alianza con el líder económico de Europa, principalmente como contrapartida al declive económico y político que sufre. Y hay más. La existencia de tal liderazgo común presenta la ventaja de que suscita menos temor por parte de otros socios de la UE que si Alemania asumiera el liderazgo por sí sola.

Las primeras consultas gubernamentales franco-alemanas tras la elección de Macron decidieron, entre otras cosas: el desarrollo conjunto de un avión de combate para sustituir tanto al Eurofighter como al Rafale; la imposición de Frontex contra los refugiados, y el establecimiento de un registro común de entrada y salida de la UE; bajo el liderazgo alemán, el desarrollo, junto con Italia y España, de un dron militar europeo; nuevas inversiones en tanques modernos, tecnología de patrullaje espacial y de tierra. La “ministra” de Asuntos Exteriores" de la UE, Mogherini, se unió a Merkel y Macron para declarar una "Alianza europea para la zona del Sahel". Alemania declaró su disposición "en principio" a aumentar sus inversiones públicas y privadas en Europa, y a apoyar financieramente las actuales misiones militares francesas en África. Todo esto bajo el lema de "proteger a Europa".

 

A modo de conclusión

El centro del ciclón del capitalismo en descomposición es hoy el país central del sistema burgués: los Estados Unidos. El triunfo electoral de un presidente que encarna la ola populista, ya ha demostrado hasta qué punto este surgimiento es antagónico a los intereses "racionales" del capital nacional y de las fracciones de la burguesía que los representan mejor (de seguridad, militares, diplomáticos y políticos), que tienen el sentido más fuerte de las "necesidades del Estado". La tendencia actual es claramente hacia una intensificación de las tensiones e incluso un verdadero impasse en la clase dominante. Pero precisamente porque Estados Unidos es un país central en el capitalismo mundial, la presión sobre la burguesía estadounidense aumenta cada día más para que intente resolver la difícil situación. ¿Pero cómo? Por ahora, no parece que la administración Trump vaya a ser capaz de imponer su política, pues la resistencia contra ella parece ser demasiado fuerte en gran parte de la clase dominante. Otra posibilidad es que los trumpistas cedan y adopten tácitamente la política de sus oponentes (o al menos se muestren mejor dispuestos para hacer compromisos). Aunque hay señales en esa dirección, también hay señales en la dirección opuesta. La opción que más se discute en público actualmente es la del impeachment o acusación para destituir al presidente.

El inconveniente del método de sacar a Trump del despacho oval es que podría acabar convirtiéndose en un proceso político y legalmente complicado y duradero. Otras opciones, con quizás una resolución más rápida del problema, están sin duda también sobre la mesa, aunque no se discutan con tanta libertad: una de ellas es hacer que el presidente sea declarado loco. También es posible que Trump (u otra persona) intente salir del atolladero mediante aventuras militares en el extranjero. Una de las ventajas de la "guerra contra el terrorismo" liderada por George W. Bush fue que permitió a su gobierno, al menos temporalmente, reunir tras él a la clase dominante, e imponer grandes partes de su programa "neoconservador". Hay hoy países como Corea del Norte o Irán que ofrecen objetivos tentadores para ese tipo de operaciones, ya que están estrechamente vinculados no sólo a Rusia, sino también a China. Si hay algo en lo que la burguesía norteamericana sigue estando de acuerdo, es que hoy Pekín es su principal rival.

Steinklopfer

[1] Estos apartados, concebidos como unidad, se redactaron por primera vez en verano de 2017, después de las elecciones generales en Gran Bretaña y las elecciones presidenciales y las de la Asamblea Nacional en Francia, pero antes de las elecciones al Bundestag en Alemania. Por varias razones este trabajo no pudo ser publicado en ese momento. Se han hecho algunas actualizaciones y correcciones, pero hemos optado por no alterar la sección sobre Alemania, donde la situación, incluso después de las elecciones, sigue siendo muy incierta. Para un análisis de las elecciones en Alemania, ver nuestro artículo en alemán en el sitio web de la CCI [https://de.internationalism.org/iksonline/wahlen-deutschland-2017-nach-dem-erfolg-der-populisten]. También fue escrito antes de la última crisis en las relaciones entre Estados Unidos y Corea del Norte y entre Estados Unidos e Irán debido a los programas atómicos y de cohetes de lo que Washington llama "estados rebeldes". Para la crisis de Corea del Norte, véase nuestro artículo "Amenaza de guerra entre Corea del Norte y Estados Unidos: es el capitalismo el que es irracional [https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201710/4236/amenaza-de-guerra-entre-corea-del-norte-y-estados-unidos-la-loca-irrac]".

[2] “Tesis sobre la Descomposición”, Revista Internacional nº107.

[3] Tratado de Libre Cambio de América del Norte (Canadá, EEUU, y México), NAFTA en sus siglas en inglés. Trans-Pacific Partnership o Acuerdo Transpacífico de Cooperación económica, con países ribereños de ambas orillas (Asia, Oceanía y Latinoamérica, sin China)

[4] Josef Braml, Trumps Amerika, página 211. Braml trabaja para la German Society Foreing Policy (DGAP)

[5]Ídem.

[6] Frankfurter Allgemeine Zeitung 02.04.2017. El periódico FAZ es uno de los principales portavoces de la burguesía alemana.

[7] Según Wikipedia, “think tank” o “laboratorio de ideas” es una institución o grupo de expertos de naturaleza investigadora, cuya función es la reflexión intelectual sobre asuntos de política social, estrategia política, economía, militar, tecnología o cultura.

[8] Para un análisis más detallado de las contradicciones entre las políticas de Trump y los intereses de las principales fracciones de la burguesía americana, véase nuestro artículo La elección de Trump y el derrumbe del orden mundial capitalista (Revista internacional nº 158), que también se desarrolla en el contexto de la decadencia global de los Estados Unidos y el creciente cáncer del militarismo que pesa sobre su economía.

[9] Su esposo, el ex-presidente Bill Clinton, habría estado supuestamente furiosísimo por lo incompetente que había sido la organización de su campaña.

[10] Zoom: Gefährliche Verbindungen – Trump und seine Geschäftspartner (“Conexiones peligrosas –Trump y sus socios en negocios”) por Johannes Hano y Alexander Sarovic.

[11] Youtube 17.08.2015.

[12] Der Spiegel, 07.03.2015: “NATO Oberbefehlshaber Breedlove irritiert die Allierten” (“El comandante en jefe de la OTAN, Breedlove, irrita a los aliados").

[13] Wolfgang Bittner: Die Eroberung Europas durch die USA (La conquista de Europa por Estados Unidos), pág. 151.

[14] YouTube 05.02.2015

[15] Revistas como Fortune publican datos anuales sobre los bancos, empresas, familias y personas más ricas del mundo.

[16] Ver https://es.internationalism.org/

[17] Por ejemplo, en un simposio celebrado este verano en Berlín, organizado por la Neue Zürcher Zeitung, se afirmó que el principal peligro para la estabilidad de Europa no es el régimen de Putin, sino el posible colapso del régimen de Putin.

[18] Schröder está oficialmente en la nómina del proyecto alemán de gasoductos con la Gazprom rusa. Sigmar Gabriel (SPD), que recientemente se pronunció a favor de una "solución federal" al conflicto ucraniano, a diferencia del propagado por Moscú, es el ministro alemán de Asuntos Exteriores.

