El Comité Exterior del GAP

  El Comité Exterior del GAP

¿Quiénes somos? ¿Cómo aportamos? ¿Qué hacemos?

 

Un saludo fraternal para las tres organizaciones del GAP en Chile.

Saludamos a todos los camaradas sobrevivientes del Golpe Militar y a sus familiares.

Camaradas después de hacer una reflexion y analizar nuestras responsabilidades con la gran tarea y herencia que nos dejó el Compañero Presidente Salvador Allende Gossens, a modo de reflexión les presentamos la siguiente propuesta de acción programatica:

Por un Chile donde la justicia social y la igualdad sean realidad y la economía esté centrada en el ser humano, sea solidaria y sustentable.

Es necesario ofrecer una alternativa real para acabar con el sistema capitalista, el modelo neoliberal y cualquier otra forma que pueda asumir la sociedad capitalista.

El proyecto de sociedad que defendemos es el Socialismo, que significa alcanzar la libertad, una plena democracia, la justicia y una vida digna, lo que solo podrá ser construido con la unidad y la lucha de nuestro pueblo y de los jóvenes. Esto significa implementar una política económica y social inspirada en los valores de la justicia social y centrada en el ser humano, en su desarrollo integral, tanto en sus condiciones de trabajador como de consumidor.

Aspirar a una efectiva justicia y solidaridad en la vida económica y social. El trabajo de cada cual y la solidaridad de todos deben regular el acceso de cada chileno a los consumos básicos que determinan la calidad de vida: alimentación, salud, educación, vivienda, cultura y recreación.

La igualdad también debe existir entre hombres y mujeres: en el trabajo, en los derechos establecidos por la ley, en las posibilidades de desarrollo personal y profesional, en las responsabilidades de vida familiar y social, en las normas culturales y morales con que se juzgan las conductas de ambos sexos.

A recuperar los valores básicos de la solidaridad entre las personas.

La educación y la salud de calidad deben ser garantizadas a toda la gente como un derecho, independientemente de sus ingresos, y en tal sentido valoramos los esfuerzos del gobierno de Michelle Bachelet en tal sentido.

Especial esfuerzo debe hacerse en la superación de los problemas que afectan a grupos más desválidos o discriminados: la infancia y la juventud pobres, los exonerados políticos, las personas de la tercera edad y los pueblos originarios.

Los derechos de estos grupos deben ser promovidos y protegidos por leyes especiales. que la sociedad democráticamente organizada ejerza el control sobre las riquezas básicas, industrias y servicios de carácter estratégico para el desarrollo económico. De la misma manera se debe regular todo el sistema socioeconómico, adecuando las relaciones entre mercado y planificación, así como las diversas formas de la propiedad.

El Estado debe ser profundamente transformado para que sea funcional a estos propósitos.

Propiciar un desarrollo que sea armónico con la naturaleza, que no deteriore la tierra, el agua, el aire y los recursos naturales. Por el contrario, la nueva economía que promueva y expanda la energía creadora de todos los que trabajan, deber ser sustentable: permitir el desarrollo presente y asegurar el futuro.

Por un Chile con democracia efectiva y participación real.

Debemos Aspirar a un Chile donde florezcan las libertades y donde el respeto a los Derechos Humanos sea el más irrestricto.

Debemos garantizar, en primer lugar, el derecho a la vida en todo el planeta, lo que implica el rechazo más categórico a la tortura y la supresión de la pena de muerte, vigentes en muchos Estados.

En el nuevo Chile que propiciamos deben estar garantizados el derecho a la educación y a la cultura, los derechos de expresión, culto, circulación, prensa, organización, petición, huelga, investigación científica, creación artística, intelectual y cultural.

Terminar de raíz con todas las limitantes y cortapisas en el ejercicio de la democracia dejadas por la dictadura civico-militar: tales como las leyes de amarre y Constitución pinochetista, invariabilidad del gasto en Defensa, Consejo de Seguridad Nacional.

Por un sistema electoral proporcional, en el que las minorías tengan posibilidades reales de representación en los planos local, regional y nacional. Implementar un sistema refrendario de consulta a la población respecto de los grandes temas de sociedad, cada vez que un grupo importante de ciudadanos sea capaz de concitar una iniciativa de este tipo.

Somos partidarios de la existencia de normas legales que obliguen a los titulares de cargos de representación popular a dar cuentas periódicas de su gestión, pudiendo ser revocados en cualquier momento.

