NORTEAMERICANOS ASESINADOS POR LA DICTADURA: TRAS LA HUELLA DE HORMAN Y TERUGGI

18.01.2018 22:58

El periodista John Dinges investiga pistas que permitan esclarecer la participación de funcionarios norteamericanos en los asesinatos de Charles Horman y Frank Teruggi, jóvenes estadounidenses simpatizantes del gobierno del presidente Salvador Allende que fueron detenidos y ultimados en septiembre de 1973.

John Dinges, autor del libro Operación Cóndor (Ediciones B, 2004) y de otras obras sobre las dictaduras militares en América Latina, estuvo recientemente en Chile. Durante varios días revisó en la Corte de Apelaciones de Santiago el expediente del proceso que instruyó el ministro Jorge Zepeda Arancibia.

El magistrado concluyó que funcionarios de la embajada norteamericana -probablemente de la CIA y el FBI- aprobaron que Teruggi y Horman fueran asesinados por oficiales del ejército golpista.

John Dinges vino por primera vez a nuestro país durante la Unidad Popular, interesado en conocer la experiencia de la revolución en democracia que tenía lugar en Chile. Muchos otros norteamericanos compartían ese mismo interés y algunos, como Teruggi y Horman, apoyaban activamente ese proceso.

Dinges se vinculó a Chile y se casó con una chilena. Fue corresponsal de Time, Washigton Post y Global Post. Participó en la fundación de medios de prensa en Chile: la revista Apsi y el Centro de Investigación Periodística (Ciper). En 1992 recibió el Premio María Moors Cabot por sus documentadas investigaciones sobre violaciones de los derechos humanos por las dictaduras militares en América Latina.

La siguiente es una entrevista de Punto Final, a larga distancia, con John Dinges sobre su actual investigación. ¿Qué investigación lo trajo recientemente a Chile?

“Desde hace muchos años me ha interesado el caso de las ejecuciones extrajudiciales de dos compatriotas míos, días después del golpe militar. Ellos son Frank Teruggi y Charles Horman -sobre el último se hizo una película famosa, Missing, de Costa-Gavras-. Quise incluir su historia en mi libro Operación Cóndor, pero realmente el caso no tenía nada que ver con Cóndor -como oportunamente me convenció mi editor-.

El caso volvió a las noticias en 2015 y 2016, con la decisión de la Corte Suprema de Chile condenando al brigadier Pedro Espinoza por homicidio y confirmando la autoría de militares chilenos en esos asesinatos. El juez también vinculó la participación de oficiales norteamericanos -una teoría del caso originalmente presentada en la película de Costa Gavras como acusación lanzada por el padre de Horman, en el contexto de su duelo e ira dirigida por la abierta complicidad de la embajada norteamericana con el golpe militar-.

Decidí retomar el proyecto de escribir la historia del caso. Mi pregunta era y es: qué pruebas desenterró la investigación del juez Jorge Zepeda para fundamentar una conclusión tan espectacular -que oficiales del gobierno de EE.UU. hubiesen dado visto bueno para ejecutar a dos ciudadanos norteamericanos-. Quise ver las evidencias con mis ojos, y finalmente, estando cerrado el sumario del caso -que se llama ‘Estadio Nacional 8182-98’- el juez me informó que podía tener acceso. Por eso vine a Chile, para revisar, leer y escanear los documentos más relevantes de los 17 tomos del expediente del caso”.

TERUGGI Y HORMAN EN CHILE

¿Quiénes eran Charles Horman y Frank Teruggi? ¿Qué hacían en Chile? “Horman era escritor freelance y cineasta, con una trayectoria respetable de proyectos documentales en la televisión pública de EE.UU. Estaba trabajando en varios proyectos en Chile, entre ellos una obra con el cineasta Pablo de la Barra. Teruggi por su parte estudiaba en la Facultad de Economía de la Universidad de Chile -y asistía a clases también en el Campus Oriente de la Universidad Católica, que fue el contexto en que yo lo conocí-. Horman y Teruggi formaban parte de un grupo que publicaba un boletín con noticias del movimiento progresista en EE.UU., llamado Fuente de Información Norteamericana (FIN).

Como muchísimos extranjeros residentes en Chile, simpatizaron con el proceso revolucionario que vivía el país. Yo también había viajado a Chile para conocer el proceso, y me inspiré mucho con la idea de la revolución por la vía democrática. De los muchos con ideas de Izquierda que vivíamos esta experiencia y de las dos docenas de norteamericanos detenidos en los días después del golpe, solo Horman y Teruggi murieron. ¿Por qué?”.