PARA LUCHA CONTRA EL RACISMO HAY QUE LUCHAR CONTRA EL CAPITALISMO

04.03.2018 11:18

ESCLAVITUD EN EL MUNDO CAPITALISTAEste artículo es el fruto de las discusiones llevadas a cabo por unos militantes que intervinieron en una concentración contra el racismo.

Los trabajadores emigrantes sufren el racismo y la xenofobia. Es necesario preguntarse cuál es su raíz. La respuesta es el capitalismo: las relaciones capitalistas de producción, los intereses de la explotación capitalista, la nación y el nacionalismo, las ideologías burguesas y pequeño burguesas, aportan los materiales podridos sobre los que crecen el racismo y la xenofobia.

 

¿Cuál es el origen del racismo?

El racismo nació con la sociedad de clases. En las guerras que dieron lugar a ésta, las tribus vencedoras consideraban a las vencidas como seres inferiores. Así, por ejemplo, en el Imperio Romano solo eran reconocidos como ciudadanos los pertenecientes a las tribus fundadoras de Roma, mientras que los hombres y mujeres de las tribus derrotadas eran convertidos en esclavos. Griegos, Romanos, Incas o Aztecas, se presentaban tras sus guerras de conquista como “el pueblo elegido” que podía someter y explotar a los demás.

Sin embargo, es con el capitalismo cuando el racismo se generaliza y adquiere la categoría de una ideología al servicio de la explotación.

El capitalismo, originario en la Europa del siglo XV-XVI, se extiende por el mundo y acaba sometiendo a todos los continentes a su colonización la cual provoca el genocidio de millones de seres humanos. España coloca bajo su yugo a los indios de América proclamando que son criaturas ajenas a la “verdadera religión”; Gran Bretaña, Holanda, Francia etc., practican igualmente teorías racistas para justificar la esclavitud de los negros, el comercio a gran escala de esclavos.

Desde mediados del siglo XVIII hay grandes desplazamientos de campesinos a las grandes urbes industriales para convertirse en trabajadores asalariados. Se practica con ellos, lo que podríamos llamar un racismo interior: así, por ejemplo, los catalanes llaman despectivamente a los obreros andaluces xarnegos y los vascos a los extremeños y andaluces maketos. En España, pero igualmente en Francia, Gran Bretaña, Alemania, Rumanía etc., hay un feroz racismo contra los gitanos. Y no olvidemos que, desde su independencia en el siglo XIX, los países latinoamericanos practican el racismo y la discriminación frente a indios, negros y minorías asiáticas.

Si desde mediados del siglo XIX se producen grandes olas de emigración de trabajadores europeos hacia América y Australia que, sin problemas, podían colocarse en la producción o, incluso hacer negocios en la agricultura, la industria y el comercio; a partir de los años 20 del siglo XX, con la decadencia del capitalismo, la tendencia se invierte: enormes masas humanas huyen de la pobreza, la guerra y otras calamidades, que golpean Asia, América del Sur y África, para concentrarse en las grandes metrópolis industriales de Europa y América.

El racismo viene muy bien al capital de estos países para realizar una serie de objetivos:

-          Someter a los recién llegados a condiciones de ilegalidad y discriminación lo que permite bajar sus salarios y, por extensión, provocar una caída general de salarios y de condiciones de trabajo en toda la clase obrera del país;

-          Enfrentar a los trabajadores entre emigrantes y nativos. A estos últimos se les repite que los emigrantes vienen a robarles el trabajo y aprovecharse de los “beneficios” de la sanidad, la educación y otros servicios sociales; a los primeros se les dice que sus hermanos nativos les odian y les discriminan;

-          Ensalzar la Democracia, el Estado del Bienestar, el Progreso etc., que supuestamente gozarían los “privilegiados” del país.

 

Nacionalismo y racismo

En el desarrollo del racismo interviene fuertemente el nacionalismo que es una ideología indisolublemente ligada al capitalismo. La nación es la finca privada del conjunto de capitalistas de un país que necesita del aparato burocrático, represivo y mistificador del Estado para mantenerse en pie e imponerla a todos los explotados. La nación, sin embargo, es presentada como la “comunidad de todos los nacidos en la misma tierra”, lo cual conlleva necesariamente la idea de que los emigrantes son, o bien intrusos que hay que marginar y perseguir, chivos expiatorios a los que atribuir todos los “males” (la droga, la delincuencia, la prostitución etc.), o bien, en la ideología biempensante supuestamente “integradora” constituirían “ciudadanos de segunda” a los que siempre se pregunta ¿y tú de dónde vienes? ¿tú qué haces aquí? ¿en qué casa o escalera limpias? ¿a qué viejita estás cuidando? ¿en qué campo de naranjas trabajas? Etc.

Es imposible que exista un nacionalismo “no racista”. El nacionalismo es por definición excluyente. Parte de mitos absurdos sin ninguna base histórica. La raza, la religión, la lengua, las costumbres etc., que constituirían la nación se habrían formado de repente, sin influencias exteriores, definiendo una supuesta “idiosincrasia” totalmente diferente de los “extranjeros”.

La realidad histórica está a años luz de esas leyendas. Muestra la mezcla de razas, la interdependencia de costumbres, las raíces comunes de los diferentes idiomas, las influencias de pueblos de las más alejadas regiones y, simultáneamente, las guerras de conquista, la rapiña, la imposición violenta de purezas étnicas, religiosas o lingüísticas. Más concretamente, el capitalismo se funda en una contradicción entre la naturaleza mundial que adquieren la producción y la cultura, y, en cambio, la división del mundo en naciones. “Las viejas industrias nacionales se vienen a tierra, arrolladas por otras nuevas, cuya instauración es problema vital para todas las naciones civilizadas; por industrias que ya no transforman como antes las materias primas del país, sino las traídas de los climas más lejanos y cuyos productos encuentran salida no sólo dentro de las fronteras, sino en todas las partes del mundo.  Brotan necesidades nuevas que ya no bastan a satisfacer, como en otro tiempo, los frutos del país, sino que reclaman para su satisfacción los productos de tierras remotas. Ya no reina aquel mercado local y nacional que se bastaba así mismo y donde no entraba nada de fuera; ahora, la red del comercio es universal y en ella entran, unidas por vínculos de interdependencia, todas las naciones. Y lo que acontece con la producción material, acontece también con la del espíritu. Los productos espirituales de las diferentes naciones vienen a formar un acervo común.  Las limitaciones y peculiaridades del carácter nacional van pasando a segundo plano, y las literaturas locales y nacionales confluyen todas en una literatura universal” (Manifiesto Comunista).

Mientras la producción, la cultura, la literatura, el arte, la ciencia etc., son universales, cada Estado nacional impone a sus súbditos un consumo de “lo nacional”, una lengua exclusiva, una literatura, un arte, supuestamente nacionales. Y todo ello significa que los venidos de otras tierras son extraños, incultos, inadaptados, ajenos… que se les tiene que despreciar, excluir y discriminar. Los trabajadores emigrantes tienen que soportar además de la carga de la explotación y de condiciones de vivienda terribles (por ejemplo, hacinarse hasta 10 personas en un piso), comentarios insolentes tales como “nos vienes a robar el empleo”, “eres el culpable de las colas en la sanidad”, “eres colombiano, eres traficante”, “eres moro, eres terrorista” y a las mujeres se les trata de prostitutas insultándolas con cualquier palabra obscena.