Queremos que la democracia invada todos los ámbitos de la vida nacional: el derecho a voto y a afiliación política debe hacerse extensivo a los suboficiales y clases de la FF.AA. y de orden.

Para que la democracia sea real y efectiva, no puede limitarse a los cuerpos del Estado. La democracia que propiciamos la concebimos como una forma de vida en todos los estamentos de la sociedad: en las empresas, en los centros de enseñanza, en los campos, barrios y comunas, en las organizaciones sociales.

La democracia debe ser sinónimo de protagonismo popular, de existencia de un poder de base autónomo, lo que necesariamente lleva aparejado un proceso de descentralización política que permita una autonomía y un poder real a las regiones y comunas y a las organizaciones populares.

En suma, no sólo debemos aspirar a la “participación”, sino al ejercicio del poder por el pueblo en cada uno de los organismos del cuerpo social.

Por un país con un sistema político sin tutelaje militar. Esto significa FF.AA. y de Orden sujetas al poder civil, con mandos subordinados al Poder Ejecutivo democrático, integradas a las tareas de desarrollo económico-social y profundamente respetuosas de la población y de los Derechos Humanos.

Para concretar estas aspiraciones democráticas, debemos impulsar la convocatoria a una Asamblea Constituyente, genuina expresión de la soberanía popular, la que debe sentar las bases de una nueva institucionalidad.

Por un Chile en el que imperen plenamente la verdad y la justicia.

Para que impere la justicia es imprescindible que todos los autores y cómplices en violaciones a los Derechos Humanos, sean estos civiles o militares, de tantos crímenes (asesinatos, torturas, desapariciones forzadas) cometidos bajo el amparo de la dictadura, sean juzgados y castigados, cualquiera sea su rango, función o jerarquía.

Nos indigna la impunidad de hecho que se ha tendido sobre estos delitos aprovechando la ley de amnistía de 1978. Esa ley debe ser definitivamente anulada.

Es necesario que el aparato judicial sea profundamente reformado y depurado de aquellos funcionarios que con su complicidad facilitaron las violaciones a los Derechos Humanos y se negaron a hacer justicia.

Para que reine la justicia es necesario terminar con la impunidad que los tribunales militares brindan a los miembros de las FF.AA. y de Orden, creando una casta de individuos privilegiados. En definitiva, es preciso sustituir el carácter profundamente clasista reaccionario de la justicia que es dura con el pobre y comprensiva con el poderoso. Por una justicia igual para todos.

Por un Chile donde se valoren y respeten todas las expresiones sociales y culturales de sus habitantes.

Por un país tolerante de las ideas y comportamientos: en lo social, moral y religioso, en lo generacional y en lo sexual, en lo intelectual y artístico. Aspiramos a una sociedad abierta, dinámica, que valore y potencie la diversidad cultural que contiene.

Luchamos por una sociedad efectivamente laica y pluralista, en que el amor, la sexualidad, el SIDA, el aborto, la homosexualidad no sean los tabúes de una sociedad pacata. En especial, luchar por la restauración de los derechos conculcados a los pueblos originarios: su derecho a la tierra, a la autonomía, a conservar sus culturas y tradiciones.

La conquista de nuestro continente constituyó una empresa de saqueo, genocidio y aplastamiento cultural de los pueblos que vivían en esta tierra, su tierra.

Por un Chile independiente y soberano, solidario con los pueblos del mundo entero.

En un mundo en que la bipolaridad representada por los dos bloques ha desaparecido, el alineamiento de Chile tiene ahora menos justificación que nunca. Luchemos por sacar a nuestro país del área de influencia económica, política y militar de los Estados Unidos.

Chile junto a todos los países de América Latina deben dejar de ser parte del dispositivo de seguridad militar de la potencia del Norte que hoy sitúa a todo aquél que no lo apoya en enemigo y terrorista.

La política exterior de Chile debe caracterizarse además, por su decidido aporte a la desmilitarización, a la desnuclearización y a la supresión de la carrera armamentista.

Impulsar la solidaridad con los pueblos que luchan por su libertad, su autonomía e independencia.

Nuestro país debe estar del lado de los oprimidos en cualquier lugar del mundo y de los que luchan contra la explotación, la opresión o la dominación extranjera.

Saludan fraternalmente

 

Miguel Farías (sobreviviente de Tomas Moro)

Pedro Céspedes (sobreviviente de Tomas Moro)

Manuel Céspedes (sobreviviente de Tomas Moro)

Hugo Umaña (militante del PS y amigo nuestro)

 

Estocolmo, 1 de septiembre del 2015