¿Tal vez se hicieron militantes de partidos que apoyaban al gobierno del presidente Allende? “Estas son precisamente las preguntas que estoy investigando. Tengo algunas pistas que indicarían una participación como simpatizantes o bien militantes del MIR o del PS. Qué actividades específicas hacían, no estoy seguro, pero probablemente existía algún apoyo a los Cordones Industriales en el periodo cercano al golpe militar. Estoy pidiendo que chilenos que hayan conocido a Horman y/o Teruggi en ese contexto que se pongan en contacto conmigo (correo jcdinges@gmail.com, y WhatsApp +12022228476)”.

¿Qué participación tuvieron agentes del gobierno norteamericano en la muerte de Horman y Teruggi? “Estados Unidos tuvo un papel nefasto en preparar el camino para el golpe militar en Chile y después al apoyar incondicionalmente al régimen militar, aún sabiendo de las atrocidades que estaban cometiendo los militares. En cuanto a Horman y Teruggi, algunos de la embajada hicieron esfuerzos para averiguar entre sus contactos militares chilenos qué había pasado. Otros trataron con arrogancia y desaire a la familia -incluso reteniendo información relevante del destino de Horman, quien se encontraba desaparecido hacía más de un mes-.

Hay muchos que se convencieron con la teoría de la película de Costa Gavras de que Horman murió porque ‘sabía demasiado’ sobre la supuesta participación de militares estadounidenses en el golpe. Todo eso es tema de mi investigación. Se ha producido mucho en las informes de prensa sobre las conclusiones de la sentencia del juez Zepeda: mi tarea es buscar las pruebas y evidencias -ya sean entrevistas o documentos- para verificar con los métodos del periodismo de investigación si se trata de hechos confirmados o de simples presunciones. Hasta el momento tengo que reconocer que no he encontrado pruebas que vayan más allá de presunciones. Sigo buscando”.

Usted es buen conocedor de la realidad chilena, ¿qué impresión se llevó esta vez de nuestra realidad?

“Mi impresión, estando aquí durante la campaña electoral, es que el pacto social y la alianza centroizquierda que han marcado el éxito de Chile en la posdictadura, ya no funcionan. El sistema institucional sigue en pie -el Parlamento, los tribunales, el gobierno de turno-. Pero ha dejado de existir un proyecto político para el futuro. El abstencionismo se ha convertido en una postura política y ideológica. Creo que las divisiones en la Izquierda, en combinación con la promoción del abstencionismo, están creando las condiciones para tal vez una década de gobiernos de derecha neoliberal”.

Usted que ha ejercido el periodismo y participado en la creación de medios de prensa en Chile, ¿qué opinión le merece su realidad actual?

“En Chile el sistema de medios de prensa está entre los más concentrados económica e ideológicamente de toda América Latina. Incluso una iniciativa como Ciper -del que fui cofundador- ha quedado como producto de nicho, sin poder afianzarse como medio independiente de impacto popular. Solo en el campo de la radio se puede encontrar diversidad, independencia y un nivel de calidad periodística que me despierta cierto optimismo”.

Por último, ¿cuál es su opinión sobre el gobierno de Donald Trump y de su política -si existe- hacia América Latina?

“Es difícil hablar con calma sobre Donald Trump. En tres palabras: narcisista, mentiroso, peligroso. Aprovechó el abandono del Partido Demócrata de sus raíces en la clase trabajadora, permitiendo a Trump presentarse como campeón populista, defensor de las masas que han quedado atrás en el modelo globalizado de la economía. Habla bien de Putin, del movimiento de Dominación Blanca (White Supremacy) y de los gobiernos autoritarios de derecha en el mundo. Ataca la prensa y las instituciones que no controla -como los tribunales, FBI, la ONU, la alianza con la Unión Europea-. Desmantela el sistema de salud, mientras revoluciona el sistema de impuestos. Ha reducido las tasas que deben pagar las grandes corporaciones e individuos con ingresos altos de tal manera que el uno por ciento de las personas más ricas reciben el 83% del beneficio. Es la mayor transferencia de riqueza en la historia de la posguerra.

La política de Ronald Reagan sería socialista en comparación…

El peligro es real. La ‘buena noticia’ es que Trump no tiene política hacia América Latina. Ni siquiera han nombrado al subsecretario para América Latina en el Departamento de Estado. Trump ataca a México, Cuba y Venezuela, pero por distintas razones y sin una política coherente. Aparentemente Chile no está en su radar -¡por suerte!-”.

PEDRO FERNANDEZ

Publicado en “Punto Final”, edición Nº 892, 12 de enero 2018.