El nacionalismo es una de las fuentes de incubación de ideologías extremas - como el nazismo o, actualmente, del populismo de derechas (los Trump, Le Pen y compañía)- que propugnan abiertamente la discriminación y el exterminio de emigrantes. Sin embargo, no menos venenoso, por lo hipócrita y divisionista, es la ideología del “nacionalismo democrático” que se pretende de “acogida” e “integrador”, pero que practica formas más encubiertas de racismo. En Francia, hay un racismo antiárabe; en Gran Bretaña anti hindú, en USA el racismo con los negros o los hispanos, en la antigua URSS -y actualmente en la Rusia de Putin- un fuerte antisemitismo.

 Así pues, el nacionalismo es un veneno que inocula otro: el racismo.

 

¿Cómo luchar contra el racismo?

Luchar para obtener “derechos” en el capitalismo y en el llamado Estado democrático no elimina el racismo, sino que lo agudiza. Los Estados democráticos practican un racismo hipócrita. Por ejemplo, la “súper-democrática” Unión Europea ha convertido sus 27 estados en una fortaleza inexpugnable. Los controles fronterizos o los buques de guerra anti-pateras devuelven emigrantes a sus países de origen o los almacenan como ganado en campos de concentración donde son tratados como delincuentes.

Con cinismo escandaloso, los estados democráticos subcontratan la faena sucia de represión a otros países menos “exigentes” en “derechos humanos”. España, en tiempos del gobierno Zapatero, llegó a un acuerdo con Marruecos para que éste se encargara de detener a los emigrantes africanos y abandonarlos en el desierto. México, a cuenta de Estados Unidos, abandona en el desierto a emigrantes procedentes de países centroamericanos y a sus propios “ciudadanos”. Otro de los procedimientos con los que el estado mexicano presta servicios a su vecino del norte es dar barra libre al narcotráfico para que capture mujeres y niños centroamericanos y los utilice para todo tipo de tráfico (prostitución, pedofilia etc.). En Libia, con la complicidad de la Unión Europea, los emigrantes que vienen del sur (Mali, Níger, Chad, Burkina Fasso etc.) son capturados como esclavos y vendidos en subastas públicas.

Los emigrantes que logran asentarse en los países democráticos son sometidos a condiciones de ilegalidad y precariedad, obtener papeles resulta un trámite inacabable lleno de obstáculos sin fin. Además, las ONG, las organizaciones religiosas y los partidos practican políticas de supuesta “integración” que consisten en encapsular a los emigrantes en guetos según su nacionalidad de origen, donde se ven divididos, separados y encerrados en una dinámica de victimización y aislamiento. Estas políticas “de acogida” favorecen igualmente la división y la discriminación entre los propios emigrantes: entre los “privilegiados” con papeles y los sin papeles, entre latinos y eslavos, o entre blancos y árabes etc.

Los trabajadores emigrantes sufren pues un doble racismo: el racismo abierto y descarado que los rechaza con la intimidación, el insulto y la violencia; y el racismo enmascarado que se presenta como “tolerante” e “integrador de culturas” pero que los encierra en las cárceles de su nacionalidad de origen, su religión, su lengua, su cultura… Evidentemente, no se trata de despreciar la aportación a la cultura universal que contienen sus lenguas o culturas de origen, sin embargo, los Estados democráticos utilizan cínicamente ese pretexto para que crear, con la complicidad de ONG y otras “organizaciones de protección”, un muro invisible alrededor de los emigrantes. 

La única clase social que supera y combate el racismo es el proletariado. En primer lugar, porque la inmensa mayoría de los emigrantes son trabajadores y como tales no pertenecen a “su” raza o a “su “país” sino a esa auténtica comunidad que tiene un mismo interés en todo el mundo que es el proletariado.

Como trabajador el compañero emigrante tiene como hermanos y amigos sus compañeros de trabajo y como enemigo el Capital que los explota a todos y todos los días. Evidentemente, esta convicción no nace espontáneamente, se necesita una lucha encarnizada por comprenderse como clase y para combatir el nacionalismo y el racismo. Hay que superar los prejuicios racistas y nacionalistas que la ideología dominante inyecta en los trabajadores. El trabajador no es catalán, ni español, ni colombiano, ni ecuatoriano, ni chino etc., es CLASE OBRERA INTERNACIONAL.

Trabajadores emigrantes y trabajadores nativos están unidos por una misma lucha contra la explotación. Necesitan superar las peligrosas barreras que crean en su seno los prejuicios nacionalistas, racistas, religiosos, así como el paternalismo de los “guetos integradores”. Sus amigos no son la Nación española o catalana, ni los capitalistas, nacionales o extranjeros, sino los trabajadores del mundo entero, sin distinción de raza, religión, etnia o nacionalidad.

En una manifestación en Estados Unidos contra la ley de emigración, una pancarta decía “No somos ni colombianos, ni mexicanos, ni caribeños, somos trabajadores”. En la comunidad que forma objetivamente la clase obrera no hay moros, panchitos, sudacas, nigas, negros, rumanos y demás denominaciones despectivas de clara coloración racista. HAY TRABAJADORES, HAY CLASE OBRERA, hay una clase universal cuyos sufrimientos universales le llevan a una revolución universal que eche a andar la COMUNIDAD HUMANA MUNDIAL, el comunismo.

El objetivo último de la lucha del proletariado es la COMUNIDAD HUMANA MUNDIAL, una comunidad sin fronteras, sin estados, sin clases, sin divisiones de raza o religión, donde todos luchen juntos por el desarrollo de la humanidad y la preservación de la propia naturaleza.

Es sumándose a la lucha del proletariado, asumiéndose en la condición de trabajador, que el compañero emigrante podrá obtener la solidaridad y la unidad que le harán fuerte contra la discriminación, la xenofobia y la exclusión, y por tanto contra la explotación.

* CCI

 

BADAJOZ, CIUDAD DE LOS HORRORES. LA VERDAD DE LA MASACRE DE BADAJOZ

12.02.2018 12:47

BADAJOZ, CIUDAD DE LOS HORRORESCosas impensables como violar a niñas e introducirlas bayonetas por la vagina para abrirlas en canal en vida.....Decapitar a los milicianos, abrirles las tripas y meterles la cabeza por el estómago....colgar al sol cuerpos de personas para que sirvan de ejemplo.....como las bandas de criminales moros quemaban, castraban y pasaban a cuchillo a miles de jornaleros.....como oficiales y terratenientes hacian bailar a las mujeres antes de abrirlas en canal......como lidiaban a los milicianos en la plaza de toros, como público toda la calaña eclesiastica y terratenientera........

Mérida resistió hasta el 11, día en que la tomó Asensio y, a continuación, Tella cortó la carretera y la línea férrea Madrid-Badajoz. Los miembros del Comité de defensa de la ciudad, encabezados por la anarquista Anita López, fueron ejecutados. La mayoría de los niños, mujeres y ancianos, todos ellos desarmados, se refugiaron en las ruinas del Teatro Romano; cuando los moros entraron, decapitaron a casi todo el mundo y muchos cuerpos fueron colgados al sol. A las niñas las violaban y a continuación las mataron introduciéndoles la gumía o la bayoneta por la vagina y rajándolas.

Fosas comunes han sido encontradas en Don Benito, Llerena, Villanueva de la Serena, Herrera del Duque, Guareña, Jerez de Los Caballeros y Almendralejo.

En Zafra, era el propio cura del pueblo, Juan Galán Bermejo, el que señalaba a los que se debía ejecutar y declaró a Marcel Dany, periodista de la agencia Havas, que “todavía no hemos tenido tiempo de legislar cómo y de qué manera será exterminado el marxismo en España. Por esta razón todos los procedimientos de exterminio de esas ratas son buenos, y Dios en su inmenso poder y sabiduría los aplaude”. A semejante personaje, que siempre llevaba la pistola bajo la sotana, se le atribuyen 750 fusilamientos.

El 13 comenzó el asalto a Badajoz, defendido por 500 soldados y 3.000 milicianos inexpertos dirigidos por el coronel Ildefonso Puigdendolas frente a 3.000 sublevados. La ciudad cayó el 14 por la tarde. La aviación alemana e italiana bombardeó con los Junker 52 que despegaban de los aeródromos portugueses sin que los sitiados recibiesen ninguna ayuda de la aviación republicana.

El corresponsal de “Le Temp” escribe el día 15 que “Los milicianos sospechosos detenidos son inmediatamente ejecutados” y da la cifra de 1.200 asesinados. A este corresponsal declara Yagüe: “Ha sido una espléndida victoria. Antes de seguir adelante vamos a terminar la limpieza de Extremadura, ayudados por los falangistas”. Los milicianos capturados en el coro de la catedral fueron ejecutados ante el altar.

También fueron fusilados los republicanos comandante Alonso y los coroneles Pastor Palacios y Cantero. Puigdendolas logró huir con parte de sus hombres a Portugal pero serán entregados por el gobierno de este país; Puigdendolas conseguirá escapar y regresar a zona republicana.

Mario Neves relata en el “Diario de Lisboa”: “Acabo de ser testigo de auténticas escenas de desolación y horror de las que no me olvidaré mientras viva. Cerca de los establos todavía pueden verse muchos cuerpos yaciendo como resultado de la implacable justicia militar. En las avenidas principales, una no muy larga mirada como la que he echado esta mañana, muestra una larga hilera de cadáveres insepultos tirados allí, los legionarios extranjeros y las tropas moras que están encargados de las ejecuciones quieren que los cuerpos en las calles para que sirvan de ejemplo, consiguiendo el efecto deseado”.

Entre los falangistas que protagonizaron la cacería de seres humanos destacan Mariano Ramallo[6]; el padre Lomba, encargado de realizar las listas de los que había que ejecutar; Arcadio Carrasco, que con el tiempo sería nombrado Marqués de la Paz (!) y presidente del Sindicato Vertical; y Jorge Pinto, terrateniente de Olivenza, que hacía bailar a las mujeres antes de matarlas abriéndolas en canal y arrancándolas las tripas.

A los habitantes se les llegó a marcar a fuego vivo como a las reses. Falangistas y moros hacías apuestas entre ellos, y en la Plaza de Penacho estos últimos se divertían abriendo la tripa de los prisioneros y metiendo la cabeza dentro.

Hasta tal punto llegó el salvajismo que el propio Franco ordenó a Yagüe que se detuviesen las castraciones; en efecto, los moros castraban a los cadáveres y los oficiales alemanes hicieron fotos de los cuerpos como “souvenir”. Pero se siguió realizando.

 

Masacre en la plaza de toros

Durante los días 14 al 15 de agosto se produjo el que fue quizá el episodio más trágico de toda la guerra. Miles de civiles fueron lidiados (sic) y rematados en la plaza de toros de Badajoz.

El horror de semejante carnicería ha sido históricamente ocultado por el bando vencedor y casi ha caído en el olvido. La Guerra Civil trae a la memoria los nombres de Gandesa, Guernika, Jarama, Brunete, Teruel, Guadalajara… pero no el de la ciudad extremeña, protagonista de un acontecimiento que pone los pelos de punta; de los 8.000 fusilamientos que hubo en la ciudad, más de la mitad sucedieron en el coso de Badajoz.

Muchos historiadores han minimizado los acontecimientos. Según Hugh Thomas la “cifra de muertos no llegaba a dos mil”; calculaba esta cifra a los veinte años del fin de la guerra y utilizaba fuentes oficiales del régimen que, entre otras cosas, olvidaron señalar que hasta se entregaron invitaciones para acudir a tan taurino festejo.

Yagüe ordenó el encierro de los prisioneros, la mayoría civiles, en el coso de la plaza de toros el día 14. En los tendidos se instalaron focos para iluminar la arena; en ese mismo tendido donde señoritos, falangistas, terratenientes, señoritas cristianas y devotas de la alta sociedad, monjas y frailes, entre ellos el citado padre Lomba, aguardaban impacientes la orgía de sangre que se avecinaba.

Entre los más despiadados destacó un sargento moro de nombre Muley que se colocó un traje de torero encima del suyo y comenzó la “faena”: usaba la bayoneta como estoque contra los prisioneros y los mataba clavándoles el hierro en la cara y en el cuello. Mientras, la gente de ley y orden daba los olés y los correspondientes aplausos cuando los prisioneros eran banderilleados.

El espectáculo duró toda la noche. Durante las primeras horas del día 15, el miliciano Juan Gallardo Bermejo le arrebató la bayoneta a uno de los legionarios-toreo y lo mató. En ese momento se retiraron de la arena moros y legionarios y comenzó un ametrallamiento masivo.

Durante largo rato silbaron las balas, hasta el extremo de que los tiradores fueron reemplazados en varias ocasiones. No más de dos o tres personas sobrevivieron de las más de 4.000 que se hacinaban en el foso y que fueron a parar a fosas comunes.

Al amanecer del día 15, se volvió a llenas la plaza de prisioneros y hacia las seis de la mañana comenzó un nuevo tiroteo de ametralladoras que duró dos horas.

Las tropas moras saquearon a los asesinados en busca de anillos (aunque hubiese que cortar dedos), cadenas e incluso arrancaban las muelas de oro a golpe de bayoneta.

 

El gobierno portugués entrega a los huidos

Durante los días siguientes a la matanza en la plaza de toros, se siguió asesinando a numerosas personas que se recogían por la provincia o huidos que entregaba la dictadura portuguesa.

El 19 de agosto se estrenaron las nuevas autoridades de la ciudad en un acto público en el que fueron fusiladas 13 personas, siete españoles (entre ellos el alcalde Sinforiano Madroñero y el diputado socialista Nicolás de Pablos) y seis portugueses.

Tras la misa que celebraron los sacerdotes se realizaron los fusilamientos mientras la banda de música amenizaba el espectáculo. Los cuerpos estuvieron expuestos tres días y se les colocó un letrero que decía: “Estos son los asesinos de Badajoz”.

Tiempo después de todos estos acontecimientos, todavía continuaron las ejecuciones. Todos los días, a las doce de la mañana, en la Plaza de Penacho se asesinaba a los prisioneros mientras se oía el himno de Falange y la Marcha Real. Los habitantes eran obligados a contemplar el espectáculo; negarse equivalía a participar en el mismo. Fascistas portugueses vinieron desde Elvas para regocijarse con la función, en especial cuando, en vez de fusilar, los moros degollaban con la gumía.

 

el horror del fascismoLa prensa recoge la noticia

“Naturalmente que los hemos matado- me dijo-, ¿qué suponía Vd.? ¿Iba a llevar 4.000 prisioneros rojos en mi columna, teniendo que avanzar contra reloj? ¿O iba a dejarlos a mi retaguardia para que Badajoz fuera rojo otra vez?”. Esta fue la respuesta que dio Yagüe al corresponsal del New York Herald, John Whitaker.

Las primeras noticias de la matanza de Badajoz la dieron los periodista franceses Marcel Dany y Jacques Berthel y el periodista portugués Mario Neves.

En 1.937, el comandante McNeil Moss negaba los hechos basándose en el testimonio de dos voluntarios británicos de las tropas franquistas… que no se incorporaron a la guerra hasta el 9 de septiembre.

El periodista norteamericano Jay Allen publicó el día 25 de agosto la crónica “Masacre en Badajoz” en The Chicago Tribune y si bien utilizó información del bando franquista y además era partidario de éste, narró con veracidad lo que vio, por lo que los rebeldes le acusaron de “calumniador”:

“Esta es la historia más dolorosa que por mi azar me tocó realizar (…) Hubo fuego, hay cuerpos quemados. Cuatro mil hombres y mujeres han muerto en Badajoz desde que los legionarios extranjeros del general Francisco Franco y los moros treparon sobre los cuerpos de su propia muerte (…) miles fueron asesinados sanguinariamente después de la caída de la ciudad (…) desde entonces de 50 a 100 personas eran ejecutadas cada día. Los moros y legionarios están saqueando. Pero lo más negro de todo: la “policía internacional” portuguesa está devolviendo gran número de gente y cientos de refugiados republicanos hacia una muerte certera por las descargas de las cuadrillas rebeldes (…) Aquí [en la plaza de la catedral] ayer hubo un ceremonial y simbólico tiroteo. Siete líderes republicanos del Frente Popular fueron fusilados ante 3.000 personas (…) Todas las demás tiendas parecían haber sido destruidas. Los conquistadores saquearon según llegaron. Toda esta semana los portugueses han comprado relojes y joyería en Badajoz prácticamente por nada (…) los que buscaron refugio en la torre de Espantaperros [torre medieval de Badajoz] fueron quemados y fusilados.”

“De pronto vimos a dos falangistas detener a un muchacho vestido con ropa de trabajo. Mientras le agarran, un tercero le echa atrás la camisa; descubriendo su hombro derecho se podían ver las señales negras y azules de la culata del rifle. Aún después de una semana se sigue viendo. El informe era desfavorable. A la plaza de toros fui con él. Fuimos entre vallas al ruedo en cuestión (…) Esta noche llegará el pienso para el “show” de mañana. Filas de hombres, brazos en aire. Eran jóvenes, en su mayoría campesinos, mecánicos con monos. Están en capilla. A las cuatro de la mañana les vuelven a llevar al ruedo por la puerta por donde se inicia el “paseíllo”. Hay ametralladoras esperándoles. Después de la primera noche se creía que la sangre llegaba a un palmo por encima del suelo. No lo dudo, 1.800 hombres- había mujeres también- fueron abatidos allí en doce horas. Hay más sangre de la que uno pueda imaginar en 1.800 cuerpos.”

“Volvimos al pueblo pasando por la magnífica escuela e instituto sanitario de la República. Los hombres que los construyeron están muertos, fusilados como ‘negros’ porque trataron de defenderlos. Pasamos una esquina, ‘hasta ayer había aquí un gran charco de sangre renegrida’, dijeron mis amigos. ‘Todos los militares leales a la República fueron ejecutados aquí, y sus cuerpos se dejaron durante días a modo de ejemplo’. Les dijeron que salieran, así pues, dejaron sus casas precipitadamente para felicitar a los conquistadores y fueron fusilados allí mismo, y sus casa saqueadas. Los moros no tenían favoritos.”

Niños de la época, relatos de supervivientes ya fallecidos, cuentan como los moros y legionarios entraban en las casas por las noches, ruidos gritos, risas de los asesinos....a la mañana las calles amanecían llenas de sangre mujeres con sus niños en brazos degolladas.......un periodista portugués de derechas que llegó a Badajoz en los días negros...salió espantado y maldiciendo todo lo relacionadio con los sublevados españoles...periodistas franceses e ingleses publicaron en sus periódicos artículos que posteriormente fueron censurados o matizados por su alto indice de salvajismo y barbarie.

Badajoz durante dos semanas fue un autentico cementerio....hablan de 3000, de 4000 de 5000 e incluso de 8000 fusilados en tan solo 5 días.....se sabe que de la plaza de toros salían rios de sangre que bajaban por las calles, eso es totalmente cierto. La iglesia cedía sus fincas para torturar,violar y asesinar mujeres, niños, hombres y ancianos. Cambiaron un mandamiento, el de No matarás, lo matizaron y pusieron, mataras pero con justicia..algun cura antes de que entrasen los moros y fascistas quemaron los papeles sindicales para salvar a los que pudiesen...en un documental contaron que al parecer al parroco de una aldea a las afueras de Badajoz le arrancaron los dedos, la lengua y fue quemado en vida por estar segun la iglesia poseido por el marxismo.

El 27 de octubre en“La Voz” de Madrid se daba a conocer lo sucedido. Lamentablemente no he tenido oportunidad de consultarlo

* Kaosenlared - Rash

FASCINACIÓN CHE

10.02.2018 12:41

Ernesto Che GuevaraErnesto "Che" Guevara se convirtió en un ícono de la izquierda revolucionaria a fines de la década de 1960. Incluso cuarenta años después, la fascinación que emana de él parece inquebrantable.

introducción

¡Che vive! "Estas palabras fueron impresas en un cartel que representaba la imagen de Che Guevara, que gozó de gran popularidad entre los estudiantes de izquierda en Alemania Occidental a finales de los 60 y principios de los 70." ¡Che vive! "Podría entenderse como una exclamación desesperadamente desafiante Seguir siendo fiel a la idea de la revolución mundial incluso después de la muerte de uno de sus protagonistas: "¡Che vive!", En un sentido estricto, hoy solo soñarían los ferves religiosos que soñarían con un regreso cristiano de un revolucionario oso, pero si no como persona real, Ernesto "Che" Guevara parece seguir viviendo en la mente de innumerables personas, para inspirar su imaginación y satisfacer sus deseos, ya que sus diarios y biografías sobre él siguen vendiéndose excelentemente, cada vez hay más películas nuevas sobre su vida Cientos de miles atraen al cine, y el guerillero heroico , el famoso retrato de Alberto Korda, ahora se encuentra millones de veces en camisetas, tazas, botellas de cerveza o abanicos de amigos del fútbol y se distribuye en todo el mundo. Incluso si uno puede confiar mucho en los estrategas de marketing de la industria de la publicidad, el continuo boom del Che aún necesita explicación. [1]

Para el hombre, cuyo atractivo permanece intacto, no solo ha muerto hace más de cuarenta años, sino también los objetivos políticos que defendía: la lucha armada por la revolución mundial, la creación de un nuevo ser humano en una sociedad socialista, la introducción de un economía de plan rígida: están completamente fuera de línea. Esto sugiere que aquellos que se equipan hoy con los accesorios del Che ya no son guevaristas , no son los que quieren luchar con el arma en la mano contra la opresión en el mundo. Y sin embargo, promete adornarse con él, obviamente todavía es una ganancia ideal. Ahora es bastante comprensible querer sacar provecho de la popularidad de un hombre que fue una leyenda incluso durante su vida. Pero, ¿qué alimenta la continua fascinación que emanó del Che Guevara, y cuál es el beneficio?

 

El ícono de la revolución mundial ...

Llama la atención que el enfoque actual no se centre tanto en los objetivos políticos del Che Guevara como en su persona, su vida y su trabajo. Esto no es sorprendente dada la increíble biografía de este hombre, que en una década trajo del aventurero completamente desconocido al ícono de la revolución mundial.

Nacido en 1928 en Rosario, Argentina, Ernesto Guevara estudió medicina en Buenos Aires. Durante sus estudios y después de eso, emprendió dos largos viajes de un mes por América del Sur. En su segundo viaje, finalmente aterrizó en México; Allí conoció a Fidel Castro y se unió a fines de 1956 como médico de la fuerza invasora, con la tierra de Castro en Cuba y quería derrocar al dictador Fulgencio Batista. El desembarco en Cuba fue un desastre, de 83 hombres quedaron solo 17 restantes. Y sin embargo: en una pelea guerrillera de dos años logró expulsar a Batista. Guevara, que se había alzado en la guerrilla al segundo hombre detrás de Castro, se mudó a La Habana el 2 de enero de 1959 en procesión triunfal. A la edad de 31 años, el doctor con un doctorado se convirtió en presidente del Banco Nacional, más tarde ministro de Industria. Estaba al lado de los dos hermanos Castro Fidel y Raúl en el triunvirato, que gobernó la isla en los próximos años.

La fama de Che Guevara creció rápidamente mientras viajaba por el mundo para promover el reconocimiento y el apoyo al nuevo régimen. Se convirtió en el portavoz de la revolución cubana a nivel internacional. Poderoso y carismático, predicó incansablemente sus ideales revolucionarios. Pero tan exitoso como agitador, no tuvo éxito como político. La política económica de la que fue responsable resultó ser un fiasco único. En la conversión de la economía a las pautas económicas planificadas, se orientó como un comunista convencido primero a la Unión Soviética. Pero poco a poco se alejó de esto, desde la URSS en su opinión, no fue suficiente para que la revolución en el "Tercer Mundo" comenzara. Por lo tanto, entró cada vez más en conflicto con el poder y el realpolitiker Fidel Castro, quien, con el fin de asegurar la supervivencia económica de la Revolución cubana, la lealtad de Moscú.

A principios de 1965, cuando el discurso de Guevara en Argel atacó a la URSS por falta de apoyo a los movimientos de liberación en el Tercer Mundo. A su regreso el 14 de marzo de 1965, Che Guevara desapareció después de una conversación de 40 horas con Castro sin dejar rastro del público. Las especulaciones de que Fidel Castro se había librado de un competidor demasiado poderoso persistieron, así como los rumores de que había renunciado a sus oficinas gubernamentales para unirse a la lucha guerrillera y llevar la revolución a otras partes del mundo. En el transcurso de los siguientes dos años, uno se quedó perplejo acerca de su paradero. De hecho, él había dejado Cuba y liderado una guerra de guerrillas primero en el Congo y luego en Bolivia. Ambas veces fracasó miserablemente. El 8 de octubre de 1967, finalmente fue capturado por las tropas bolivianas y muerto a tiros al día siguiente.

Las circunstancias y el momento de su muerte han contribuido significativamente a la transfiguración del Che Guevara. Él murió en la batalla; renunció a la cómoda silla ministerial, renunció a su poder y aventuró su vida para satisfacer sus propias demandas revolucionarias. Y murió joven, lo suficientemente joven como para estar presente en la mente como un rebelde eternamente joven y no para ser medido por la realización de sus teorías y utopías. Lo que quedaba era la imagen del luchador inquieto por la liberación de los pueblos oprimidos. Lo que quedó fue la imagen del radical, que rigurosamente subordinó todas las relaciones y necesidades privadas, incluso las del propio cuerpo, a la revolución. Lo que quedaba era la imagen de Alberto Korda, el símbolo de la militancia juvenil, que se distinguía apaciblemente de los funcionarios comunistas más antiguos de Berlín Oriental, Moscú o Pekín en sus discretos trajes. Lo que quedaba era un lenguaje claro, a veces violento, intercalado con frases soñadoras: "Seamos realistas, probemos lo imposible" o "Solidaridad es la ternura de los pueblos", en la que se capturó el pathos de la revolución y el romántico. Aclaración de la violencia revolucionaria hecha posible.

Con todo esto, Che Guevara conoció a un espíritu de la época, tal vez más precisamente: un sentimiento de vida de una generación, que hoy se llama el 68er. Era el momento en que las discusiones de la izquierda radical en todo el mundo se centraban en un tema que se puede describir con las palabras clave descolonización, internacionalismo y antiimperialismo. La revolución cubana, la lucha argelina por la independencia y la guerra cada vez más violenta en Vietnam habían revivido un viejo sueño político, pero con una nueva apariencia: la idea de una revolución mundial, que ya no estaba basada en París o Moscú, sino en los movimientos de liberación en América Latina , África y Asia. En este contexto, el Che Guevara se convirtió en el símbolo de una izquierda revolucionaria o revolucionaria en los años sesenta y principios de los setenta. Porque él fue uno de sus protagonistas y el defensor más poderoso. Y le había dado a este movimiento su grito de batalla: "¡Crearemos dos, tres, muchos Vietnam!"

Y un momento más ayudó al Che Guevara, especialmente en el mundo occidental, a convertirse en un ídolo. El que se propuso revolucionar el mundo fue, en cierto sentido, uno de ellos: un joven blanco de buena familia, que en menos de diez años lo había llevado del aventurero itinerante a la encarnación del revolucionario que había triunfado Derrocar a un dictador con un puñado de camaradas que, como autodidacta, habían dirigido la economía de un país y habían actuado como un susto civil ante las Naciones Unidas. Fue una biografía que demostró que nada era imposible si tomaba el destino en sus propias manos, como si fuera un "triunfo de la voluntad" sobre la adversidad. La muerte en la jungla era el signo de exclamación detrás de una vida significativa.

Che Guevara no produjo las protestas estudiantiles, sino que desde un momento determinado las inspiró y radicalizó significativamente. Esto se aplica tanto a las discusiones teóricas como a la protesta militante. Sobre todo, ha inspirado la imaginación de la juventud rebelde haciendo de su vida las fórmulas académicas de la "utopía concreta" (Ernst Bloch) y el "hogar sin piedra angular" (Theodor W. Adorno) para ellos, evidentes. Y con la foto de Korda, que había sido publicada miles de veces por la editorial de izquierda radical italiana Giangiacomo Feltrinelli, había encontrado su icono, la imagen de su santo perdido, que podía llevar con ella en todas las demostraciones o colgar como póster en su propia habitación.

 

... y sus poderosas formas de contracción

Desde entonces, han pasado cuatro décadas, y ya no se puede hablar de un espíritu de optimismo, como en la década de 1960 o incluso de un espíritu de época revolucionario. Incluso el sentimentalismo de los veteranos de la revuelta estudiantil, que se mantuvo hasta hace unos años, ha dado paso a una crítica atroz y exhaustiva de los 68ers. Por lo tanto, el "espejo" en el verano de 2008 en la portada podría mostrar el último vertical con el dicho: "No fue del todo malo" - palabras de legitimidad, que hasta ahora se conocía en Alemania solo en relación con el nacionalsocialismo. Desde el "Proyecto Guevara" (Gerd Koenen), la búsqueda del punto de Arquímedes en el mundo en desarrollo, para revolucionar el mundo desde las bisagras, ha sido largamente archivada, uno debería asumir que su protagonista en el vórtice de Criticado y el icono de la revolución mundial aterrizó en algún lugar de los vertederos de la historia. Y sin embargo, parece ser lo contrario. ¿Debería Che Guevara, para mantenerse a la imagen del "espejo", ser la carretera de la izquierda?

Después de que el Che Guevara había sido olvidado durante casi veinte años en muchos lugares, su imagen apareció a mediados de la década de 1990 con mayor frecuencia en público. Una razón fue sin duda la revuelta de los zapatistas en México, en cuyo carismático vocero y líder militar, el subcomandante Marcos, muchos querían ver a un rehén del Che Guevara. Otra causa fue el movimiento de los críticos de la globalización que se formó a fines de la misma década. En ambos casos, la política central de Guevara, el internacionalismo, fue reelegido. Sin embargo, en todas las formas militantes de manifestación, no se trataba de la revolución, y menos aún de la revolución mundial. Incluso con los radicales, la fórmula mágica ahora era justicia social. Sin embargo, el interés en Che Guevara se ha mantenido y, tomando la ubicua oferta de utensilios del Che a escala, incluso aumentó. Puede verse como una compensación por una socialización capitalista ubicua, que parece ser tan alternativa en todos los déficits cada vez más obvios que incluso una crisis financiera como la de 2008 ya no produce contraconceptos reales. Y, de hecho, el "mito Che" parece ser una pantalla de proyección para los deseos, aspiraciones y esperanzas incumplidos, que, sin embargo, ya no necesitan ser exclusivamente, y quizás ni siquiera, principalmente de naturaleza política.

La continua fascinación del Che Guevara tiene que ver primero con el atractivo sensual de este hombre, que probablemente fue una de las personas más fotografiadas de su tiempo. El famoso retrato de Alberto Korda que muestra a un joven apuesto con cabello rizado hasta los hombros, su mirada audaz en la distancia, su marca registrada, la boina con una estrella roja en la cabeza, tiene un simbolismo casi eróticamente político. Combina de forma única la rebelión y la juventud, la militancia y el anhelo, la determinación y el desapego, la masculinidad y la ternura. Aquellos que se adornan hoy con este ícono pueden dar hasta lo más no convencional con el patetismo de la revolución y señalar a los demás que no quiere subordinarse por completo a las condiciones imperantes, sin tener que enfrentar siquiera al más mínimo de la sociedad. Este estilo radical ha sido utilizado por estrellas del pop como Robbie Williams, modelos como Giselle Bundchen e ídolos deportivos como Diego Maradona, y para la frustración de los izquierdistas neonazis militantes, los llamados nacionalistas autónomos que quieren capturar el odio de Guevara contra el poder mundial.

El continuo interés en las biografías del Che, los diarios de viaje de Guevara y las películas sobre él, sin embargo, son otra conjetura más, que no se agota en su atractivo exterior. Pensando en la revuelta estudiantil, la recepción del Che Guevara, además de una radicalización política también significó que la vida cotidiana se intensificó. Aquellos que, de acuerdo con la máxima de Guevara "No hay vida más allá de la revolución", dedicaron todo su tiempo y energía a una cosa, no enfrentaron la cuestión del significado de la vida en esta apasionada devoción. Tal fijación es ciertamente anacrónica en tiempos de excesiva elección individual, mayor flexibilidad y movilidad. Pero es por eso que, para aquellos que no quieren contentarse con eso, la vida del Che Guevara -no tanto sus ideas políticas- puede usarse como una pantalla de proyección.

Esto abre la vista de un montón de motivos almacenados similares, que constantemente alimentan el "mito Che" incluso en tiempos en que no hay revoluciones. Por lo tanto, con el colapso de los estados socialistas reales y el fin asociado de la "guerra civil mundial", las condiciones globales se han vuelto cada vez más confusas. Aquellos que no quieren comprometerse ciegamente con la política a lo largo del "eje del mal" han encontrado cada vez más difícil distinguir entre el bien y el mal. Tanto las experiencias de las últimas décadas como el papel ambivalente de la capacidad de previsión incrementada han contribuido a esto. Hoy, cada vez es más posible prever las consecuencias negativas de una política de las mejores intenciones, sin establecer los estándares para la acción correcta, un dilema que acaba de provocar la muerte de la política de ayuda de la "política de desarrollo". En contraste, el cielo político de ideas de Guevara se presenta como una reliquia de otro tiempo y ofrece en su defensa radical a los oprimidos y privados de sus derechos a todos aquellos que buscan escapar de la necesidad de la conciencia. Cualquiera que se refiera a él en este sentido puede imaginarse a sí mismo en el lado moralmente correcto de la historia, incluso después de la caída del "socialismo científico", que siempre lo había reclamado por sí mismo. Las formas desafiantes de contracción pudieron observarse hace más de una década, cuando algunos jóvenes comunistas en Berlín intentaron perturbar la presentación del "Libro negro del comunismo" cantando a coro: "No sospecharán, somos los buenos".

Esto puede describirse como incorruptibilidad o como una enajenación tonta, como un Donquichotterie, y sería con este último en relación con la autoimagen del revolucionario cubano no tan equivocado. El propio Che Guevara se refirió a Don Quijote en su carta de despedida a sus padres antes de aventurarse nuevamente en la jungla en 1965. Sin embargo, esto no fue -como creían los críticos- la admisión de su estrafalaria política, con la ayuda de casi ningún enfoque guerrillero para impulsar la revolución, sino el compromiso de no dejar ir un idealismo radical y especialmente en un mundo cada vez más alienado. Una extrañeza mundial, sin duda. Pero uno que los devotos de Guevara eliminaron del contexto de ingenuidad política y celebraron como resistencia, resiste una forma de socialización en la que todo parece degradado a mercancía, donde cada actividad, en cualquier esfera de la vida, se discute en términos económicos y juzgada por criterios económicos es. Cualquiera que se niegue a aceptar el pragmatismo político que, mientras tanto, se ha convertido en una alternativa y no ve más que irrazonables desordenados en la realpolitik, encontrará en el Don Quijote de Guevara un título de honor, incluso alejado de todas las intenciones revolucionarias. Porque parece en este idealismo no mundano que, si una vida verdadera en el error es imposible, hay algo que trasciende el materialismo económico sin recurrir a la religión.

Ciertamente hubo una interpretación religiosa de la obra de Guevara, que surgió poco después de su muerte y al menos desde que la canción de Wolf Biermann del "Comandante Che Guevara" se ha vuelto familiar: Che Guevara como "Cristo con la pistola". Ya durante su vida, Guevara había sido considerado por muchos como una persona extraordinaria, incluso adorado como santo por algunos debido a su actitud ascética y estrictamente igualitaria, su fanatismo de justicia, su desprecio por el dinero y la muerte. La forma de su muerte aumentó esta adoración una vez más y convirtió a Guevara en un nuevo Cristo. En su "Mensaje a los pueblos del mundo" escrito unos meses antes en la jungla boliviana, Guevara había llegado a su fin, había evitado deliberadamente, pero había dado la bienvenida a la muerte, si él, como Guevara, la "salvación de la humanidad" de opresión y explotación. Esta presuntuosa interpretación de su autosacrificio no dejó de tener su efecto y fue agua en los molinos de aquellos que querían ver en él un nuevo Cristo.

Pero esta imagen fue incorrecta desde el principio en un punto central. Jesucristo se negó con la palabra de que su reino no era de este mundo, para hacer cumplir la ley de Dios por la fuerza. Pero fue precisamente esta aparente discrepancia, que amenazaba colapsar toda la analogía con Cristo, lo que hizo que el Che Guevara fuera más atractivo. Después de que la pureza de la persona del Che Guevara y sus motivos habían sido sugeridos por medio de la imagen de Cristo, la violencia que propagaba ahora podía aparecer como puro, es decir, poder absoluto y divino, que era sobre todo legitimidad de legitimidad. El término "Cristo armado" ya no era una contradicción en sí mismo, si Che Guevara estaba atestiguado como pureza Guerillero. Para sus "discípulos" esto significaba que quienquiera que ejercía la violencia en su nombre estaba directamente del lado de la justicia, él mismo era un hombre justo.

Que esta no es una mera figura de pensamiento, podría convencer a millones de alemanes en el otoño de 2008 con motivo de la emisión de la película de televisión "Mogadishu": los secuestradores secuestrados en septiembre de 1977. La máquina de Lufthansa llevaba todas las camisetas de Che Guevara, no había grillos el director, como demostraron las imágenes originales grabadas, con las cuales sucedieron audazmente a la sucesión de Guevara y reclamaron sus puntos de vista sobre sus acciones: la violencia, por terrible que parezca, es legítima si no tiene una ventaja personal, pero lo revolucionario. De acuerdo con esto, el líder de los terroristas se llamó a sí mismo "Capitán Mártir Mahmud" y por lo tanto señaló la disposición para el autosacrificio en nombre de la humanidad. También en este caso: después de que el ideal de la revolución, que encarnaba al Che Guevara, se desvaneció y ahora se sospecha de violencia incluso en la guerra, aún puede servir como pantalla de proyección para la necesidad de ajustar las acciones a una perspectiva que está más allá de toda sospecha. es sublime para servir a cualquier "interés propio bien intencionado".

Esta guía ahora ampliamente utilizada de acción individual y colectiva se aplica a los adoradores del Che Guevara como el egoísmo y el nacionalismo moderadamente ocultos, como un evento plenario general que se ha apoderado de todas las clases sociales, desde el boni banker hasta los potentados corruptos hasta la gente común, el En las primeras horas de la mañana, las piernas están en el estómago para negociar la apertura de una nueva megatienda. Con este diagnóstico, la solidaridad ya no es suficiente, porque en la búsqueda de motivos puros como agua bendita solo ayuda la perspectiva de la humanidad, que Che Guevara -especialmente en su voluntad política- reivindicó para sí mismo.

Si uno busca otros motivos para la fascinación del Che Guevara, entonces, finalmente, el famoso juicio del filósofo francés Jean-Paul Sartre para mencionar, para quien Guevara no era solo un intelectual, sino el "hombre más perfecto de nuestro tiempo". Esto no se refería ni a la antropología ni a la pedagogía, pero la palabra de perfección se refería al acuerdo del pensamiento y la actuación del Che Guevara. Pero el pathos de la unidad de teoría y práctica admirado por Sartre no emanó de él, pero la unidad solo podría ser perfecta si la práctica fuera tan libre y, sobre todo, tan radical como el pensamiento del intelectual. Con la idealización del radicalismo, Sartre podría estar seguro de seguir los pasos de Guevara. Para esta moderación era un término del lenguaje de los maestros coloniales. De moderación en sus ojos solo hablaban aquellos que planeaban una traición.

Debe reconocerse que Che Guevara tuvo mucho éxito en mantener esta máxima desde la época de los guerrilleros cubanos. Qué consecuencias políticas podía tener en la práctica la transferencia de la teoría radical, él sabía, o al menos sospechaba, y estaba dispuesto a pagar personalmente el precio. Sin embargo, no dudó en dar crédito a otros por estos costos, por ejemplo, cuando se considera su actitud en la crisis de Cuba, cuando también aceptó el uso de armas nucleares para hacer valer sus ideas políticas. El pathos del radicalismo que una vez dominó la generación del 68 ha desaparecido en gran medida, pero el valor que lo sostuvo se ha mantenido: el ideal de la concurrencia de pensamiento y acción que aquellos que aspiran pueden encontrar en la biografía de Guevara. Sin embargo, hoy los efectos colaterales no intencionales del reclamo radical "todo lo privado es político" pueden ser admirados en las transmisiones de la tarde, donde en nombre de lo auténtico, el límite entre lo privado y lo público se derriba regularmente en desvergüenza consciente.

 

¿El desencanto?

Si busca las razones por las cuales el Che Guevara todavía tiene un efecto fascinante en muchas personas hoy en día, puede afirmarse que los anhelos de intensidad, justicia, idealismo, pureza o identidad discutidos aquí -puede haber otros motivos para discutir- pueden sobrevivir y encuentra el excelente apoyo de Che Guevara. Que idealicen así a su persona, radica en la naturaleza de las cosas, porque son precisamente esas proyecciones las que continúan cultivando el "mito Che" de una manera específica. Mientras estos deseos y esperanzas estén presentes, cualquier intento de los Che-adoradores de apelar al "auténtico" radical Che Guevara por sus actuales formas de contracción y comercialización será tan infructuoso como cualquier intento de los críticos de Guevara de hacerlo Referencia al "empírico" Che Guevara para desencantar el "mito Che". Esto es para mencionar solo dos ejemplos, tanto para el intento de la hija de Che, Aleida, de proteger el retrato de su padre por medios legales de uso comercial, como para el reciente intento de la organización estudiantil afiliada a CDU, RCDS. Enumerar el lado oscuro de Guevara en la campaña "¡Ciao, Guevara! Mira la verdad en la cara" y así abordar el mito del Che.

¿Qué pasa con las ventajas que se mencionaron al principio y que se pueden lograr con el guerrillero heroico ? El carácter de Che Guevara se caracteriza principalmente por términos como intransigencia, modestia e incorruptibilidad, todos topoi del campo del ascetismo. Especialmente en el desinterés radical de Guevara (donde la muerte fue solo el final), está el fracaso trágico y político del Che Guevara. Así, para la mayoría de sus contemporáneos, y aún más para los posteriores, se ha alejado a una distancia que les permite admirar a Guevara sin seguirlo.

Es el autosacrificio en nombre de la revolución lo que constituye el núcleo del "mito Che" y genera tanto culto como inacción. "Che" se ha convertido en un signo distintivo que demuestra una inadaptación radical. Y esa es una ganancia ideal que puede obtenerse sin vacilación, porque puede estar seguro de que nadie espera ninguna consecuencia política.

 

notas al pie

[1]  Ver abajo: Stephan Lahrem, Che Guevara: Vida - Trabajo - Efecto, Frankfurt / M. De 2010.

* Stephan Lahrem

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